La emotiva carta de Martina a ese "militar anónimo": "Papá, te echo muchísimo de menos"

Martina Linares lee la carta con la que ha ganado el concurso "Una carta a un militar". Redacción Andalucía
  • Martina Linares, de 15 años, ha ganado la fase provincial del certamen ‘Una carta a un militar’ con un emotivo texto dedicado a su padre, fallecido en misión

  • Su carta se ha convertido en un homenaje a ese “militar anónimo” que murió sirviendo a España cuando ella tenía dos años

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GranadaMartina Linares tiene 15 años, risa nerviosa de adolescente y un brillo especial en los ojos que muestran orgullo por su propio trabajo. Es alumna de primero de Bachillerato en el colegio La Presentación de Granada y acaba de ganar la fase provincial del concurso literario “Una carta a un militar”, organizado por el Ministerio de Defensa. Su texto la convertirá en la representante de su provincia a nivel nacional, pero eso no importa. Para ella el verdadero premio es haber podido escribirle a su padre, y, de alguna manera, honrar su memoria.

Acaba de salir de un examen de Lengua sobre los mecanismos de cohesión (herramientas lingüísticas que conectan las diferentes partes de un texto para darle unidad y coherencia), y no hace falta que nos lo asegure, pero sí, le ha salido muy bien. Ella sabe que las letras le acompañan, aunque confiesa que las dejará a un lado para convertirse en farmacéutica. El caso es que todavía su muestra tímida, aunque feliz, cuando se le habla del premio que le acaban de otorgar.

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Su padre, militar de la marina, murió estando de misión

Martina tenía solo dos años cuando su padre, el teniente de navío Javier Ignacio Linares Fernández, falleció durante una misión en el Mediterráneo oriental. Zarpó el 12 de enero de 2012 en el cazaminas "Turia", como segundo comandante, rumbo a la agrupación naval permanente de medidas contraminas de la OTAN. Sufrió un ataque al corazón en plena misión. Nunca regresó.

Su hermana mayor tenía cinco años, y aunque apenas conservan recuerdos nítidos, sí que reconocen cada foto, cada vídeo o cada gesto. Su madre y su familia han mantenido viva la memoria del padre con cariño y respeto. De esa historia, y de ese amor, nació la carta que ahora la ha hecho ganadora.

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"Hoy quiero dedicar estas palabras a todos aquellos que con honor han priorizado la vida de los demás a la suya, a quienes sin pedir nada a cambio, con valentía, han dedicado su vida a proteger y servir a su patria", escribe Martina al comienzo de su carta. A partir de ahí las líneas y la emoción fluyen con tranquilidad.

Ella quiso rendir homenaje "no a las Fuerzas Armadas en general, sino a ese militar anónimo". Pero en realidad, ese militar no era tan anónimo. "Tengo la gran suerte de ser su hija", escribe, y entonces la carta deja de ser un ejercicio literario de escuela para convertirse en una carta de amor.

"Te echo muchísimo de menos"

"Zarpaste en el cazaminas Turia desde la base naval de Cartagena un 12 de enero de 2012 en dirección al Mediterráneo oriental. Eras el segundo comandante, el teniente de navío Javier Ignacio Linares Fernández. Nunca regresaste, diste tu vida por todos nosotros. Aunque físicamente ya no estés, tu presencia me acompaña en cada momento, en cada decisión, en cada reto que enfrento. Papá, no hay palabras suficientes para expresar lo que significas para mí, solo puedo decirte que te echo muchísimo de menos, que te llevo siempre en mi corazón y que, desde donde estés, sé que sigues cuidándonos como siempre lo hiciste".

Martina leyó la carta en voz alta, frente a un auditorio lleno de uniformes. Militares condecorados, autoridades y familiares escucharon en silencio. "Me fui unos minutos antes para relajarme y tragarme los nervios y las emociones", confiesa. "Lo hice bien", dice con una mezcla de orgullo y alivio y no lo hace con vanidad, sino con la tranquilidad de saber que cumplió con su propuesta.

El orgullo de la familia y los compañeros

Orgullosos y emocionados están también en su colegio. Cristina López, su tutora, asegura que es una alumna trabajadora, alegre, constante, y que este reconocimiento le ha dado un impulso enorme para creer más en sí misma. "Nos ha emocionado a todos", asegura.

Su madre también se emocionó al escucharla, "lloró muchísimo", recuerda Martina. Imposible no hacerlo, porque más allá de los premios, lo que esta joven ha conseguido es que la historia de su padre siga viva, que su nombre se pronuncie y que su ejemplo inspire a otros.

"Todo militar es un héroe", escribe en otro fragmento de su carta, "porque los verdaderos héroes no llevan capa, sino un uniforme lleno de historia y de valentía", continúa. "Sé que estaría orgulloso de mí". Es la admiración de una hija por un padre que no pudo verla crecer, pero que la acompaña, cada día, de otra manera.