La furia transgresora de Molotov inunda el Festival Pirineos-Sur

AGENCIA EFE 10/07/2010 00:48

"¿Están preparados para el rock?", preguntó sin esperar respuesta el guitarrista y cantante Tito Fuentes, que acto seguido dio la orden para que retumbaran los primeros compases de "Amateur", seguida de "Chinga tu madre", "Sandwich a la chichona" y "¿Por qué no te haces para allá al más allá?".

Los 1.200 espectadores reunidos en el auditorio de Lanuza no dejaron de corear temas como "Here we kum" o "Parásito", pero ni punto de comparación con el éxtasis que provocaban las primeras composiciones del conjunto mexicano, caso de "Voto latino".

"Perro negro" y "Blame me" dieron buena muestra del acento provocador que Molotov ha gastado desde sus ya lejanos comienzos como banda, que se remontan al año 1997.

No se había cumplido la primera mitad del concierto cuando "Gimme the power" inundó de rabiosa nostalgia a la audiencia congregada, incapaz de resistir el devenir trepidante de la pieza que otorgó fama internacional al grupo de México D.F.

Ácida critica contra la situación de los inmigrantes aztecas en Estados Unidos, "Frijolero" trajo consigo el lado más comprometido de Molotov, que a continuación rindió merecido tributo a Queen son la singular "Rap, soda & bohemia".

El concierto enfiló sus últimos compases con "DDT", "Cholo", "Mátate teté" y, sobre todo, "Puto", una incendiaria composición que provocó innumerables demandas legales contra Molotov por el supuesto carácter homófobo de sus letras.

"Rasta" y "Here comes the Mayo" fueron las últimas puntadas de un grupo que cerró su contundente desempeño con "Perra arrabalera", una canción para la que se requirió la inestimable presencia de varias féminas sobre la tarima flotante de Lanuza.

Antes había sido el turno de los argentinos Estelares, una formación que acumula quince años cabalgando canciones a lomos de un pop-rock efectivo y agradable, apto para toda clase de oídos, capaz de contentar tanto al oyente más 'moderno' como al que prefiere la radiofórmula de toda la vida.

Liderado por el cantante Manuel Moretti, el grupo de La Plata propuso una actuación que transitó por todos y cada uno de sus cinco discos publicados, desde el apreciable debut "Extraño lugar" hasta el último de sus álbumes de estudio, "Una temporada en el amor".

El recital arrancó con los pegadizos estribillos de "América", la emotividad de "Las vías del tren" o el descaro de "Eléctricos duendes", piezas todas caracterizadas por el inconfundible y tembloroso registro vocal de Moretti.

"Esta se la queremos dedicar a los monos, a todos los monos, porque cada uno tiene sus monos particulares", explicó Moretti a su manera, ciertamente explícita, antes de dar entrada a los primeros acordes de la irreverente "200 monos".

Llegado el momento de dar paso al romanticismo, "Ella dijo" funcionó como lo que es, una de las más aplaudidas composiciones de esta banda que, a buen seguro, no tardará en alcanzar un mayor predicamento en España.

"Un viaje a Irlanda" sonó a modo de homenaje para Fito Páez, mientras que "Un show" quiso agradecer "la pasión de las 'groupies', que siempre se pasan a saludar por el camerino y le dejan a uno cegado", según expuso el Moretti más edulcorado de la noche.

El desgrane del repertorio continuó con "Moneda corriente", "Melancolía" y "Jardines secos", predecesoras de ese "Cristal" que el intérprete de Estelares ha recuperado de una de sus bandas anteriores, Los Peregrinos.

La línea de meta se encontraba a un par de giros de distancia cuando sonaron los acordes de "Un día perfecto", estupenda composición que puso la alfombra roja para un final que corrió a cargo de "Ardimos".