La cárcel de Mas d'Enric de Tarragona ha rendido un homenaje este jueves a Núria López, la cocinera asesinada hace un año a manos de un preso que posteriormente se suicidó. Un acto en el que las emociones han estado a flor de piel y han asistido familiares de la víctima y representantes de todas las prisiones catalanas.

Compañeros de los distintos centros penitenciarios de Cataluñ han realizado una pequeña procesión con flores, pancartas, camisetas y música. Más tarde, han leído unas palabras en recuerdo de la cocinera fallecida y han hecho un pequeño altar.

Tras ello, se ha llevado a cabo un minuto de silencio en el que los compañeros de prisiones se han mostrado visiblemente emocionados y finalmente han plantado un árbol a las puertas de la prisión. Un homenaje en el que la familia de Núria ha recibido como obsequio un cuadro de la cocinera asesinada.

"Por desgracia, Núria se ha convertido en un símbolo. Es la primera trabajadora penitenciaria que muere brutalmente asesinada a manos de un interno", explica Francina, compañera de la prisión de Mas d'Enric, quien ha valorado la situación del centro penitenciario un año después del trágico asesinato.

"Hoy es un día negro para las prisiones. Poco ha cambiado para los trabajadores de prisiones. Por primera vez en mi vida desde que soy funcionaria nos están haciendo formación dentro de nuestro horario de trabajo, pero desde el 1 de marzo. Estas medidas las valoraremos si dentro de unos años continúan. No nos vale ahora para quedar bien, sabiendo que hoy es el primer aniversario", admite Francina.

Un luto por la pérdida de Núria que su familia arrastra y con el que convive a diario. "Llevamos 365 días de carga, pena y sufrimiento", lamenta Pablo, sobrina de la cocinera asesinada, que lucha para que "nadie camine por esta senda trágica y dura" y no se vuelva a repetir.

La mujer de 48 años, que era personal laboral de la Generalitat de Cataluña, falleció, después de que un preso, que cumplía una condena de 11 años por matar a una prostituta en 2016, le asestara una puñalada con un cuchillo, el arma blanca que el presunto autor de los hechos utilizó para suicidarse posteriormente.

Núria era trabajadora del Centro de Iniciativas para la Reinserción (CIRE) y desde finales de 2015 estaba en la cárcel catalana como cocinera. Un crimen en el que encontraron el cuerpo de la cocinera en la cámara frigorífica de la cocina donde ambos trabajaban, y el del preso a escasos metros.

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