Raquel, hermana de Noemí Salazar, tiene una enfermedad crónica, degenerativa y sin cura: qué es la artritis psoriásica y en qué consiste

El presidente de la Sociedad Española de Reumatología nos habla de esta enfermedad sin cura que sufre la exintegrante de 'Los Gipsy Kings'
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Raquel Salazar, hermana pequeña de Noemí Salazar, tiene artritis psoriásica, una enfermedad crónica y degenerativa que condiciona su vida y que puede llegar a resultar incapacitante y limitar mucho la libertad de movimiento. La última crisis que ha llevado a la joven al hospital ha dejado a la integrante de los 'Gipsy Kings' completamente paralizada, con "las piernas dobladas", casi "inválida".
"Tengo mal la columna, los discos, todo…", ha dicho postrada desde un sillón de la casa de su madre mientras esta le recrimina que "el médico le ha mandado reposo" y que ella no hace nada más que "fregar".

La artritis psoriásica o artropatía psoriásica es una enfermedad articular, crónica y degenerativa que afecta al sistema autoinmune. Es decir, en momentos de crisis, su cuerpo 'se ataca a sí mismo'. Es una dolencia crónica que puede afectar a distintas estructuras del esqueleto y puede variar mucho de un paciente a otro. La causa de esta enfermedad sin cura es desconocida.
En exclusiva, el dr. Marcos Paulino, presidente de la Sociedad Española de Reumatología, ha explicado a OUTDOOR que se trata de "una enfermedad inflamatoria, dolorosa, erosiva, deformante, que provoca secuelas y limita la capacidad de movimiento, la función de las articulaciones a la hora de comer, vestirse, asearse, pasear… por eso insistimos en el diagnóstico y tratamiento precoz".
"Se calcula que, en nuestro país, el retraso desde el inicio de los primeros síntomas hasta el diagnóstico es de 2 años y medio, cifra muy mejorable, sin lugar a dudas", agrega.
Factores de riesgo, síntomas y tratamiento
Los principales síntomas de la artritis psoriásica son dolor, hinchazón, calor o dificultad de movimiento de la articulación inflamada, que podría deformarse con el paso del tiempo. También puede haber entesitis (inflamación en la unión de los tendones a los huesos), dactilitis (dedos hinchados) y dolor de espalda.
La artritis psoriásica es una patología que evoluciona de manera irregular a lo largo de la vida, alternando épocas de inactividad con otras de inflamación y dolor. Según la SER, puede llegar a desarrollarse aproximadamente en un 30% de los pacientes con psoriasis.
En algunos casos la artritis aparece antes que las lesiones cutáneas. No obstante, esto no siempre es así, ya que hay pacientes que a pesar de padecer esta enfermedad no desarrollan lesiones cutáneas. Por este motivo, los expertos recalcan que "la gravedad de la artritis no tiene relación con la extensión de la lesión de la piel".

Tal y como nos explica el experto de la SER, esta enfermedad se llama así porque "guarda relación con la psoriasis cutánea. "El principal factor de riesgo es tener antecedentes familiares o personales de psoriasis. Por otro lado, la artritis psoriásica forma parte de un grupo más amplio de enfermedades, denominadas espondiloartritis", asegura el doctor Paulino.
"Dentro de las espondiloartritis tenemos la Espondilitis Anquilosante, la Artritis Reactiva o la Artritis asociada a la enfermedad inflamatoria intestinal. Todas ellas tienen autoinmunidad cruzada con la psoriasis y tienen más riesgo de desarrollar alguna o varias de las enfermedades de este grupo", añade el presidente electo de la Sociedad Española de Reumatología y jefe del Servicio de Reumatología del Hospital General Universitario de Ciudad Real.
El tratamiento de la artritis psoriásica varía en cada paciente según la intensidad y la extensión de las articulaciones inflamadas. También dependerá de la gravedad de las lesiones cutáneas y otras manifestaciones causadas por la enfermedad.

"En función de la gravedad de la enfermedad, disponemos de numerosos tratamientos que se puede personalizar, según el perfil del paciente. No es lo mismo una forma leve que apenas molesta al enfermo, de un cuadro poliarticular, con compromiso de múltiples articulaciones, con daño en la columna vertebral, o en las zonas de inserción de los tendones en el hueso (entesis) o hinchazón difusa de dedos (dactilitis). Por otro lado, hay que tener en cuenta las manifestaciones extrarticulares, la presencia de inflamación ocular (uveítis), intestinal o cutánea extensa".
En función de todo ello nos decantaremos por antiiinflamatorios, corticoides a dosis bajas, fármacos inmunusupresores clásicos (los denomidados FAMEs), tratamientos biológicos (desarrollados con técnicas de ingeniería genética) o pequeñas moléculas de nueva generación
Sea como fuere, tal y como incide el presidente de la SER, existen una serie de recomendaciones comunes que podrían aplicarse a todos ellos. Confiar y establecer una buena comunicación con el médico cabecera y el reumatólogo, así como un buen cumplimiento del tratamiento (es fundamental que el enfermo tome bien la medicación, tal como le detallan sus médicos, para evitar complicaciones, brotes y secuelas) son clave. "Además, mantenerse activo, hacer ejercicio moderado y adecuado para la enfermedad resulta vital para mantener una buena salud osteoarticular".

