Psicología

Efecto McGurk: la ciencia confirma que lo que escuchas puede depender más de tus ojos que de tus oídos

La vista y el oído están más unidos de lo que pensamos
La vista y el oído están más unidos de lo que pensamos. Freepik
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La percepción del habla se considera normalmente un proceso puramente auditivo, aunque la mayor parte de la comunicación verbal ocurre en contextos donde el oyente puede ver al hablante además de oírlo. El sentido de la vista tiene más importancia en la audición de la que pensamos, hasta el punto de que tus ojos pueden engañar a tu cerebro modificando lo que han captado tus oídos. Esto tiene un nombre: efecto McGurk.

Cuando lo que ves no se corresponde con lo que escuchas

Los psicólogos cognitivos Harry McGurk y John MacDonald fueron quienes introdujeron el concepto del efecto McGurk en 1976 después de descubrir accidentalmente el fenómeno durante un experimento en el que realmente se estudiaba la percepción del lenguaje por parte de los bebés en varias etapas de desarrollo. En un artículo titulado ‘Escuchando labios y viendo voces’, los dos autores explican cuál era el propósito inicial del experimento y qué acabaron descubriendo por casualidad.

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Originalmente, el estudio consistía en mostrar a bebés diferentes estímulos de sus madres, tanto en formato de vídeo de sus madres hablando, como únicamente el sonido de su voz. Al pedir al técnico de sonido que doblara con la sílaba auditiva “ba” un fragmento de vídeo en el que se decía “ga”, percibieron en el resultado que no escuchaban ni un fonema ni el otro, sino “da”. Entonces fue cuando se dieron cuenta de que el fenómeno no se debía a un error técnico, sino a la idiosincrasia en la percepción humana.

Dicho de otra forma, lo que sucede es que si lo que vemos no se corresponde con lo que escuchamos, nuestros ojos pueden llegar a enviar información contradictoria al cerebro que invalide lo que hemos escuchado. Entonces, el efecto McGurk sucede cuando una persona percibe que el movimiento de los labios de otro individuo no coincide con lo que ese individuo realmente está diciendo, haciendo que se genere una ilusión en la interacción entre la visión y la audición en la percepción del habla.

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Con el paso de los años y la investigación profunda en este campo, hemos descubierto que el efecto McGurk no solamente consiste en unos sentidos engañando a otros (con el cerebro haciendo algo así como siendo un árbitro que unifica dos estímulos distintos, pero no da un único vencedor), sino que es una demostración de cómo de profundos están relacionados el oído y la vista y sus propias percepciones. La realidad es una, pero las percepciones de la misma son diferentes y no siempre tenemos claro qué sentido es el principal.

La neurociencia lleva años investigando y avisándonos de que nuestro cerebro construye el mundo que nos rodea. De hecho, puede llegar a rellenar los huecos sobrantes para que todo tenga más sentido, haciendo correcciones como asumir, inventar, ocultar, alterar y/o ignorar ciertos aspectos, más si tenemos en cuenta que nuestros sentidos son mentirosos compulsivos debido a las limitaciones en su forma de percibir cada uno su especialidad y en las limitaciones que cada uno tiene. Por tanto, este efecto McGurk es, en esencia, el cerebro haciendo lo que tiene que hacer.

En muchos casos, la educación y la experiencia nos permite reconocer cuando nuestros ojos y oídos nos engañan, pero en muchos otros, ni siquiera podremos distinguir lo verdadero de lo falso. Además, el efecto McGurk es ciertamente resistente. Incluso aunque a partir de ahora sepas cuál es su funcionamiento, no te impedirá escuchar el sonido equivocado si el estímulo visual dice una cosa y la percepción sonora otra. Como la percepción del habla no sólo depende de la información auditiva, sino también de la información visual que se presenta simultáneamente, esto también es lo que da explicación a los virales vídeos de ilusiones auditivas en los que puedes escuchar una cosa u otra dependiendo de lo que estés leyendo en ese momento.

Además de todo esto, la intensidad del efecto McGurk varía según los idiomas. Aunque los oyentes generalmente dependen, hasta cierto punto, de la información visual en la percepción del habla independientemente del idioma que hablen, varios estudios han demostrado que hay ciertos idiomas de los oyentes que favorecen más la aparición del efecto, entre ellos el español. También los italianos, turcos, ingleses, holandeses y alemanes experimentan un efecto McGurk más fuerte que, por ejemplo, los oyentes chinos y japoneses.

También importan las expresiones faciales en lo que escuchamos

Otro ejemplo del efecto McGurk tiene que ver con la expresión con la que se dicen las cosas. Si nuestros ojos observan una emoción facial que no corresponde con el mensaje que se está diciendo, puede también modificar el significado o lo que creemos escuchar. Esto se desarrolla más en un estudio que fue publicado en Cognitive Computation y en el que se expuso a 12 sujetos a estímulos auditivos, visuales o audiovisuales combinados consistentes en grabaciones de voz de la palabra japonesa "arigato" (gracias) pronunciada con tres entonaciones diferentes: enfadado, feliz o neutral.

Mediante la detección de los estímulos cerebrales a través de un electroencefalograma, se analizaron las reacciones de aquellos que veían y/o escuchaban los estímulos. Al combinar estímulos visuales con estímulos auditivos, los sujetos esperaban estímulos congruentes, donde las pistas visuales y auditivas fueran concordantes (cara feliz y voz alegre, por ejemplo). Cuando se presentaban estímulos no congruentes, donde las pistas visuales y auditivas son discordantes (cara feliz y voz enfadada, por ejemplo), se detectó que provocaban distorsiones en la percepción visual o auditiva (efectivamente, el efecto McGurk).