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Cómo funciona el cerebro ante una “realidad virtual” inmersiva: consecuencias para tus sentidos

La realidad virtual trata de poner a trabajar los cinco sentidos
La realidad virtual trata de poner a trabajar los cinco sentidos. Unsplash
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A medida que avanzan las tecnologías de realidad virtual, mayor inmersión es capaz de conseguir. Para ello, uno de los grandes desafíos a los que se enfrentan es conseguir poner a trabajar los cinco sentidos, para que el cerebro cada vez sienta una inmersión mayor en la que las pistas que lleguen de vista, oído, olfato, tacto y hasta gusto hagan más complicado distinguir la ficción de la realidad. Así es la nueva evolución de la VR y cómo pone a trabajar todos tus sentidos.

Características de la realidad virtual inmersiva

El profesor Roy Kalawsky, una autoridad reconocida internacionalmente en el campo de la realidad aumentada y virtual (VR), definió en 1993 esta última de la siguiente manera: “Los entornos virtuales son unas experiencias sensoriales sintéticas que comunican componentes físicas o abstractos a un operador o participante humano. Esta experiencia sensorial sintética es generada por un ordenador que algún día podrá presentar una interfaz a los sistemas sensoriales humanos, que será indiscernible del mundo físico real”.

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Como si se tratara de un presagio consciente de lo que estaba por venir, esta tecnología evolucionó hasta la realidad virtual inmersiva, que puede involucrar varios sentidos, incluyendo la vista, el oído y el tacto, y en algunos casos incluso el olfato y el gusto, para mejorar la experiencia completa de inmersión en mundos virtuales y así participar de manera activa en la narrativa y la acción propuesta. Esto se consigue a través de una experiencia 360º en la que entran en juego varios dispositivos tecnológicos como las clásicas gafas o cascos de realidad virtual, a los que se suman otros más modernos y sofisticados como trajes hápticos, mandos, guantes y hasta máscaras que juegan con el sentido del olfato.

La tecnología multisensorial enriquecida, incluida la realidad virtual, crea entornos educativos multisensoriales inmersivos en los que los estudiantes pueden ser sometidos a estímulos que posiblemente fomenten experiencias más satisfactorias y mejores resultados de aprendizaje, tal y como confirmó un estudio publicado en Frontiers in Psychology. “Tanto la realidad virtual por sí sola como junto con un estímulo olfativo dieron como resultado una mayor creatividad”. También se ha comenzado a utilizar con fines terapéuticos en acompañamiento a mayores o como terapia contra los efectos de los maltratos.

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Impacto en los sentidos

Precisamente es el mayor impacto en los sentidos el que enriquece la experiencia de la realidad virtual inmersiva en comparación con la realidad virtual tradicional, en la que la experiencia principal llegaba a través de la vista y, en menor medida, del oído si se añadían auriculares al dispositivo. Efectivamente, en la realidad virtual inmersiva, la vista sigue siendo el pilar fundamental. Al colocarnos un visor de VR, nos adentramos en un entorno virtual alternativo en el que los gráficos de última generación, cada vez más sofisticados y realistas, hacen que cada día sea más complicado discernir el mundo virtual del real. Esto, evidentemente, ayuda sobremanera a la sensación de experiencia visual inmersiva, en la que es una de las características más atractivas de esta tecnología.

La nueva generación de realidad virtual y sus aplicaciones más allá del entretenimiento
La nueva generación de realidad virtual y sus aplicaciones más allá del entretenimiento

La experiencia auditiva en la realidad virtual inmersiva también ha evolucionado en los últimos tiempos. Lejos de ser un simple acompañamiento en los auriculares, en los últimos tiempos se ha comenzado a aplicar el llamado audio espacial en la VR. De esta forma, permite que los usuarios puedan escuchar sonidos que llegan desde todas las direcciones, agregando un extra de inmersión ya que el apartado sonoro también se comporta de manera realista respondiendo a la ubicación desde la que se emiten los sonidos y la orientación del usuario con respecto a su posición en el mundo virtual en ese momento. Esta experiencia auditiva mucho más envolvente hace sentir al usuario que está en el centro de la acción de forma realista.

Otro de los grandes avances en los últimos tiempos ha sido la utilización de la retroalimentación háptica para mejorar la sensación del tacto en estas experiencias inmersivas. Mediante guantes o pieles hápticas, los usuarios de VR inmersiva pueden interactuar con los objetos del mundo virtual y sentir aspectos relacionados con el sentido del tacto como texturas o la presión que ejercen, a través de mecanismos de vibración en las manos o en el cuerpo con un nivel de detalle que incluso permite sentir la lluvia caer a nuestro alrededor o el efecto de nuestros pasos en el mundo virtual.

El olfato está siendo poco a poco adaptado a las experiencias de realidad virtual inmersiva, a pesar del gran desafío que supone su aplicación, porque el olor puede ser un potente activador de recuerdos y emociones. Ya se pueden encontrar algunos sistemas dispersores de fragancias que se sincronizan con lo que se esperaría que huela el mundo virtual y así liberan de forma precisa y controlada olores en los momentos más apropiados.

El gusto parece el sentido más complejo de adaptar a la realidad virtual inmersiva. Sin embargo, ya hay proyectos en marcha como el llamado Project Nourished, que ha desarrollado estimuladores gustativos que pueden manipular el sabor de alimentos neutros para que el sabor que el usuario perciba sea equivalente al que se ve y huele en el entorno virtual recreado. Esta tecnología, de acabar llegando a desarrollarse por completo (ahora está en sus primeras etapas de desarrollo), se antoja como una gran revolución en la forma en la que experimentamos la comida y supondría la guinda al impacto sensorial de la VR inmersiva.