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Romántica, cálida y acogedora: la casa de Máximo Huerta en Buñol

Máximo Huerta. EP
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Máximo Huerta, colaborador de ‘El Programa de Ana Rosa’, dejó Madrid para mudarse a Buñol a cuidar de su madre. El valenciano volvió el pueblo que le vio crecer y aunque no todos los recuerdos de su infancia fueron felices, lo cierto es que se ha hecho un hueco en el pueblo y se ha adaptado a la perfección a la vida tranquila de Buñol, el lugar donde ha cumplido el sueño de abrir su librería y donde se ha inspirado para escribir sus últimos libros. Aunque ahora pasará más tiempo en la capital, su casa del pueblo es todo un remanso de paz. 

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Rodeado de naturaleza y con la paz que solo aportan los pueblos, el escritor se refugia en una casa rústica con paredes de piedra, chimenea, ventanas con vistas de impresión y rincones vintage, donde destaca una decoración minimalista pero acogedora. 

De ambiente rústico, paredes de piedra y suelos de baldosa en el interior, desde el porche tiene vistas directas sobre la sierra valenciana. El porche cuenta con algunas plantas y con salida directa al jardín. Aunque el periodista disfruta de su casa de pueblo al máximo, la verdadera estrella de la casa es su perrita Doña Leo, dueña y señora del sofá.

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Porche con vistas

Máximo Huerta se marchó de Madrid allá por 2023. “Hoy pongo un punto y aparte en este libro que es la vida. Hago mudanza definitiva a Buñol y dejo que otros habiten allí donde tanto hubo: esta casa de Madrid”, aseguraba en redes sociales. Desde entonces vive en Buñol, el pueblo que le vio crecer y donde ha abierto la “Librería de Doña Leo”.

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Dejó el centro de Madrid para establecerse en una casa rústica, de pueblo con unas vistas impresionantes de la sierra valenciana. Desde el porche de su casa con salida directa el jardín, comenzaba el año nuevo. 

La vivienda tiene un porche con salida directa al jardín en el que el periodista tienen varias plantas, y además puede disfrutar de momentos de descanso al aire libre. El escritor se ha adaptado rápidamente a la tranquila vida en los pueblos. 

Rústica y romántica

Aunque la vivienda no tiene grandes dimensiones es de lo más rústica, romántica y minimalista, pues cuenta con la decoración justa y necesaria para que se pueda disfrutar de la esencia clásica de las casas de pueblo. El recibidor de la casa destaca por sus paredes de piedra, un perchero y un banco de madera tapizado en tonos azul donde el escritor recoger la paz que le aporta su hogar. “Y sin darte cuenta, una paz invade tu cuerpo”, asegura el escritor. 

El salón es uno de los lugares preferidos, no solo por Máximo Huerta, también por su perrita Doña Leo. Suelo de baldosas, ventanales por donde entra gran cantidad de luz natural y la chimenea son la seña de identidad de la estancia donde los muebles son de madera y el sofá es de tonos neutros. 

Sillas de paja, muebles bajos y una mesa de centro repleta de libros completan esta estancia que en verano se vuelve de los más calurosa y tiene que tirar de ventilador de pie. 

Una casa llena de rincones, donde no faltan los libros, los azulejos en algunas paredes y hasta una puerta de Ratoncito Pérez. Una casa que junto a su perra y su madre ha convertido en todo un hogar.