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Nya de la Rubia nació y se crio en el lugar con más "solera" de Sevilla, el barrio de Triana. Su arte le viene de raza, ya que, desde muy pequeña, su madre, le cantaba, transmitiéndole su pasión por el cante y la música.
Las influencias musicales de Nya son muchas y muy variadas, abarcando desde el flamenco hasta la música urbana, pasando por la música latina, árabe, el pop o el funky, por lo que su estilo musical es difícil de catalogar. Lo que realmente la define es su pasión por arriesgarse en cualquier estilo que le haga vibrar y su amor por el arte.
Hablamos con ella, en exclusiva, de su trayectoria y lo nuevo que está por venir:
-¿Qué te diferencia del resto de artistas?
Eso es muy complicado de responder… Cada artista tiene algo especial y único. En mi caso, creo que la clave es hacer una fusión de muchos géneros y eso se puede encontrar en todas mis canciones, mi forma de hablar y mi forma de expresarme. También empodero mucho a la mujer en todos mis trabajos, hablo de mi vida, anécdotas, situaciones… Encima del escenario soy todo un terremoto y lo doy todo con el público. Es un show que no sigue siempre una misma línea.
-¿Qué te hace perdurar en la música, un sector tan complicado?
La pasión por la música, que es muy complicada y tiene que amarse mucho para seguir en ella. Lo mejor es no ponerse objetivos muy altos y disfrutar de cada segundo que nos regale la vida. Para mí, la música también es terapia y lo demuestro con mis letras.
-¿Orgullosa de que el flamenco se valore cada vez más?
No lo sé, la verdad. Siento que siempre se ha valorado porque es algo muy nuestro y algo que solo podemos sentir nosotros. Noto que fuera de España se valora muchísimo y ahora más, tal vez por las fusiones que se están realizando.
En mi caso, fue a los 20 años cuando valoré el flamenco y todo el arte de Andalucía. Escuchaba otros géneros hasta que me metí en una cueva flamenca en Madrid y todo cambió. Mi madre me cantaba coplas cuando era pequeña, pero en aquel momento yo no lo ponía en valía.
-Cuéntanos los detalles de ‘Te creí’
Es una composición que me salvó tras pasarlo mal por una relación que tuve. Creí mucho a una persona que me vendió la moto y cuando lo dejamos empecé a quererme a mí misma y, por tanto, recuperarme.
-Es precisamente en ‘Te creí’ cuando das un paso más en la diversidad y muestras en el video que cantas a una mujer, ¿por qué ahora sí y antes no?
Fue una idea junto al director creativo y estoy encantada de mostrar algo sensual, pero sutil. Ya hemos avanzado mucho en este tema en la sociedad, pero queda aún por hacer. Quería hacer un videoclip diferente y resaltar la figura de la mujer.
-¿Es la industria musical lesbófoba?
No lo siento así. Quizá es una misma quien siente esos miedos e inseguridades por lo que puedan decir, pero considero que de verdad hemos avanzado mucho y ya no señalamos a los artistas.
-¿Se te hace complicado avanzar al ritmo que lo hace la música?
No porque estoy haciendo mucha suerte. Ahora, de hecho, estoy inmersa en los preparativos de las doce canciones de mi nuevo disco. En la actualidad sí que considero que las canciones pasan más desapercibidas y que, evidentemente, la industria está cambiando y más que lo tiene que hacer: o se está podrido de dinero o es imposible darle calidad a la gente en tan poco tiempo.
-Si tuvieras que elegir, ¿te quedarías con la música o la interpretación? ¿Qué te ha dado mayores dolores de cabeza?
La música. Me he sentido en muchas ocasiones frustrada por dedicarle mucho tiempo y amor y ha sido un proceso infinitamente más lento. Tuve que cambiar el chip y no tener objetivos muy grandes. Ahora sí que puedo decir que la música la disfruto.
-¿Qué podemos esperar de ti a corto y largo plazo?
A parte de colaboraciones soñadas y muy bonitas, voy a mezclar música con otro sabor en mi nuevo disco, que espero que vea la luz más pronto que tarde.