Primavera adelantada: cuándo van a florecer los cerezos del Jerte

Cristina Abel 03/03/2019 11:20

Todavía resta un mes para el cambio astronómico de estación, sin embargo, la subida de las temperaturas y la ausencia de lluvias, debido al anticiclón que se instaló el pasado mes de febrero en la península, parece haber adelantado la primavera. Al contrario de lo que suele suceder en esta época, los termómetros están una media entre cinco y diez grados por encima de lo habitual, sobre todo en la Meseta Norte, donde la presencia de lluvias, nieve y frío suelen ser el pan nuestro de cada día para sus habitantes.

Estabilidad en marzo

Los pronósticos de los expertos apuntan a que esta situación de estabilidad se mantendrá, en principio, en el arranque de marzo, un entretiempo precipitado que de prolongarse podría adelantar la floración de los cerezos en el Valle del Jerte. “Nosotros esperamos que la floración sea en las fechas habituales, a finales de marzo y los primeros 10 días de abril, pero todo dependerá de la meteorología”, comenta Esperanza Izquierdo, técnica de la Oficina de Turismo de esta mancomunidad que aglutina a once pueblos cacereños. “Sí persiste esta climatología tan primaveral, se adelantaría, produciéndose la salida de flores sobre el 20 de marzo. No obstante, a estas alturas nadie sabe lo que nos guarda con el tiempo”, añade.

Dos millones de cerezos

Situada en la comarca natural y valle de Extremadura, esta zona extremeña, declarada de Interés Turístico Nacional, concentra los municipios de Barrado, Cabezuela del Valle (más poblado con 2.250 habitantes), Cabrero, Casas del Castañar, El Torno, Jerte, Navaconcejo, Piornal, Rebollar, El TornoJerteNavaconcejoPiornalRebollarTornavacas y Valdastillas. Más de 300 kilómetros de superficie en los que se reparten los dos millones de cerezos gracias a las condiciones climatológicas e hidrológicas que caracterizan a la región.

Cerca de 70.000 visitantes potenciales

Aunque no hay estadísticas ni datos fehacientes, desde los estamentos oficiales de turismo se estima que alrededor de 70.000 personas podrían visitar este año el valle para disfrutar de la floración. “Dependerá también de la climatología que nos acompañe porque si hace buen tiempo ese número puede aumentar. Mucha gente siguen nuestra web para organizar sus viajes. Hay muchas personas que viven relativamente cerca, pero también nos visitan muchos extranjeros desde Israel, Alemania, Francia, Inglaterra”, subraya Izquierdo.

900 horas de bajas temperaturas y lluvias

Para que la floración sea la idónea, estos árboles necesitan, según los agricultores, unas 900 horas de temperaturas muy bajas o heladas durante el invierno. “El termómetro bajo cero hace que mueran todos los bichitos que pueden estar alrededor del árbol, provocar enfermedades de los árboles y que tengan menos producción de la habitual”, comenta Esperanza, que indica la necesidad de lluvias, aunque no en exceso, para un óptimo florecimiento, que suele ser de 40 días antes de la salida de las cerezas. Este año, según nos comentan, han contando con semanas de mucho frío, “no sabemos si habremos llegado a las horas necesarias, aunque estaremos cera, pese a que en febrero las temperaturas han sido muy suaves”, señala.

Cerecera, otro espectáculo natural

La recolección de estos frutos, conocida como cerecera –también con muchos seguidores y curiosos– arranca a primeros de mayo y finaliza a mediados de julio. Existen muchas variedades de cerezas y picotas y cada una necesita un tiempo distinto para su maduración, que varía no solo por el tipo de árbol, también por la altitud en la que esté plantado, de tal manera que los que estén a mayor altitud tardarán más.

2.000 años de almendros en España

Mientras esperamos a tener noticias de este bello enclave extremeño, podemos disfrutar de los almendros en flor, árbol caducifolio que anuncia, como un prólogo, la inminente llegada del cambio de estación. En España, su presencia contabiliza 2.000 años cuando fueron introducidos por los fenicios y es habitual verlos en parques y paseos de las ciudades, y en los inmensos campos de la geografía nacional.

La Quinta de los Molinos

Desde hace días, los madrileños y los que llegan a la capital pueden disfrutar de un espectáculo natural sin parangón en la Quinta de los Molinos, situado en el barrio de Salvador, perteneciente al distrito San Blas-Canillejas. Alrededor de 25 hectáreas en las que se encuentran más de 7.500 árboles, que abarcan pinos, eucaliptos, olivos y almendros, se han convertido un punto de visita obligada en días que el calor invita a disfrutar de las actividades al aire libre.