MAMÁ, QUIERO SER COCINERA (DE ARTISTAS)

Boukie, la ingeniera industrial reconvertida en chef privada de famosos: "Se crea un vínculo muy bonito con los artistas"

Imagen de WhatsApp 2025-10-16 a las 11.24.20_bb7af81c
La chef privada que cocina para todo tipo de artistas, no solo para sus favoritos. Boukie
Compartir

Su doble peineta antes de lanzarse con cada receta es ya marca de la casa. Es lo que hace siempre Boukie –y también sus esporádicos invitados– después de ponerse el delantal en cada una de esas publicaciones que causan furor entre sus seguidores. Es ingeniera industrial, abandonó Deloitte para dedicarse a la creación de contenido a tiempo completo y vive a medio camino entre su Valencia natal y Madrid. Hoy cuenta con más de un millón de aficionados a la cocina que disfrutan intentando replicar en casa unas elaboraciones que a menudo tiran hacia el mundo dulce. De ahí el nick elegido por Marta García Bou (un poco más abajo lo entenderás).

Todo empezó con una cata de pizzas de Domino’s a la que se apuntaron ella y varios miles de personas. Pero solo había sitio para un catador o catadora, y ella tenía muy claro desde el principio que sería elegida. Lo que a lo mejor no tenía tan claro es que esa acción promocional de la cadena pizzera marcaría un antes y un después en su vida tan radical. Desde entonces se dedica a cocinar para artistas, como Quevedo o Pablo Alborán (nunca lo ha hecho para Cristiano Ronaldo, como se publicó en tantos medios), a subir recetas atrevidas en sus perfiles en Instagram y TikTok, y a hacer colaboraciones con marcas que requieren de sus servicios (y su desparpajo).

PUEDE INTERESARTE
Marta Boukie

Lo primero. ¿De dónde viene ese nombre?

Mi segundo apellido es Bou y, hace como unos cinco años, en la época de la cuarentena, me dio por hacer cookies en casa. Me obsesioné un poco con esas cookies americanas que son como más redondas y más gordas… Y el caso es que empecé a publicar fotos de esas cookies en mi perfil personal, que solo podían ver mis amigos. Hasta que, de repente, empezó a escribirme muchísima gente que me decía que las quería probar, y estuve como dos semanas vendiendo cookies en Valencia. A raíz de aquello, una amiga me dijo que les tenía que poner un nombre, y me propuso lo de Boukie porque era el resultado de mezclar Bou con cookie. Fue entonces cuando creé el perfil donde hoy en día sigo volcando todo el contenido, aunque en aquel momento solo había cuatro fotos de cookies (risas). Es más, luego estuve como tres años sin utilizarlo, yo entonces no tenía ni la más mínima idea de lo que iba a pasar.

PUEDE INTERESARTE

De Boukie ya hablaremos largo y tendido. ¿Quién es Marta García Bou?

Pues es una chica de 27 años que nació en Valencia y que, sinceramente, siempre ha tenido una vida muy normal a la que la única cosa que siempre le ha gustado hacer en su tiempo libre ha sido cocinar. Pero, claro, después del cole y el bachiller, yo me metí a estudiar Ingeniería Industrial, carrera que compaginé con mi pasión por las cookies. Hasta que un día mis padres me dijeron: “Marta, ¿te quieres dedicar a esto?”. Y yo en ese momento justo acababa de terminar la carrera y me había puesto a trabajar, así que no veía del todo claro lo de lanzarme a vender cookies. Pero fue pasando el tiempo, me mudé a Madrid, estuve trabajando durante dos años en consultoría y finalmente me di cuenta de que aquello no era lo mío. Se me daba bien, pero todos los días tenía la sensación de estar perdiendo el tiempo porque no estaba haciendo lo que realmente quería. Aunque tampoco sabía exactamente qué era lo que quería (risas). Siempre he vivido en una incertidumbre constante de no saber lo que quiero hacer con mi vida. En realidad, he ido eligiendo mi camino a base de descartar lo que no quería.

