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El mayor iceberg del planeta entra en su fase final tras casi 40 años a la deriva: podría derretirse en pocas semanas

La masa de hielo se está rompiendo con rapidez al encontrarse ya en aguas más templadas
La masa de hielo se está rompiendo con rapidez al encontrarse ya en aguas más templadas. Informativos Telecinco
  • El témpano, con un tamaño comparable a Mallorca, se fragmenta rápidamente en aguas del Atlántico Sur

  • Los científicos creen que su desaparición completa podría producirse en pocas semanas

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El gigantesco iceberg A23a, considerado el más extenso y uno de los más longevos de la Tierra, afronta sus últimos días. Su superficie inicial era similar a la de la isla de Mallorca, pero las imágenes de satélite confirman que la masa de hielo se está rompiendo con rapidez al encontrarse ya en aguas más templadas, al norte de la isla Georgia del Sur.

Los expertos estiman que su desaparición total podría producirse en cuestión de semanas, poniendo fin a un fenómeno que ha fascinado a la comunidad científica por sus dimensiones descomunales. En la actualidad, A23a conserva todavía 1.770 kilómetros cuadrados de superficie y llega a medir 60 kilómetros de ancho en su parte más extensa.

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Fragmentación acelerada

En las últimas semanas, el iceberg ha perdido bloques de hielo de gran tamaño, algunos de hasta 400 kilómetros cuadrados, mientras otros fragmentos más pequeños, que suponen un peligro para la navegación, flotan ya en aguas del Atlántico Sur.

Andrew Meijers, oceanógrafo físico del British Antarctic Survey (BAS), advirtió a la agencia AFP: “El iceberg se está desintegrando de forma bastante acelerada” y añadió: “Básicamente, está derritiéndose por debajo. El agua es demasiado cálida para que se mantenga. Se está derritiendo constantemente”.

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Un viaje de casi cuatro décadas

El A23a se desprendió en 1986 de la plataforma de hielo Filchner, en la Antártida. Poco después quedó encallado en el mar de Weddell, donde permaneció estático durante más de 30 años. En 2020 logró liberarse y fue arrastrado por el conocido como “callejón de los icebergs”, la corriente que empuja a estos colosos hacia el Atlántico Sur.

En marzo de 2025 encalló de nuevo, esta vez en aguas poco profundas cerca de Georgia del Sur, a unos 90 kilómetros de la costa, lo que generó inquietud por el posible impacto en colonias de pingüinos y focas. Sin embargo, pronto se desplazó y alcanzó velocidades de hasta 20 kilómetros diarios en su trayecto hacia el norte.

Impactos y beneficios

El BAS apunta que la desintegración de A23a podría tener un efecto positivo al liberar nutrientes que favorezcan la productividad marina y, por ende, a los depredadores de la zona.

El desprendimiento de grandes icebergs forma parte del ciclo natural de las plataformas de hielo en la Antártida y Groenlandia. No obstante, los investigadores advierten que la frecuencia de estos episodios ha aumentado en las últimas décadas, en paralelo a la pérdida de masa de las plataformas por efecto del cambio climático de origen humano.