El dueño del bar donde trabajaba David, el asesino de La Algaba, en shock: "Era solitario, reservado, pero formal"
En shock: Así está el dueño del bar en el que trabajaba David, el presunto asesino de La Algaba.
El detenido por el asesinato de una mujer en La Algaba, Sevilla, le asestó 480 puñaladas
En shock. Así está el dueño del bar en el que trabajaba el presunto asesino de La Algaba. Saber que el trabajador que tienes al lado 8,9 10, 12 horas al día todas las semanas desde septiembre de 2024, que no te ha fallado un día, que no te ha dado problemas, que es eficiente y respetuoso, es capaz de asestar 480 puñaladas a su casera mientras esta dormía en el sofá.
Le tenía alquilada una habitación, pero el ensañamiento en el asesinato tiene desconcertados hasta a los investigadores. Y también, cómo no, a los que han convivido con él en su día a día. La cifra de heridas incisas que causó en el abdomen y brazos a la mujer ha sorprendido en el Instituto de Medicina Legal, pues es un número de cuchilladas nunca antes visto en un crimen de este tipo, utilizando un arma blanca.
"Estamos todos en shock"
"Sé poco de su vida personal, vino de Alhaurín de la Torre, de Málaga, y está muy solo en la vida", dice su jefe al Diario de Sevilla que reconoce estar aún en shock. Aún no se puede imaginar cómo ha podido hacer lo que hizo. Coger un cuchillo, sentarse al lado de su inquilina y al despertarse la mujer, fue atacada de forma sorpresiva. Sus ruegos para que no la matase, no sirvieron. La víctima intentó huir del agresor por un patio, pero éste la alcanzó por la espalda, la cogió y la arrastró hasta un pequeño cuarto de aseo. Allí fue donde terminó por asesinarla, causándole daños en órganos vitales que le provocaron el fallecimiento. Después de hacerlo tuvo la sangre fría de lavarse y cambiarse para marcharse del domicilio.
Fue el hijo menor de la víctima, de diez años, quien encontró el cuerpo sin vida de su madre. El niño llamó a su padre, que estaba separado de la madre, y le comentó lo que ocurría.
David se entregó un día después en una farmacia. Fue el día siguiente del crimen, aseguró al dueño que tenía algo "muy importante que contar a la Policía Nacional", pero que no tenía móvil y finalmente confesó lo hechos.
En el bar era reservado, competente y formal: "Un tío estupendo"
Su jefe aún no entiende cómo el joven ha arruinado la vida a una familia y la suya propia. Lo sigue viendo como un chico reservado, poco dado a las bromas, pero competente y educado. Era un tío estupendo. Nunca le vio bebido -aunque el joven declaró ante el juez que había consumido cannabis y cocaína el día de los hechos. Nada de esos hábitos vio en el día a día su jefe en el bar, al que le han llegado a dar el pésame, tal es el impacto que ha provocado los hechos en el pueblo. El hombre apuesta, obviamente, porque cumpla la condena que le caiga pero aún está desconcertado. Nunca fue capaz de detectar nada. "Yo nunca pensé que pudiera llegar a esto. Jamás. Algo se le tuvo que cruzar por dentro".