Hijos de famosos

Promesa de la Fórmula 1, familiar y amante de la música: así es Javier Sagrera, hijo de Mónica Pont

Javier Sagrera
Javier Sagrera a su llegada al aeropuerto. EP
  • Javier Sagrera, hijo de Mónica Pont, compite en Fórmula 3 y sueña con llegar a la Fórmula 1

  • El joven piloto no puede vivir sin música, algo que le ayuda a controlar su estado de ánimo

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La vida de Mónica Pont, colaboradora de ‘TardeAR’, cambió por completo el 12 de enero del 2004, fecha en la que nació su hijo Javier Sagrera. Fruto de la relación de la actriz con el empresario, el joven siempre tuvo claro que su futuro estaba ligado a los coches y a la velocidad. Hoy en día, a sus 21 años acaba de ganar el campeonato europeo de F3 y ha fichado por un equipo alemán que pertenece a Mercedes-Benz y tiene muy claro que su objetivo es la Fórmula 1. 

El joven piloto catalán lleva desde los 9 años compitiendo, primero en karts y luego con coches. Siempre ha encontrado la su familia un gran apoyo, y aunque les prometió a sus padres que volvería a los estudios en caso de no triunfar, lo cierto es que de momento siempre que se sube a un coche es para ganar. 

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El hijo de Mónica Pont no puede vivir sin música, siempre está con los cascos puestos, y aunque tiene sus preferencias, siempre depende de su estado de ánimo. Otro de sus grandes placeres es la comida, no obstante, su alimentación es muy cuidada y mantener una dieta alejada de las tentaciones es lo que más le cuesta de su trabajo.

Desde pequeño pensando en los coches

Al joven siempre le han gustado los coches y la velocidad. Su padre el empresario Javier Sagrera, le inculcó el gusto por los coches, pues cuando tenía 21 años corría en rallies y su hijo lo vivía con motivación desde la grada. “Hoy quiero aprovechar para decirte lo que siempre he sabido: eres mi mayor inspiración y el mejor ejemplo para seguir”, felicitaba el joven a su padre el pasado 19 de marzo. 

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“Llevo desde los 9 añitos, que empecé con los karts, que era mi pasión y mi sueño, y, después de 11 años dedicándome a esto, puedo decir que cada vez estoy más cerca de mi sueño, que es llegar a la Fórmula 1”, aseguraba el joven en una reciente entrevista en ‘Pronto’. 

Actualmente el joven compite en el Mundial de Fórmula 3, donde ha conquistado ya más de un pódium. Sus padres y su abuela son sus mayores fans. "Cuando me contó lo que quería ser, se me congeló el corazón y me dije: Tienes dos opciones: sufrir el resto de tu vida o disfrutar y apoyarlo”, aseguraba la colaboradora de ‘TardeAR’. A los 16 años, les pidió a sus progenitores que le dejaran dedicarse al 100% al mundo del motor. “Si no me iba bien, les prometí que volvería a los estudios y me sacaría una carrera”, aseguraba el joven que tienen como objetivo llegar a la Fórmula 1. 

Su pasión por la música

Si algo tiene claro Javier Sagrera es que la velocidad y la música no están reñidas, sino todo lo contrario. En la música el piloto ha encontrado un gran aliado, pues, aunque tiene preferencias musicales, la utiliza para motivarse o cambiar su estado de ánimo.

“Pues yo soy un amante de la música. Me la pongo hasta para ducharme, para todo… no sé vivir sin ella. La utilizo mucho. En los circuitos siempre me verás con auriculares o con lo que sea. Y, curiosamente, depende del estado de ánimo en el que esté, porque hay muchas veces que a lo mejor no me siento con ganas o tengo un día más triste, y mi música siempre varía. Entonces, cuando estoy demasiado eufórico, intento ponerme música de piano o que no tenga voz, sin letra, solo para relajarme. Pero hay momentos en los que a lo mejor estoy muy dormido o no suficientemente motivado, y entonces me pongo canciones de rap o de electrónica. Así que sí, la utilizo mucho para cambiar mi estado de ánimo antes de salir”, asegura el joven piloto en ‘Pronto’. 

El joven tiene claro que para correr en pista necesita entrenar fuera de ella tanto el cardio como la fuerza. Va al gimnasio por la mañana y por la tarde y sigue una alimentación estricta, algo que le corta las alas pues le encanta comer y en muchas ocasiones no puede. “además de pasar hambre, que nunca gusta, también te limita mucho en el día a día. Sacrificas cosas como no poder salir a comer con mi familia, porque no puedo comer lo que hay en el restaurante, o no poder hacer planes con amigos. Si salimos a comer o a cenar, pues no puedo. Así que te diría que eso, dentro de la parte del entrenamiento, es lo que más me limita” confirma el piloto.