Marisa López-Teijón, la ginecóloga que ha donado el castillo de Canyelles al pueblo tras comprarlo: "Tienen que disfrutarlo"

Marisa López-Teijón, la ginecóloga que ha donado el castillo de Canyelles al pueblo tras comprarlo:
Marisa López-Teijón, la prestigiosa ginecóloga que ha donado el castillo de Canyelles al pueblo tras comprarlo: "Tienen que disfrutarlo". Una ginecóloga dona el castillo de Canyelles al pueblo tras comprarlo: "Tienen que disfrutarlo"
  • La especialista en reproducción asistida ha realizado un gesto de gratitud al municipio en el que vive desde hace años: "Donde encuentro inspiración y tranquilidad"

  • La donación permite al Ayuntamiento de Canyelleres recuperar un bien patrimonial, catalogado de Bien Cultural de Interés Nacional

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BarcelonaUna reputada ginecóloga española, entre las 100 mujeres más influyentes de Cataluña por la revista Forbes, ha pasado de "crear embriones a crear hogares". Dar vida en todas sus formas, la última de ellas en Canyelles (Barcelona), donde la Dra. Marisa López-Teijón ha adquirido el castillo de la localidad catalana, catalogado de Bien Cultural de Interés Nacional, y sus jardines para regalarlo a la población como muestra de agradecimiento.

"Canyelles es un pueblo con unas características muy especiales. En este sitio es desde donde encuentro inspiración y tranquilidad. Un lugar con muchísima seguridad, donde la gente es muy amable y tiene una característica muy especial: hacen todo en común", explica a Informativos Telecinco la doctora, que desde hace años es vecina de la localidad catalana.

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Un lugar con un encanto especial para la prestigiosa ginecóloga, que durante su etapa en la medicina asistencial desarrolló innovaciones como el dispositivo de estimulación fetal acústica galardonada con el IG Nobel de Medicina (Harvard, 2017) por sus estudios sobre la audición fetal.

Un castillo con "un valor incalculable"

"Hay muchos artistas, pero no hay ni plaza del pueblo. Y lo más significativo y bonito que hay está en el centro, que es el castillo y siempre fue particular", destaca Marisa López-Teijón sobre un lugar que estaba en manos privadas y que decidió devolver al pueblo a través de sus fondos propios.

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Esta idea surgió tras entrar por primera vez al Ayuntamiento de Canyelles. "Quería ver a la alcaldesa para felicitarla por lo bien que está dejando el pueblo. Es una gestora estupenda. Le pregunté cómo podía ayudarles y me comentó que había una cosa que querían, pero era imposible", recuerda la investigadora y divulgadora.

El sueño de recuperar el castillo, con un "valor incalculable" para el consistorio pasó de ser un sueño aparentemente inviable a una realidad gracias a Marisa López-Teijón, a través de un gesto que ha pasado a la eternidad en Canyelles: "Lo compré sin verlo, tampoco lo había visto la gente del pueblo. Solo una parte de abajo donde los antiguos dueños hacían una feria de Harry Potter. El dueño me comentó que cuándo me lo enseñaba y le dije que no quería ni verlo porque no es para mí. De hecho aún no lo conozco entero".

"El pasado pasó. Lo que me mueve es la ilusión"

La sorpresa llegó tras adquirirlo: "Los dueños vivían hasta hace 15 años. Estaba impecable, solo había que limpiarlo", añade la doctora nacida en Villafranca del Bierzo y criada en La Coruña, sobre un patrimonio histórico que ha pasado de ser un lugar emblemático, a la vez que desconocido para el pueblo, para convertirse en un espacio al servicio de la cultura.

Un acto de gratitud donde su esfuerzo ha sido vital para ayudar a la comunidad científica a innovar en las posibilidades de éxito en la reproducción asistida, pero también en el ámbito social, donde Marisa también ha centrado sus esfuerzos para seguir dando vida, en todas sus formas a través de una empresa "con alma" que busca crear colivings y estancias asequibles para las generaciones que ayudó a nacer, y también para quienes buscan reinventarse.

