La vida actual de Mr. T, actor de 'El equipo A': del cine y las peleas a ser creyente y aficionase al curling

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Mr. T, en sus redes sociales.. Instagram
  • De orígenes humildes, el actor y luchador profesional conquistó el Hollywood de los 80

  • "Me llamé a mí mismo Mr. T, para que la primera palabra que saliera de la boca de cualquiera fuera 'Mr.'"

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Los años 80 nos dejaron una serie de ficciones míticas que sirvieron de base para mucho de lo que llegaría después. La televisión estaba afianzándose como el principal motor del entretenimiento. Y, mientras en España triunfaban series como 'Verano azul', una de las más exitosas de nuestra historia, desde Estados Unidos nos llegaban la gran mayoría de producciones. Ahí tenemos los ejemplos de 'Cheers', 'V', 'Las chicas de oro' o 'El equipo A'. Esta última siendo uno de los grandes éxitos de la década, y que no dejó de reponerse en nuestro país en años posteriores.

Un grupo de mercenarios de élite que solucionan desaguisados, cada uno a su estilo y a su manera: estaba el cerebro de las operaciones, el que lo conseguía todo, el ligón o la fuerza bruta. Cuatro personajes diferentes pero perfectamente equilibrados, interpretados por George Peppard, Dwight Schultz, Dirk Benedict y Mr. T, y que tuvo una participación estelar de nuestra Ana Obregón cuando trataba de labrarse una carrera en Hollywood. 

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Y quizá el que más se benefició de la fama de la serie fue precisamente Mr. T. Pero aunque muchos crean que dicha fama le llegó por 'El equipo A', lo cierto es que ya había hecho sus pinitos en el mundo de la actuación.

En 1982, dos años antes de estrenar la serie de la NBC, había sido el villano Clubber Lang en 'Rocky III', poniendo contra las cuerdas, literalmente, al personaje de Sylvester Stallone. Pero es que antes de su debut en Hollywood, la vida de Mr. T. había estado repleta de altibajos.

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De nombre Laurence Tureaud, se cambió el nombre para ganarse el respeto de cualquiera que se dirigiera a él. De niño veía cómo a su padre, a su hermano que regresaba de Vietnam y a muchos hombres negros a su alrededor, les llamaban "boy". Quiso que nadie volviera a dirigirse a él de esa manera, así que puso 'Mr.' delante para que lo primero que alguien pronunciara fuera un trato respetuoso. "Me llamé a mí mismo Mr. T, para que la primera palabra que saliera de la boca de cualquiera fuera 'Mr.'", ha explicado en varias ocasiones. 

Mr. T. daba vida a M.A. Barracus en la mítica ‘El equipo A’.

Comenzó su carrera lejos de la actuación, como guardaespaldas de famosos, entre los que estaba el mismísimo Michael Jackson. Y antes de eso, se sacó sus primeros sueldos siendo portero de discoteca. Ahí es donde formó su icónica imágenes con joyas colgadas al cuello. Esas joyas pertenecían a personas que generaban peleas en los bares y clubs donde trabajaba.

Durante las peleas, las perdían y Mr. T. se las colgaba al cuello. Si luego querían reclamarlas, solo tenían que pedírselas directamente. Aunque abandono esta imagen, que se había convertido en su seña de identidad, desde el desastre natural del Katrina en Nueva Orleans. "Siendo cristiano, cuando veo a otras personas perdiendo sus vidas, sus tierras, sus propiedades... Siento que sería un pecado ante Dios el continuar llevando mi oro. Siento que sería insensible e irrespetuoso hacia esas personas que lo han perdido todo, así que paré de llevar mi oro", explicó Mr. T al medio de noticias 'SkyNews'. 

Sus creencias siempre han sido un pilar fundamental de su vida. Denunciando el racismo imperante en la sociedad americana, fue imagen en los años 80 contra la criminalidad en las calles, y buscando apartar a los jóvenes del camino de las drogas. "Me pongo malo solo de pensar que hay chavales consumiendo drogas. Esas cosas te afectan, merman tus capacidades y te hacen daño a ti, a tu familia y a tus amigos". Así lo avisaba en el anuncio antidroga que grabó en 1985 para el New York State Division of Substance Abuse Services dentro de la campaña "Just Say No".

No solo eso, sino que incluso sacó un par de discos, también de mucho contenido social, y es que los títulos de sus canciones no dejaban lugar a dudas: 'Don’t talk to strangers' ('No hables con extraños'), 'No dope, no drugs',  o 'Treat your mother right' ('Trata bien a tu madre').  

Mr. T. en la década de los 80 era una auténtica celebridad, codeándose con todo tipo de famosos. Desde sus compañeros en el mundo del wrestling, como Hulk Hogan, hasta la mismísima Primera Dama Nancy Reagan. Y, mientras compaginaba el deporte y la actuación, también lanzó una serie de dibujos donde ponía voz a un entrenador y guardián del equipo juvenil de gimnasia olímpica estadounidense. Duró 3 temporadas (un total de 30 episodios), con un estilo muy similar a la popular serie de 'Scooby-doo'. De hecho, se encargaban también de resolver misterios. Y destacaba sobre todo por contar con grupo multicultural y multirracial de protagonistas.  

Cristiano practicante, su padre era pastor y predicador pentecostal en Chicago, y esta fe se convirtió en uno de los motores de su vida. En 1995 le diagnosticaron un linfoma de células T, una forma de cáncer que él interpretó como una prueba de Dios. En lugar de desesperarse, dijo que se volvió aún más devoto, y usó ese periodo para reflexionar sobre su vida y acercarse más a su espiritualidad.

"Yo antes decía 'yo creo en Dios', pero tras el cáncer empecé a decir 'yo dependo de Dios'", dijo en FOX News. Y no solo habló de su relación con Dios en su autobiografía, sino que hoy en día sigue muy cercano a su comunidad cristiana, ayudando en comedores sociales.  

¿El mundo de la interpretación? Nunca destacó demasiado en su vida. Sus papeles más importantes tuvieron lugar en los años 80 y ya, más adelante, participaciones en películas en forma de cameo o como actor de doblaje, como en la película 'Lluvia de albóndigas'.

Participó en la temporada 24 de 'Dancing with the stars', siendo el tercer eliminado. Y también acudió al famoso programa de Conan O'Brien, donde el presentador le acompañó por su barrio de la infancia, pudiendo ver hasta el mismísimo solar donde había estado la casa en la que creció con sus padres y sus 11 hermanos.

Y, aunque ha quedado atrás la interpretación, Mr. T. ha encontrado su nueva pasión en el curling, "Me gusta el curling, es menos desgaste para mi cuerpo. Luché, boxeé y estudié artes marciales. No tengo nada que probar. Por lo tanto escogí curling", explicó en su cuenta de Twitter. "Los que lo critican no entienden que es más difícil de lo que parece. Requiere práctica para hacerlo parecer sencillo”, dijo en la revista TIME. 

Hoy en día, a sus 73 años cumplidos este 21 de mayo, aunque su fama ha mermado mucho, sigue siendo una de las celebrities más queridas en Estados Unidos, y toda esa generación que creció en los 80 seguirá reconociendo a Mr. T.