Afectadas por el anticonceptivo Essure en Cataluña: "No nos van a devolver estos años, pero queremos respuestas"
80.000 mujeres en España portan o han portado el método, que puede provocar dolores, sangrados, caídas del pelo, infecciones, fatiga...
Siguen luchando contra un desacertado mote -las locas del muelle- generado por la falta de información en ambulatorios y hospitales
Mari Carmen y Karyna quieren respuestas que reparen un daño que ha superado lo físico para instalarse en lo psicológico
No les van a devolver "todos estos años", pero quieren respuestas. Respuestas que reparen un daño que ha superado con creces lo físico para instalarse en lo psicológico. Siete afectadas por el anticonceptivo Essure en Cataluña se han unido a través de las redes sociales para compartir sus difíciles experiencias y conseguir "respuestas" al desamparo que sienten, en una lucha compartida con otras muchas mujeres en España.
Essure gozó del beneplácito de las autoridades sanitarias y fue recomendado ampliamente por ginecólogos de este país. "Es lo mejor que puede existir", recuerda Mari que le dijeron. 80.000 mujeres en España portan o han portado este anticonceptivo que prometía una alternativa cómoda, segura y poco invasiva a la ligadura de trompas.
MÁS
Estos dos muelles de fibras de polímero y Nitinol, una aleación de níquel y titanio, ocluyen las trompas de Falopio, pero generan en muchas portadoras numerosos efectos secundarios: náuseas, dolores pélvicos, ciática, fuertes y prolongados sangrados, caídas de pelo, inflamaciones de abdomen, dolores articulares y musculares, infecciones, anemia, fatiga, etc. E incluso caída de piezas dentales.
Su comercialización arrancó en 2003, Bayer dejó de comercializarlo en 2017 y Sanidad dejó de implantarlo poco después; el laboratorio excusó la retirada del producto en cuestiones de certificación y no por motivos de seguridad.
Durante todos estos años e incluso después de su retirada, muchas mujeres no sabían que lo que les sucedía -a lo que los médicos daban una explicación errónea o no se la encontraban- lo provocaba el mismo dispositivo que les dio un mote tan desacertado como "las locas del muelle".
La lucha contra un desacertado mote
"Según qué ginecólogo, puede ser muy desagradable porque no te quieren entender; hay quien me dijo que miraba demasiado internet, que no podía ser por eso, y a día de hoy seguimos encontrándonos con doctores que dudan de nosotras", relata Mari Carmen Gonzalo, de 43 años y convaleciente en la cama tras ser operada de una hernia resultado de las muchas intervenciones por las que ha pasado.
"A mí me lo pusieron el 2 de noviembre de 2011 y, nueve días más tarde, ya acabé en urgencias". Ella está pasando un periplo plagado de ingresos hospitalarios y visitas a urgencias, y en el que ha tenido que recurrir a pañales para adultos por las noches y ha llegado a gastar hasta cinco paquetes de compresas durante el día por los sangrados.
Se lo retiraron en 2021 -10 años más tarde- tras recurrir a la sanidad privada y dar bandazos por hospitales y ambulatorios sin lograr la credibilidad que rogaba a doctores y ginecólogos. Ahora, los efectos adversos han disminuido, aunque los dolores y el cansancio persisten, y han vuelto a aparecer las infecciones para esta vecina de Ripollet (Barcelona).
"Acabas en urgencias tantas veces y por tantas cosas diferentes que creen que lo somatizas todo", agrega Karyna Pozzati. Ella tiene 49 años y es una de las afectadas que no han sabido el origen de su sinvivir al ver el documental Salud a la venta en Netflix, en 2018.
A sus efectos secundarios, además, se le ha sumado una sensación de olor permanente a hierro por el que se llegó a duchar hasta 10 veces en un solo día, agravando las inseguridades que acusaba. Recuperó el olfato y el gusto una vez se lo retiraron hace ahora cuatro meses, en octubre de 2021, y supo que su
Muchas preguntas, pocas respuestas
Esta argentina afincada en Santa Coloma de Gramenet (Barcelona) resume el sentido de su lucha: "No me van a devolver todos estos años, no pude disfrutar de la infancia de mi única hija, pero quiero respuestas". "Si lo retiraron en 2017, ¿por qué no me avisaron? Tomo 16 pastillas cada día, voy de la cama al sofá, tengo fatiga crónica cuando yo era profesora de baile y de educación física", agrega.
Mari, Karyna y otras cinco compañeras quieren pasar a la acción y han recurrido al despacho Fontanilla abogados, un bufete especializado en reclamaciones sanitarias; aseguran haber presentado ya una reclamación extrajudicial contra la aseguradora Sham de la Seguridad Social y están preparando una demanda contra Bayer.
"Es un proceso complejísimo", reconoce su abogada, Irene Palomo. Los efectos adversos no han sido los mismos en todas ellas y de las siete, una sigue a la espera de que le retiren el anticonceptivo, mientras que otras siguen sufriendo los efectos tras su retirada, pero "todas las historias clínicas siguen un patrón y los padecimientos son parecidos; a todas les ha destrozado la vida".
Ahora, valoran la concurrencia de culpas de Bayer y la Seguridad Social para dar forma a las demandas. "Somos siete mujeres contra un Titanic", resume Mari, mientras un fallo pionero da esperanzas al grupo y a su abogada: un juzgado condenó por vía civil a Bayer en octubre a indemnizar a una mujer con 226.000 euros por daños y prejuicios.
Ya hay un protocolo para su retirada
Su retirada comporta la extirpación de las trompas e incluso del útero, ya que en algunas ocasiones el dispositivo se mueve o deja restos por el cuello uterino.
Las operaciones fallidas por la rotura del muelle y el esparcimiento de sus trozos llevaron a Sanidad a crear un protocolo para minimizar riesgos, mientras las afectadas piden la creación de otros para la detección de los efectos adversos antes y después de su retirada.