La Geria: así es el jardín imposible que brotó de las cenizas del volcán en Lanzarote

Los viñedos de Lanzarote son diferentes a todos los demás. La morfología de la isla cambió por completo con las erupciones volcánicas que se produjeron entre los años 1730 y 1736, cuando la lava se tragó un cuarto de su territorio y obligó a emigrar a gran parte de la población. Quienes se quedaron tuvieron que reinventarse, y hoy en día una de las zonas aún cubierta de cenizas azabache ha abierto paso a la vida y se ha convertido, de hecho, en el jardín que da a luz el vino más conocido de las Canarias. Hablamos de La Geria, en los límites del Parque Nacional de Timanfaya.

La Geria se enmarca entre las montañas de Guardilama, Gaida y Guardilama por el sur y los picos de El Chupadero y Diama por el norte. Su nombre fue hasta la erupción del siglo XVIII el de una aldea que quedó arrasada por la lava.

La erupción empezó entre las nueve y las diez de la noche de aquel 1 de septiembre de 1730. Los grandes campos de cultivo cerca de lo hoy es el parque del Timanfaya agonizaron bajo las rocas ardientes durante años y dejaron a la isla sin una importante fuente de alimento.

Hoy en día, en cambio, La Geria es el mayor campo de piroclastos del archipiélago canario, con plantas que brotan del suelo carbonizado gracias a los esfuerzos de la mano del hombre, con la ayuda de camellos.

La arena volcánica, una oportunidad para el vino

Cuando la erupción se dio por concluida, los campos de legumbres y cereales extintos fueron reconvertidos en viñedos aprovechando una oportunidad que ofrecen, precisamente, las pequeñas piedras volcánicas.

Un agricultor se percató de que algunas plantas crecían con sorprendente fortaleza entre las cenizas, las que no quedaron enterradas del todo tras la erupción, y decidió experimentar plantando semillas en el terreno volcánico.

Así es como empezó una nueva técnica de agricultura en la isla volcánica, toda una revolución. El campesino descubrió que la arena guarda la humedad de la lluvia y el rocío extraordinariamente, evitando que se evapore por la noche, y además es el perfecto termorregulador ya que mantiene la temperatura de la vid. Esto se debe a la porosidad de la arena.

Así, en 1775, se levantó por primera vez el lagar del viñedo de El Grifo, la bodega que ha pasado de generación en generación la fabricación tradicional del vino y que, a día de hoy, tiene uno de los mejores vinos de uva volcánica de todas las Canarias.

La uva que brota en La Geria es blanca y aromática, y ha sido premiada en numerosas ocasiones por su calidad excepcional. Se conoce como Malvasía volcánica o malvasía de Lanzarote y es, a día de hoy, de los productos más icónicos de la isla.