Es la medida más sonada hasta el momento. En resumen, se trata de que, desde 2018, la velocidad máxima permitida pase de los 90 kilómetros por hora actuales a 70 todo el año en la circunvalación M-30 y en las vías de acceso a la capital (en los tramos que se encuentren dentro de la M-40 y M-30).
El centro se convertirá poco a poco en una gran área de prioridad residencial, un proceso de transformación que se iniciará a partir de 2018. El perímetro estará definido por las calles de Alcalá, Gran Vía, paseo de la Castellana, avenida Ciudad de Barcelona hasta Vallecas, Conde Casal (conexión A-3 a través de la avenida de la Albufera), Bravo Murillo, Santa Engracia y bulevares de Arturo Soria. Para ello, en algunas se ampliarán las aceras o se colocarán al mismo nivel de la calzada. Para circular deberás tener un permiso de residente o ser un vehículo autorizado.
Además, solo se podrá circular a 30 kilómetros por hora.
A partir de 2020, el Ayuntamiento prohibirá aparcar en el estacionamiento regulado de la almendra central de la ciudad (interior de la M-30) a los vehículos más contaminantes, que desde 2025 tendrán limitada la circulación en todo el término municipal. Estos son los coches de gasolina matriculados ante del año 2000 y del 2006 en el caso del diésel.
Con la construcción de aparcamientos disuasorios en puntos de acceso a la capital, se pretende evitar la entrada de coches pero, además, fomentar el uso del transporte público y también de bicicletas. Para ello, se ampliará la red ciclista y se realizarán plataformas reservadas de autobuses.
Según el documento, se aplicarán incentivos fiscales para coches privados, autobuses, taxis y flotas de servicios municipales, como bonificaciones en el servicio de estacionamiento regulado (SER) o gratuidad para los vehículos cero emisiones. Este tipo de medidas, según indica el Ayuntamiento, serán las primeras en aplicarse: primero los incentivos; después, las limitaciones.