He leído que, más allá del tema de Domino’s, tu interés por la cocina nació a raíz de que a tu madre le regalasen un robot de cocina.

Así es, yo empecé como a cocinar con 10 años porque a mi madre le regalaron la Thermomix y me volví loca (risas). Y no solo hacía cosas dulces, sino todo tipo de cocina. Lo que sí es verdad es que siempre he hecho más vídeos de cosas dulces porque me parece que suelen ser recetas más llamativas, pero me gusta cocinar todo tipo de cosas.

Ingeniera industrial de formación, pero apasionada de la música y la gastronomía

Vale. ¿Y en qué momento suena el teléfono y es Quevedo para encargarte un menú como chef privada?

Quevedo fue el primer cantante grande que me escribió unas Navidades que yo estaba tranquilamente con mis amigos un día. De repente vi que Quevedo me había empezado a seguir y en ese momento pensé en escribirle porque estaba segura de que me estaba siguiendo por los vídeos de cocina, era evidente (risas), pero preferí esperar y que fuera él quien me escribiese. Y al final lo que hice fue, una semana después, grabar un vídeo con una canción suya cocinando como unas tartitas en forma de pintalabios, de cenicero… Porque en una canción él habla de eso. Y entonces subí el vídeo y enseguida me escribió para decirme que le encantaría probar la comida y le propuse organizarle una cena.

No creo que sea casualidad que tus clientes siempre sean artistas.

Pues un poco sí, la verdad. Sí que es verdad que a mí el mundo de la música me encanta y que yo llegué a decir que la cosa que más me gustaría del mundo es cocinar para mis artistas favoritos. Pero no fue algo intencionado que, literalmente, un año después de decirle aquello a una amiga, le terminase haciendo una cena privada a Quevedo. Así que reconozco que tengo un poco de fijación con los cantantes, de hecho yo sigo a todos los que me gustan desde mi Instagram privado. El mundo de la música es algo que me ha llamado muchísimo la atención desde pequeña, aunque nunca me haya planteado ser cantante porque no tengo voz (risas).

Hace ahora un año que dejaste tu trabajo en toda una Big Four. ¿Cómo visite aquello?

Pues lo comuniqué a finales de septiembre, me pidieron que me quedara un mes más para terminar unas cosas y el primer día de noviembre me fui. En ese momento, yo llevaba como tres o cuatro meses subiendo de catas, porque al principio no estaba tan enfocada en lo de cocinar, así que ya me rondaba seriamente la idea de dejar el trabajo para poder dedicarme tiempo completo a hacer vídeos de cocina para que la gente los viera. Y recuerdo que mis padres me preguntaban al principio si estaba loca (risas), pero yo siempre confié en que esto podía salir bien.

Y salió tan bien que acabaste cocinando en el yate de Cristiano Ronaldo.

Bueno, eso, en realidad es mentira (risas). Lo dije en un podcast que tiene una sección que consiste básicamente en decir mentiras. Y, como a mí se me da fatal mentir, porque me pongo muy nerviosa, el chico del podcast me propuso que dijera que iba a cocinar para Cristiano Ronaldo. Y acepté porque era tan surrealista que estaba segura de que nadie se lo iba a creer… Así que aluciné cuando me di cuenta de la magnitud que estaba alcanzando aquello, que hasta mi familia me preguntaba si era verdad o no. De hecho, una semana antes, en ese mismo podcast estuvo Mario Baquerizo, que dijo que nunca había estado con Alaska y que era gay (risas).

En cuestión de meses pasaste de ser totalmente anónima a tener un millón de seguidores entre Instagram y TikTok. Es algo que a la mayoría le lleva años conseguir.

Sí, soy consciente de que no es lo habitual. Soy consciente de que todos mis amigos de la universidad, que -casualidades de la vida- estamos casi todos en Madrid, han seguido el camino “normal” y de hecho alguno me solía decir que se veía venir lo que ha terminado pasando. Recuerdo que uno en concreto siempre me decía: “Si te metieras en redes sociales, te saldría bien”. Pero yo le decía que me daba vergüenza ponerme delante de la cámara, aunque al final me terminé dando cuenta de que se me daba bien.

