Primeras palabras de la Casa Real noruega tras la acusación de Marius, hijo de Mette-Marit, de cuatro violaciones
El hijo de la princesa Mette-Marit, esposa del príncipe heredero Haakon, ha sido acusado por la Fiscalía noruega de 32 delitos
Marius Borg, el hijo de la princesa Mette-Marit de Noruega, imputado por cuatro violaciones y otros 28 delitos
Gran polémica que sacude a la Casa Real de Noruega. Este lunes 18 de agosto, Marius Borg Høiby, hijo mayor de la princesa Mette-Marit y hermanastro de los príncipes Ingrid Alexandra y Sverre Magnus, ha sido formalmente imputado por la Fiscalía. El joven de 28 años enfrenta 32 cargos, entre ellos cuatro violaciones, además de múltiples agresiones, amenazas, acoso y otros delitos relacionados con su vida privada. Se trata de uno de los procesos judiciales más delicados y mediáticos del país, con un juicio ya fijado para enero de 2026.
Según la acusación, Marius ejerció violencia física y psicológica, vulneró órdenes de alejamiento y cometió abusos sexuales de diversa índole. El fiscal del caso ha subrayado que se trata de delitos "de extrema seriedad" y ha advertido que, de confirmarse, podrían derivar en condenas significativas. La pena máxima por los cargos de violación en Noruega puede alcanzar los diez años de prisión, aunque la eventual sentencia dependerá de la valoración de cada imputación en el juicio.
Ante el escándalo, la Casa Real noruega ha emitido sus primeras palabras tras mantener un perfil extremadamente bajo. Durante meses evitó manifestarse más allá de señalar que confiaba en el sistema judicial. Pero ahora, tras conocerse las imputaciones definitivas, se ha pronunciado al respecto.
"Corresponde a los tribunales tramitar este caso y tomar una decisión. No tenemos nada más que añadir", ha indicado el director de comunicaciones del Palacio, Guri Varpe, a la agencia NTB.
Este mensaje se suma a la postura de neutralidad y distanciamiento de Casa Real. No hay muestras explícitas de apoyo ni de condena, únicamente la ratificación de que el proceso judicial debe seguir su curso. Esa contención puede interpretarse como una estrategia para proteger la institución monárquica de un caso que, si bien no involucra a un miembro directo de la línea sucesoria, afecta de lleno a la familia real.
Entre los 32 cargos, destacan: cuatro violaciones cometidas en distintos momentos y contra diferentes mujeres, agresiones y amenazas hacia exparejas -algunas bajo los efectos del alcohol-, conducta sexual ofensiva y acoso reiterado, incumplimiento de órdenes de alejamiento dictadas por tribunales y acoso a un policía, además de daños materiales y delitos de tráfico.
Según las autoridades, parte de las pruebas más contundentes provienen de mensajes de texto, vídeos y fotografías hallados en dispositivos electrónicos. Incluso se menciona la existencia de grabaciones presuntamente realizadas en la residencia real de Skaugum.
Negaciones y admisiones
El propio Borg ha admitido algunos episodios de violencia y amenazas, aunque rechaza de manera categórica las acusaciones de violación. Su defensa insiste en que, si bien cometió errores graves, los hechos no alcanzan la gravedad que describe la Fiscalía. El joven se encuentra a la espera del juicio.
El caso ha sido seguido de cerca por los medios internacionales, no solo por la gravedad de las imputaciones, sino por el vínculo directo de Borg con la familia real. Su madre, la princesa Mette-Marit, se ha mantenido al margen de la vida pública en las últimas semanas, mientras que el príncipe heredero Haakon ha reiterado que "la responsabilidad recae en el sistema judicial".
Consecuencias colaterales
Este caso ya ha tenido repercusiones en la vida de Marius más allá del proceso penal. A principios de este mes de agosto, el Ministerio de Asuntos Exteriores noruego le retiró el pasaporte diplomático que conservaba desde niño, tras descubrir que lo utilizaba indebidamente para obtener ventajas en viajes. Esta decisión fue interpretada como una señal de que el Estado no permitirá que su vínculo con la realeza interfiera en el trato legal que debe recibir.
La monarquía, mientras tanto, intenta mantener la normalidad institucional, mientras el caso de Marius eclipsa gran parte de la atención mediática.
El juicio de enero de 2026 marcará un antes y un después. Nunca antes un miembro tan cercano al círculo real había enfrentado cargos tan graves en Noruega. La Casa Real, fiel a su estilo sobrio, ha optado por el silencio institucional, dejando que sea la justicia quien determine el destino de Borg.