Descubren en Tarragona los restos de Kissa, "una pequeña Pompeya" que fue escenario de las guerras púnicas

El yacimiento del Vilar se corresponde a la antigua ciudad íbera de Kissa
El yacimiento del Vilar se corresponde a la antigua ciudad íbera de KissaAjuntament de Valls
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TarragonaInvestigadores de la Universidad de Barcelona (UB) han descubierto en el yacimiento de Vilar de Valls (Tarragona) los restos de la antigua ciudad ibera de Kissa, donde se inició la ocupación romana de la península Ibérica durante las guerras púnicas.

La ubicación de Kissa había permanecido oculta hasta la actualidad. Un lugar que fue primordial en el desarrollo de las guerras púnicas entre Cartago y Roma y en el inicio de la ocupación de la península Ibérica por parte de las tropas romanas.

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"El hallazgo de monedas púnicas y de proyectiles de balista en el interior de casas destruidas, así como la secuencia estratigráfica del asentamiento y el análisis de las fuentes históricas, son evidencias que nos permiten asegurar que el yacimiento del Vilar de Valls es la antigua Kissa", ha explicado Jaume Noguera, director de las excavaciones y profesor de arqueología de la UB.

La batalla se produjo en el 218 antes de Cristo

Noguera ha realiza una reconstrucción de los hechos de hace más de dos mil años. Los cartagineses atacaron y destruyeron parcialmente, en el 218 a.C., la ciudad íbera de Kissa, durante una campaña militar encabezada por Aníbal Barca. Sin embargo, al cabo de unos meses, las tropas romanas desembarcaron en Empúries y derrotaron al ejército cartaginés que se había instalado cerca de Kissa.

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Estos hechos, relatados por los historiadores de época romana Polibi y Livi, significaron el inicio de la ocupación romana de la península Ibérica. La victoria romana impidió que Aníbal pudiera recibir refuerzos desde la península Ibérica durante las batallas que libró al territorio de la actual Italia.

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"La localización de decenas de monedas púnicas en torno a Valls sólo puede relacionarse con la presencia de tropas cartaginesas, durante los pocos meses del 218 antes de Cristo que estuvieron en el norte del Ebro, añade el director de unas excavaciones que también han permitido constatar que la ciudad no fue abandonada inmediatamente después de la destrucción, sino que continuó con población entre 10 y 20 años más.

Una pequeña Pompeya

Las excavaciones han confirmado que Kissa era una ciudad íbera de grandes dimensiones: tendría unas ocho hectáreas de extensión y podría haber acogido a unos cinco mil habitantes. La ciudad habría estado rodeada por un imponente sistema defensivo, con murallas de ocho metros de ancho y un foso de cuatro metros de profundidad y 14 de ancho.

Entre los elementos que se han puesto al descubierto, se encuentran tres barrios y dos calles de seis metros de ancho, uno de ellos con una conducción de agua o cloaca. "Para los arqueólogos es un sueño excavar un yacimiento en el que todo se recupera casi tal y como estaba hace más de dos mil doscientos años a causa de una destrucción repentina; es una pequeña Pompeya", destacan.

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