"El éxito y el fracaso son trayectorias, no hechos puntuales, pero cada día hace subir o bajar esa trayectoria. El pasado pasó. Lo que me mueve es la ilusión, hacer proyectos y comprar apartamentos preciosos dirigidos a trabajadores, gente joven. Tengo la misión de dedicar mi creatividad a buscar soluciones", destaca Marisa, quien recibió en 2019 el Premio Dr. Gómez Ulla a la Excelencia Sanitaria y la Medalla Europea al Mérito en el Trabajo.

"Piensas sin límites, los creativos somos así"

Es el caso del Castillo de Canyelles, una donación que marca un antes y un después en la localidad catalana: "Es importante disfrutar de las cosas pequeñas de la vida, pero me encanta hacer cosas grandes y las disfruto mucho más. Piensas sin límites, los creativos somos así, esto era algo que se tenía que hacer. Era obligatorio, como el que ponía el palo al caramelo o fregona".

Un lugar que para Marisa era inimaginable que estuviese en manos privadas. "Soy amiga de Tita Thyssen y en su casa a veces le pregunto si las pinturas que le hacen sus amigas de verdad le gustan. Ella me responde que si alguno de los cuadros es bueno jamás lo tendría en sus casas. El arte tiene que verlo todo el mundo y tiene razón. Un castillo no tiene que ser de una familia, es ridículo. Por lógica, arte y sentido común. Lo tiene que disfrutar todo el mundo".

La firma oficial del acto de donación

El pasado viernes se formalizó la donación en el castillo en una ceremonia celebrada en el mismo lugar, que contó con la presencia del presidente del Parlament de Cataluña, Josep Rull, y otras personalidades. "Más que precio tiene valor. Estas cosas las haces sin esperar el reconocimiento de nadie. Es tuyo y es lo que quieres hacer y ya está, pero ha sido increíble cada sonrisa, cada lágrima u discursos de gente", admite la doctora.

En la ceremonia, Marisa López-Teijón recibió todo tipo de obsequios: "Me han dado una medalla, me han hecho una escultura o una una placa con frases mías como 'Eres lo que haces y serás lo que te trascienda'. O unos pintores me han pintado un castillo. Detrás de eso hay un valor para mí igual que el del castillo para ellos".

Un espacio abierto a la ciudadanía y a la cultura

El Ayuntamiento de Canyelles ha confirmado que el entorno del castillo pasará a ser en su totalidad zona protegida, evitando el desarrollo urbanístico: "Todo ello ha sido posible gracias a un acuerdo de permuta aprobado en pleno municipal, que ha permitido intercambiar una finca urbana contigua al castillo por un conjunto de parcelas de titularidad municipal".

En el caso del castillo, el consistorio prevé destinar el espacio a usos culturales y comunitarios, por lo que se abrirá a la ciudadanía para convertirse en "un espacio vivo, al servicio de la cultura, la memoria colectiva y las personas". De este modo, está prevista la celebración de jornadas de puertas abiertas para que todo el mundo pueda conocer su interior, así como la creación de un fondo expositivo con material histórico, fotográfico y artístico vinculado al municipio.

"Es un paso de gigante para nuestro futuro. Canyelles recupera el símbolo de su pueblo que es el Castell", explica la alcaldesa de Canyelles, Rosa Huguet, sobre un gesto que para la famosa ginecóloga española se trata de una forma de "devolver" y "demostrar" su compromiso y amor por este rincón de Cataluña.

Documentado por primera vez en 1478

El castillo fue documentado por primera vez en 1478 como propiedad de mosén Francí Terré, erigiéndose sobre una torre defensiva medieval que formaba parte de la red de control de Olèrdola.

Declarado Bien Cultural de Interés Nacional (BCIN), conserva elementos de gran interés histórico, como una torre circular, fragmentos de muralla con almenas y estructuras restauradas a lo largo del siglo XIX y XX. Su situación, en el casco antiguo y junto a la iglesia de Santa Magdalena, le convierte en una pieza clave del patrimonio local.

Fue concebido con un carácter militar defensivo, actuando como fortificación auxiliar del castillo de Olèrdola. Ejercía el control de la ruta estratégica que comunicaba Vilafranca del Penedès con la costa, en dirección a Vilanova y la Geltrú. Aunque el edificio conservado data del siglo XV, el nombre de Canyelles está documentado desde el año 992, lo que sugiere la existencia de un asentamiento anterior.