Embutidos raros: hay vida más allá del chorizo
España es una fiesta chacinera: de norte a sur hallará productos de los que no ha oído hablar, que no puede comprar salvo en los lugares donde se elaboran y que si prueba, repite
Cuando ruge el vino entre el volcán
Con el descubrimiento de la sal se abrió un universo nuevo para la alimentación y, con el devenir de los siglos, para la gastronomía. La extracción de los depósitos salinos del Neolítico en China alumbraron un nuevo producto para el mundo, aunque mucho antes de cubrir una lubina al horno sirvió como objeto de intercambio y como sal(ario). Pero miles de años A.C. los egipcios que sacaban su sal del desierto comenzaron a utilizar para proteger y conservar los alimentos crudos. Desde entonces ha sido un no parar. Ya en Roma, tan glotones y sibaritas, surge el formato del embutido: carne condimentada embuchada en una tripa de animal. Curada a la intemperie y cortada a cuchillo, comenzó a servirse en las mejores bandejas imperiales. Quizás son las morcillas (sangre y grasa) de las que hablaba Homero siglos antes; el botulus (una suerte de salchicha amorcillada), la lucanica (carne picada y salpimentada en forma asalchichada y procedente de Lucania, hoy conocida como luganega) y el mirtato (el precedente de la mortadela, que se condimentaba con granos de mirto en vez de pimienta negra) los embutidos más antiguos de los que tenemos pistas, los tres últimos hijos del ingenio gastronómico de Roma.
Sal, especias y tripa para embutir
Como ocurre con cualquier producto convertido en un éxito con el paso del tiempo, tratar de fijar con una raya su invención exacta y atribuirlo a una civilización en contrato es un ejercicio estéril: seguramente en muchos lugares del mundo, a la vez, se curaban productos cárnicos aliñados metidos en la tripa de una res o de un cochino. Pero lo que es innegable es que el molde y el formato actual de los embutidos de calidad tiene muchos siglos de antigüedad. Si alguien fue disruptivo e innovador fueron los antepasados de muchas civilizaciones que manejaron la sal como un tesoro. Todo lo que ha venido después ha sido enriquecedor pero con poca carga disruptiva: carne condimentada, sal, tripa para meter el contenido y aire fresco para curar el producto.
El apasionante universo de las chacinas
El chorizo, el salchichón y la mortadela son, posiblemente, los reyes del consumo diario. Como en botica, hay de todo: productos industriales de calidad discutible, algunos nefastos (pura grasa, carne de mala calidad y aditivos a gogó), otros dignísimos, los artesanos elaborados con productos de calidad y metidos ancestrales y los excelentes, que son un canto al buen hacer. Si sumamos la sobrasada, el salami, la morcilla, el lomo embuchado, la caña de lomo, la butifarra y el fuet casi tenemos la selección total de las chacinas de consumo cotidiano.
Sin embargo, el apasionante mundo de las chacinas y los embutidos se estira casi hasta el infinito y produce especialidades de las que poca gente ha oído hablar. Productos imposibles de conseguir en un supermercado y que solo puede obtener en las localidades donde se produce, en tiendas online o en comercios gourmets muy especializados. El origen es animal, pero la carne además de cerdo y la vaca puede provenir del toro (el novillo), del potro, de aves, cordero, jabalí o ciervo.
Habría que anotar que Ángel León hizo una contribución mayor creando los embutidos marinos, elaborados solo con productos del mar, y cuya comercialización más allá de su restaurante ya anuncia. Las salazones no son muy diferentes a los embutidos tradicionales: pescado curado en sal, aunque no van embuchadas ni condimentadas.
Pero en el mundo cárnico se hayan auténticas rarezas. Cada una con su historia y su peculiaridad. Aquí va una selección de embutidos raros. Con sus grasas, sus especias y sus pimentones. Y con la belleza intrínseca de lo extraño.
- Androlla: típico de la zona montañosa más oriental de Galicia, entre Lugo y Orense. Es un embutido de cerdo que se hace con la costilla y las pieles del cerdo, incluye también porciones de magro y se aliña con pimentón picante y ajo. Se ahúma con leña de roble y se cura. Se embute en una tripa de intestino. Suele cocinarse cocida o asada con vino tinto. En Viana do Bolo (Orense) celebran la Festa a androlla el domingo de carnaval.
- Salchichón de potro: En Villaquejida (León) hacen un salchichón de potro, que resulta menos graso que el de cerdo. Además de la carne de este animal (80% aproximadamente) lleva panceta de de cerdo (20%), pimienta y especias, Se cura durante dos meses y su sabor es suave y dulce. En España no es muy habitual, pero en países como Alemania, Francia o Italia la carne de caballo es muy apreciada.
- Botillo del Bierzo (León). Dicen que es el rey de la cocina berciana y su origen está en el botulus romano. Para su elaboración se aprovecha casi todo del cerdo: costilla, rabo, espinazo, carrilera, lengua y paleta. Pimentón, ajo y especias y se embute en el estómago del cerdo, de ahí su forma más oronda y menos alargada. El ahumado es el toque maestro que le da un sabor especial: leña de roble o encina. Según la tradición, su consumo se inicia en la Nochebuena y termina en el Carnaval.
