Una empresa de Sevilla 'pinta' a un ser querido con 300 gramos de sus cenizas y dos fotos

Solo hacen falta 300 gramos de las cenizas de un difunto y dos de sus fotos. Con eso es suficiente. Al contratar este servicio, un mensajero llegará a su casa con un tubo codificado para poder depositar las cenizas. Luego un pintor profesional se encarga del resto y en dos o tres semanas tendrá un recuerdo eterno de sus seres queridos en forma de cuadro.

"A veces nos envían cenizas de dos personas para hacer un retrato, por ejemplo, del padre y la madre", explica Ana Mesa, una de las socias de Etermina, la empresa sevillana que fabrica recuerdos a través de las cenizas de las personas fallecidas. Desde relicarios, hasta pequeños colgantes, pasando por cristal de bohemia.

Pero también se adaptan a lo que el cliente necesita. Si por ejemplo el fallecido era un guitarrista, pueden insertar en la guitarra una perla hecha en cristal de bohemia con las cenizas del difunto. "Fuera de España hacen muchísimas más cosas", nos cuenta, incluso llegan a usar las cenizas en tatuajes, "pero aquí aún estamos lejos de todo eso".

Desde que Ana empezó en el sector hace ocho años, ella y su socio han visto cómo todo ha ido evolucionando. Ya no es habitual tener la urna en casa con las cenizas y se buscan otras opciones. "Cuando empezábamos nos llamaba gente que tenía las cenizas en casa desde hacía tiempo", explica Ana Mesa, "ahora nos llaman desde el mismo tanatorio". 

Ositos para el recuerdo

No solo las cenizas sirven para el recuerdo. Desde hace un tiempo Ana ofrece otro servicio muy especial. "Tenemos ositos hechos con ropa de la persona fallecida que nos envía el cliente", nos cuenta. En unas cuatro semanas, una costurera se encarga de transformar un mínimo de dos prendas en un osito de peluche.

Ni las joyas, ni los peluches, ni los retratos son un producto, son un recuerdo personal que coge forma en las manos de Ana y ella es muy consciente de ello. "Me gusta pensar que reconfortamos el dolor de las personas, en lugar de que sea triste y así se sientan un poco mejor", cuanta a NIUS. Son deseos íntimos en momentos muy delicados... y Ana pasa a ser una especie de confidente para sus clientes.

Muchos clientes se desahogan al teléfono con ella hasta tal punto que finalizado el encargo siguen llamándola. "Claro que les cojo el teléfono", confiesa Ana, "ayudamos a que lleven cerca el recuerdo de un ser querido"... y eso no solo un trabajo cualquiera.

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