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¿Cada cuánto tiempo deberíamos cambiar el estropajo de la cocina?

Cada cuánto hay que cambiar el estropajo
Cada cuánto hay que cambiar el estropajo. Getty Images
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Decidir cuándo llega el fin de un estropajo suele dar pie a debates y discusiones porque cada persona aplica su propio criterio. Hay quien lo usa hasta que está casi deshecho, mientras que otras personas lo renuevan periódicamente cada cierto tiempo, sin importar que su estado sea aparentemente bueno. También hay otras más precavidas o temerosas que tiran el estropajo a la basura en cuanto ven la más mínima señal de suciedad o desgaste. Para salir de dudas conviene tener en cuenta algunos aspectos importantes. 

Por qué es importante vigilar los estropajos de la cocina

A veces descuidamos los estropajos porque tenemos asumido que al ser instrumentos de limpieza y estar en contacto frecuente con agua y jabón, van a permanecer siempre limpios. Pero no es así. Lo primero que deberíamos tener presente es que hay suciedad que no se ve. Es decir, aunque el estropajo esté aparentemente limpio, sin restos de comida ni suciedad apreciable, es posible que pueda estar contaminado con bacterias y otros microorganismos patógenos.  

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En ese caso, en lugar de servirnos como herramienta para lavar la vajilla y las superficies de la cocina, será una fuente de contaminación que diseminará esos patógenos por todas partes, con el consiguiente riesgo para la salud que eso puede suponer. Por ejemplo, si contaminamos la encimera de la cocina, se podrán contaminar después los alimentos que pongamos sobre ella.  

¿Podemos eliminar la contaminación de los estropajos?

Aunque el estropajo esté en contacto continuo con un detergente como el que utilizamos para lavar los platos no conseguiremos evitar que se pueda contaminar con bacterias. Y tampoco las eliminaremos de ese modo. Para eso habría que desinfectar. Es decir, habría que utilizar un desinfectante como la lejía.  

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Pero hay dos problemas. El primero es que algunos estropajos se deterioran al entrar en contacto con ese desinfectante. Pero más allá de eso, lo más importante es que utilizar lejía o cualquier otra sustancia parecida no es suficiente para eliminar las bacterias que podrían estar presentes en el estropajo.  

El problema es que muchas de esas bacterias son capaces de formar biofilms, que son películas muy resistentes que permiten a las colonias protegerse frente a agresiones externas, como la acción de los desinfectantes. Es decir, aunque utilicemos lejía o tomemos otras medidas, como meter el estropajo en la lavadora o en el microondas, habrá bacterias que sobrevivirán.

Por tanto, la mejor opción para evitar riesgos consiste en renovar el estropajo con cierta frecuencia. Así que la pregunta que hay que responder es de cuánta frecuencia estamos hablando. 

Factores a tener en cuenta para decidir la frecuencia de renovación del estropajo

Como podemos imaginar, la frecuencia con la que renovamos el estropajo tiene mucho que ver con sus características y con el uso que le demos. Algunos de los aspectos que más influyen son los siguientes:  

  • La frecuencia de uso: evidentemente, cuanto más lo usemos, más se va a ensuciar y contaminar.
  • El tipo de suciedad: no es lo mismo utilizar el estropajo para limpiar una cazuela donde hemos cocido huevos, que utilizarlo para limpiar una sartén llena de grasa o una cazuela con restos de comida pegada. Cuantos más residuos de comida haya, más se ensuciará y contaminará el estropajo. Es decir, en estos casos se deteriorará antes. 
  • El cuidado que hagamos: si una vez que hemos terminado de utilizar el estropajo lo dejamos con restos de suciedad y no lo escurrimos, estaremos preparando un caldo de cultivo ideal para que las bacterias se desarrollen, ya que dispondrán de nutrientes y humedad. Sin embargo, si lo limpiamos y lo escurrimos, o incluso si lo desinfectamos con frecuencia, lo mantendremos durante más tiempo en buen estado.  
  • El material del estropajo: la mayoría de los estropajos son de fibras sintéticas, así que las bacterias lo tienen un poco más difícil para crecer que cuando se trata de otros materiales. Pero esos estropajos son porosos, lo que favorece la aireación, la retención de humedad y, por tanto, el desarrollo de bacterias.  

¿Cada cuánto tiempo cambiamos el estropajo?

Teniendo todo esto en cuenta, podemos deducir que hay señales claras que nos indican el momento de reemplazar el estropajo; por ejemplo, si huele mal, si está muy deteriorado, si su color ha cambiado o si tiene una textura pegajosa o viscosa.

Pero en cualquier caso, conviene renovarlo con cierta frecuencia, aunque aparentemente pueda estar en buen estado. Algunos expertos señalan que deberíamos renovarlo una vez por semana, aunque si le hemos dado un buen uso y lo hemos cuidado, podríamos ampliar su vida útil y renovarlo cada dos semanas.