- Fuet de galo celta. El galo (gallo) celta se ha convertido en un producto gastronómico de primer nivel, aunque su aprecio en la cocina gallega se remonta a siglos atrás. Ha estado en peligro de extinción y hoy felizmente recuperado. Esta raza autóctona silvestre une una A sus propiedades culinarias una la historia de una vida en libertad, en espacios abiertos y una crianza con verduras, harina de castañas y uva garnacha. El fuet de galo celta -que incorpora pimienta y especias- es una delicia baja en grasa y mucho omega 3.
- Cuixot de Menorca. Es un a longaniza negra que se elabora con carne magra de cerdo cocida y condimentada con pimentón picante, hinojo y sal. Otra fórmula sugiere variedad: añaden sangre, pimienta negra, pimentón y una parte de anís. Las mezclas le otorgan un sabor peculiar uy diferenciado. Se prensa y se embute en la pierna del cerdo (cuixot). Se come crudo, finamente cortado.
- Morcilla de Teror (Gran Canaria). Este producto, también conocido como mbusia o moronga, se parece a otras morcillas en el empleo de la sangre de cerdo , el tocino o el arroz. Y se diferencia en casi todo lo demás que incluye: pan, azúcar, almendras, pasas, jengibre, pimiento verde, mejorana, hierbabuena, orégano y canela. Una bomba de sabor que se puede pasar por la barbacoa. Existe una derivada curiosa: el turrón de morcilla dulce.
- Perro de Requena (Valencia). Este embutido no se hace con perro. No. El animal que se utiliza es el cerdo. En concreto una masa de magro, tocino y vísceras. Se utiliza clavo, canela y pimienta blanca para el aliño. Va embutido en tripa natural y finalmente, cocido. Su textura final es sólida pero gelatinosa, lo que invita a probarlo también pasado por la plancha. Tomarlo con pan y un buen vino de la DO Utiel -Requena parece una buena idea. ¿de dónde le viene el nombre al susodicho? Ni idea. Muchas teorías y ninguna especialmente fiable. El embutido también se conoce como sangrigordo.
- Chosco. Una pieza entre cruda y curada típica del oriente asturiano. Lleva espalda de cerdo, lengua, sal, pimentón y ajo. La tripa en la que se embute es el ciego del cerdo (una parte del intestino grueso en forma de saco) lo que le da una apariencia similar al morcón. Se cura y se conserva tras ser ahumado durante una semana, aunque la mayoría se vende cocido. El de Cangas del Narcea se diferencia del de Tineo – que es el canónico- en que no lleva lengua y esta menos cargado de pimentón.
- Borono lebaniego. Producto del Valle de Liébana (Cantabria) aunque también se encuentra en Palencia y zonas de Asturias, Que se consume cocido o frito en lonchas acompañado de patatas y huevos fritos, lo que parece una excelente idea. También lo acompañan con unas rodajas de manzana frita, será para disimular. Se elabora con grasa y sebo de cerdo, cebolla, sangre fresca, harina de maíz, harina de trigo, perejil y sal. No va embutida en una tripa se presenta en porciones cilíndricas.
- Farinato. Salamanca es su origen, aunque también se hace en Extremadura. Hoy producto valorado pero en su origen, embutido de origen humilde: era conocido como el chorizo de los pobres pues se hacía prácticamente con los descartes del cerdo. Es de color anaranjado con un ligero sabor a anís. Además lleva manteca de cerdo, pan, aguardiente, cebolla, ajo, comino y sal.
- Morcilla patatera. En el norte de Extremadura se hace con manteca de cerdo, patata cocida, sal y pimentón de la Vera. Lleva magro y grasa de cerdo pero no sangre. Si está fresca se toma untada en pan. Si esta curada, en rodajas.
- Paltruc. Mucho menos conocido que la butifarra, el paltruc o bull es un embutido más grueso y tiene su origen en el aprovechamiento total de las partes del cerdo. De sabor muy potente, se embute en la vejiga del cerdo. El relleno lleva carne picada, grasa y el aliño que varía según la zona. En algunas le ponen también una parte de la lengua y del hígado.
- Girela o Chireta de cordero. En algunas zonas de los Pirineos catalán y aragonés se elabora este embutido que se distingue del resto por hacerse con carne de cordero. Tiene un parecido lejano al haggis escocés: lleva tripa, corazón, intestino, pulmones, se adensa con arroz y se aliña con pimentón, ajo, pimeitna y sal.
- Mondeju beltza. Anoten la receta de esta morcilla original de la comarca de Goierri (Guipúzcoa): sangre de oveja, manteca de oveja, cebolla, guindilla y puerros. Se cuece dos veces. En algunas zonas le añaden huevo y orégano.
- Sabadiego de Noreña. El nombre lo toma el embutido de los sábados: el día de la semana en el que la gente con menos recursos aprovechaba lo que sobraba del cerdo. El chorizo del sábado, le dicen también en el concejo asturiano de referencia. Es un cruce entre el chorizo y la morcilla, de color negro, hecho con magro, tocino y sangre de cerdo además de cebolla y especias. Hoy se hace con carnes de más calidad. En 1988 se fundó la Orden del Sabadiego, destinada a recuperar la chacina, cuya elaboración en el siglo XVIII ya consta. Hoy la defiende una cofradía de capa negra y montera picona.
- Morcilla de piñones. La morcilla vallisoletana incorpora un ingrediente que la distingue del resto del morcilleo patrio: piñones. Además de la sangre del cerdo, la cebolla y la manteca, se añaden los piñones y espacias como pimienta, clavo, orégano y pimentón. Textura blanda. Se recomienda pasarla por la plancha o la barbacoa.