Un experto analiza el saludo "dominante" de la reina Letizia a Melania Trump: "No es nada habitual"
El experto en lenguaje gestual Julio García Gómez descifra las claves ocultas del funeral del papa Francisco
El saludo entre Melania Trump y la reina Letizia, uno de los momentos con más información no verbal
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Si hay un aspecto que sobresale sobro todos los demás en el funeral celebrado por el fallecimiento del papa Francisco es, sin lugar a dudas, el encuentro de Melania Trump con la reina Letizia. Un cara a cara que marca una posición de dominio de la situación de nuestra reina sobre la primera dama de Estudios Unidos.
El ojo del análisis de gestualidad ha captado cómo a la llegada de los mandatarios y en la misma posición de fila se estrecha la mano de ambas con afecto y media sonrisa por parte de Letizia y más abierta en el caso de la esposa de Donald Trump.
Llama la atención algo muy significativo en Letizia, y es que le estrecha la mano con su derecha y posteriormente con la mano izquierda acoge con energía la de la primera dama. Este gesto, en apariencia sin importancia, nos está dando claves que están fuera del protocolo establecido que demuestran que nuestra reina está en una posición dominante en esta situación. Ella conoce a fondo las claves de comportamiento del Vaticano.
No es nada habitual este tipo de saludo, y menos entre mujeres, en que una a otra sujete la mano desde abajo a arriba a la otra. Este ademán también nos muestra una comunicación directa, cercana y digna de confianza, pero a la vez es señal de que hay un control de la situación superior de la persona que sujeta a la otra. Si el gesto va acompañado de una sonrisa, como es el caso, hay confianza y amistad en el escenario en que se desarrolla el saludo.
Por el contrario, el encuentro entre Donald Trump y Felipe VI, antes de tomar asiento para seguir la ceremonia, está cargado de simbolismo político, ya que desde la distancia uno y otro cruzan las miradas con frialdad en el caso de Trump, y el rey tiene que alargar la mano sobre los demás invitados para alcanzar la mano dell presidente de Estados Unidos. A continuación, el saludo de Leticia a Trump nos muestra más cercanía por la mirada sonriente de ella con la recepción de mirada en esa misma situación gestual de Trump.
Mantilla en la cabeza de Melania y sin peineta para Letizia
Llama la atención que Melania aparezca con la cabeza cubierta por una mantilla corta negra española de encaje mientras que nuestra reina, vestida sobriamente de negro con mantilla, no lleve la clásica peineta, a pesar de que las reinas españolas suelen hacerlo así en estas ocasiones y son las únicas autorizadas para vestir de blanco en los encuentros con el Sumo Pontífice.
El secreto está en que Letizia ha querido dar todo el protagonismo a la sublime ceremonia, en la que expresamente el papa manifestó que deseaba que fuera lo más sencilla posible, con el menor boato posible. Y es por eso que nuestra reina no ha querido sobrecargar su imagen con una prenda como la peineta que podría llamar excesivamente la atención. Ha sido un toque de respeto y prudencia.
El uso de gafas de sol
En cuanto a las miradas, destaca especialmente que los ojos de nuestros monarcas estén protegidos por gafas oscuras de sol, mientras que la mayoría de asistentes tienen sus ojos al descubierto. Sobre este asunto de las gafas de sol y el protocolo hay teorías. Puede crear una distancia entre los asistentes y los presentes, además de la dificultad captar lo emocional de las personas a través objetivo de las cámaras que perpetúa los instantes y no dejan ver sus miradas. Las gafas no rompen el protocolo, ya que este no da normas sino recomendaciones. De hecho, en muchas ocasiones se las han quitado porque es convención universal que cuando alguien saluda se vean los ojos de la otra persona.
Las normas de relación protocolaria marcan que, quitarse las gafas de sol al saludar o presentarse a alguien, ayuda a establecer una comunicación más personal, directa y respetuosa entre las personas. Si hay una razón médica para ello, se disculpa expresamente que las personas de rango puedan llevarlas puestas todo el tiempo, excepto en interiores.
Si hay un aspecto que destaca entre los asistentes a toda la ceremonia es la sobriedad de nuestros monarcas que sobresale sobre el resto. La elegancia de ambos, el luto riguroso y el gesto comedido, que hasta se manifiesta en el modo de andar cuando han llegado al Vaticano, nos ha ofrecido muestra de su rendido homenaje y respeto al papa Francisco.
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