Limpieza

El error que se comete al fregar el suelo de la cocina: cómo tenerlo siempre desinfectado

Debes de estar pendiente a tu fregona para mantenerla siempre limpia. Getty Images
Compartir

Más allá de tu habitación, donde duermes cada noche, la estancia del hogar en la que más tiempo pasas probablemente sea la cocina, especialmente si te gusta cocinar y meterte de lleno con nuevas recetas. Si es así, sabrás que hay que estar prácticamente a diario limpiando la placa, la encimera y el suelo. Ahí hacemos todo lo que comemos y por mínimo que sea lo que cocinamos, algo termina manchado, así que hay que estar siempre limpiando, también el suelo, ya que es frecuente que caigan trozos de comida y otros residuos que hacen que ahí se puedan acumular bacterias y otras partículas perjudiciales.

¿Cómo solucionarlo? Barrer y fregar bien para tener el suelo impoluto y no expandir la suciedad por el resto de la casa. Sin embargo, es más que probable que, aunque parezca que el suelo está limpio, estemos cometiendo un error muy recurrente en el que lo que se produce es una dispersión de las bacterias y de la suciedad por todo el suelo, sin llegar a desinfectar adecuadamente.

PUEDE INTERESARTE

Por eso mismo hay que prestar mucha atención a la fregona, que puede parecer que siempre está impoluta, pero hay que desinfectarla con frecuencia para que haga su función correctamente y dejar el suelo de la cocina completamente limpio en cada pasada.

Cómo limpiar bien la fregona

Con cada uso, la fregona puede ir concentrando bacterias que, sino se limpia, van aumentando con cada uso, por eso es necesario cambiarla o limpiarla con frecuencia. Y para ello solo necesitas agua templada y un poco de vinagre. Al sumergirla en esta mezcla, las fibras quedan desinfectadas y listas para limpiar.

PUEDE INTERESARTE

Para hacer esta mezcla pon dos tazas de vinagre por cubo de agua tibia y deja la fregona en remojo alrededor de media hora para conseguir que se eliminen las bacterias y los gérmenes que se han ido acumulando con el uso. Para rematar, pasa un cepillo por sus fibras para retirar cualquier resto de suciedad que quede aún en ellas y, una vez terminado el proceso, deja que se seque por completo para guardarla, ya que si se hace estando aún húmeda se va a favorecer la aparición de moho u hongos en su superficie.

Con esto alargarás su vida útil y también lograrás que, cada vez que laves el piso de la cocina, quede limpio de verdad y no sea una dispersión de los gérmenes y de la suciedad que ya se encontraba en el suelo.