Habrá quien se pregunte si te has formado como cocinera o si es algo que tienes previsto hacer en algún momento.

Lo tengo súper pendiente, aunque a lo largo de los años he ido haciendo cursitos, los típicos que te regala un familiar, como uno que hice de cocina japonesa caliente. Pero son cosas así puntuales, en realidad me hubiera encantado que todo esto me pusiera pasado mucho antes para haberme podido formar en plan bien. De hecho, el otro día me paró un chico que había estudiado en el Basque Culinary Center y me dijo que tenía que matricularme allí. Así que ojalá algún día…

Haces catas, recetas, cenas privadas… ¿Con qué es con lo que más disfrutas?

Al principio era con las catas con lo que más disfrutaba, pero lo que más me gusta ahora es el momento de preparar la cena delante de la gente porque me meto en el papel. Lo vivo como si fuera un show y, al final, el vínculo que se crea con los asistentes es muy bonito, porque acabas hablando de mil cosas con gente a la que no conoces de nada. Ten en cuenta que nos pasamos juntos cinco, porque suelen ser como seis o siete platos, y en ese rato yo disfruto mucho relacionándome con gente que quizás no habría conocido si no estuviese en esta situación.

¿Hay tradición en tu familia de cocinar o erais más de salir a comer fuera?

Siempre hemos sido de comer muy bien, antes comíamos todos los domingos paella en casa de mi abuela y, ahora que ella ya no está, la hacen mi padre y mi hermano. Cuando iba al colegio comía todos los días en casa de mi abuela, de hecho solíamos preparar la comida juntas. Y, por otro lado, a mi padre siempre le ha encantado cocinar, sobre todo en verano, cuando nos íbamos la playa. Que podían ser cosas súper simples, como unas torrijas, pero sí que creo que la cocina ha estado muy presente en mi casa.

Te tengo que preguntar por la famosa doble peineta. ¿Va dedicada a alguien en concreto? ¿Cómo surgió esto?

Es algo que, de broma, siempre se lo he hecho a mis amigos. De hecho, mis amigos llevan toda la vida haciéndome fotos con el dedo porque yo siempre lo he sacado. Y, me acuerdo, por ejemplo, de una vez que mis amigas, por mi cumple, se pusieron todas juntas sacando el dedo para felicitarme. Es una cosa que yo siempre he hecho… Y decidí hacerlo en el primer vídeo que subí de los de chef privado porque pensé que a la gente le haría gracia, así que al final se ha quedado (risas).

¿Te gusta ir a restaurantes? ¿Alguno que te haya gustado recientemente?

Me encanta. Ayer, por ejemplo, me fui a comer a un restaurante y al terminar me puse a hablar con el chef y me terminó proponiendo que me fuera allí un par de días para preparar un plato conjunto. Además, últimamente estoy recibiendo bastantes propuestas de restaurantes que me dicen que quieren preparar un plato contigo incluso para luego dejarlo en la carta. ¡Es mi sueño hecho realidad! Pero es verdad que casi nunca grabo mis visitas a restaurantes, no quiero resultar pesada sacando varios todas las semanas. Y te diría que hay dos en Madrid que son de mis favoritos y que siempre los recomiendo. Uno que se llama Ponja Nikkei, que fusiona Japón y Perú y es de los mismos dueños que Quispe, y Leña, de Dani García, que me parece espectacular.

¿Y sueles cocinar en casa o es lo último que te apetece después de haber estado todo el día grabando recetas?

Es que me gusta mucho cuidar mi alimentación, y creo que eso solo se consigue cuando te cocinas tú en casa. Yo esto me lo tomo muy en serio, por eso suelo cocinar en casa. Lo que pasa es que esos platos que suelo hacer son mucho menos llamativos, la gente alucinaría si viera lo que realmente como en mi día a día (risas). A veces me planteo hacerlo porque muchos siempre me preguntan cómo consigo mantener la línea comiendo las recetas que preparo. Se piensan que me paso el día comiendo cookies y chocolate, pero obviamente no es así.