La eutanasia de Francesc, paralizada en los juzgados tras la denuncia de su padre: "No quiero sufrir más"
El hombre de 55 años se quedó sin ganas de vivir tras dos infartos y cuatro ictus: "La gente piensa que si no ve el dolor, no existe"
Francesc tenía programada para mediados de septiembre la eutanasia: "Mi fallo fue que me despedí de la gente"
El Tribunal Superior de Cataluña avala que un padre pueda frenar la eutanasia de un hijo aunque no tengan buena relación
BarcelonaDos infartos y cuatro ictus dejaron a Francesc, con 55 años, sin ganas de vivir más. Esta situación le llevó a solicitar una eutanasia que tenía programada para mediados de septiembre y que ha acabado en manos de la justicia tras la oposición de su padre, quien paralizó el proceso para que su hijo recibiese una muerte asistida.
"Primero fueron los infartos, tenía secuelas pero era yo todavía. Después de los ictus no soy yo. Cuando fui consciente de las consecuencias de los ictus es cuando pedí la eutanasia. No quería sufrir más de lo que había sufrido", explica a Informativos Telecinco Francesc, quien tiene reconocido el 75% de discapacidad, sufre dificultades para hablar y va en muletas.
Su sufrimiento va más allá del físico o apariencia: "La gente piensa que si no ve el dolor, no existe. Es peor el psicólogico que el físico, el físico se pasa con las pastillas". Un dolor más psicológico que físico, pero la comisión de garantías confirmó que padece un sufrimiento crónico imposibilitante, uno de los dos supuestos contemplados por la ley, que aprobó su eutanasia para septiembre del año pasado.
Mi fallo fue que me despedí de la gente
"Ya tenía hora y día, y lugar también", admite Francesc sobre una situación que cambió y llevó al padre a paralizar el proceso en el tribunal, influenciado por los amigos de su hijo. "Mi fallo fue que me despedí de la gente. Pensaba que la gente de mi alrededor me respetaba y no lo hace. Si lo sé, no digo nada a nadie. No se me respeta ni a mí, ni a la ley, ni a la comisión de garantías", admite.
De momento, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña ha estimado el recurso de apelación interpuesto por el padre al considerar que tiene legitimidad para ello, a pesar de que no hubiese buena relación entre ellos. Pese a ello, Francesc sigue reivindicando su plena capacidad para decidir sobre su propia vida: "Es mía, no es de nadie más".
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