Hormigón, mortero y control remoto: así trabajan en El Cabril, el único centro de almacenamiento de residuos radiactivos en España

Hormigón, mortero y control remoto: así trabajan en El Cabril, el único almacén de residuos radiactivos en España
Más de 200 camiones al año llevan residuos radiactivos a El Cabril, único centro de almacenamiento en España. Informativos Telecinco
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La eliminación de residuos nucleares es algo más controlado en la actualidad. Se encapsulan, se protegen con materiales como cemento y vidrio en instalaciones específicas como la de Cabril, en Córdoba. En ese centro, que ha visitado un equipo de Informativos Telecinco encabezado por Tatiana Domínguez, se reciben los residuos de baja y media actividad que se generan en España.

Es el único centro de almacenamiento de residuos radiactivos que hay en nuestro país. Actualmente está al 83% y ya hay un proyecto de ampliación. "Irían justamente en una zona concreta, se gestionaría la totalidad de los residuos de baja y media actividad, incluyendo los producidos en el desmantelamiento de las centrales nucleares", explica Eva Noguero Cubero, directora de el almacenamiento El Cabril.

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Desde el centro de control se manejan los equipos que mueven los bidones, en remoto

Cada año llegan más de 200 camiones con residuos radiactivos procedentes de hospitales, industrias o centrales nucleares: "Esos bidones se introducen dentro de unos contenedores de hormigón que fabricamos aquí. Se le inyecta mortero y ese con tenedor se mete dentro de una celda de almacenamiento", precisa Víctor Manuel Rivas Cano, subdirector del centro El Cabril.

Desde el centro de control se manejan los equipos que mueven los bidones: "Si los residuos se manejan de forma telemática y a distancia, es un riesgo que nos estamos quitando", cuentan los expertos. "Esto es para medir la tasa de dosis que cogemos en los trabajos que realizamos (un aparato especial) y habrá una reposición de tierras y vegetales para recuperar el terreno tal como estaba antes de que se empezara la instalación", sentencia Rivas Cano. Las organizaciones ecologistas piden desde hace décadas su cierre definitivo. Dicen que el entorno no es el idóneo.