Carrie Wells y Al Burns llegan a la moderna sede de la Unidad de Delitos Graves de la Policía de Nueva York para participar en una reunión sobre el secuestro de Lara, la hija de 11 años del promotor inmobiliario multimillonario Ari Sonneland y de su esposa Alison. Junto a los detectives Jay Lee y Cherie Rollins-Murray, examinan el terreno en busca de evidencias antes de interrogar a los padres de la niña.
Sin embargo, cuando Carrie combina los recuerdos de la escena del crimen con lo que ve en la habitación de Lara, descubre que Ari y Alison han estado en contacto con los secuestradores. Tras sospechar que el secuestro de la menor puede haber sido perpetrado por una sofisticada organización criminal, Wells contacta con Jack Paulson, un detective privado contratado previamente por la familia de una víctima en un caso similar.
Capítulo 2
Carrie se infiltra en una banda de atracadores para tratar de localizar y capturar a Kilborn, el cerebro del grupo a quien nadie ha visto antes. Tras conocer que su próximo golpe tendrá lugar en Manhattan, Carrie y Al detienen a Eve Steele, miembro de la banda, en el aeropuerto. Tras interrogar a la delincuente, los investigadores descubren que ninguno de los atracadores conoce al resto de integrantes del grupo.
Debido a su gran parecido físico con la joven, Carrie decide introducirse en la banda simulando ser Eve. Durante la labor de infiltración, conoce a los demás ladrones: Willis, Philip y Arnold, tres expresidiarios. Todos ellos siguen las indicaciones que Kilborn les envía a través de mensajes de texto, información que la agente Wells que pone en conocimiento de Al.