Me paso horas mirando el móvil y no sé si necesito ayuda

  • El 53% de los españoles podría tener adicción al móvil

La dependencia hacia las nuevas tecnologías cada vez preocupa más a los servicios de salud mental y en consecuencia han aumentado las investigaciones sobre el poder adictivo de los móviles. Al ser algo tan reciente, apenas contamos con protocolos de actuación y es difícil determinar cuándo hay que pedir ayuda o cuándo es algo normal, sobre todo si tenemos en cuenta que la mayoría de personas con smartphone abusan de él en alguna medida. El caso de María es un claro ejemplo de esta adicción.

Imagina la siguiente situación: son las 9 de la mañana y sales de casa con prisa porque vas con retraso a clase o al trabajo. Tras 5 minutos caminando te das cuenta de que no llevas el móvil encima. ¿Volverías a buscarlo aunque arriesgándote a llegar tarde o pasarías el día "desconectado"? En caso de no volver, ¿te sentirías angustiado o sería un día normal?

Este ejemplo tonto puede ayudarnos a descubrir si el smartphone es una herramienta más para comunicarnos en nuestro día a día o si se está empezando a controlarnos. En ese caso estamos ante una adicción que tiene nombre: nomofobia o miedo a irracional e incontrolable a no tener el móvil a mano, quedarnos sin batería, olvidarlo en casa o "estar desconectados".

¿Cómo sé si padezco nomofobia?

Para entender mejor esta adicción vamos a utilizar el ejemplo de María, una chica de 22 años. Ella se puso en contacto conmigo porque, en palabras suyas, "no podía vivir sin teléfono y eso le provocaba ansiedad". Con su consentimiento voy a compartir algunas de las situaciones que le hicieron darse cuenta de que tenía un problema:

"Cuando me di cuenta de que tenía un problema no fue por algo superllamativo, sino por un cúmulo de cosas. Por ejemplo, cada 5 minutos miraba el teléfono varias veces. Era como cuando vas a la nevera, la abres para ver qué hay pero no coges nada. Pues así. Lo desbloqueaba, revisaba WhatsApp, Facebook, Instagram y Twitter y al acabar el chequeo general lo volvía a bloquear. Así cada minuto.

Esto me hacía perder mucho tiempo y también me estaba provocando problemas en la universidad, porque cada vez me costaba más concentrarme. Tenía el cuerpo acostumbrado al móvil y cuando tenía que estar mucho rato sin mirarlo lo pasaba muy mal y me distraía.

También me afectó al sueño. Por la noche tenía (y sigo teniendo) la manía de mirar el móvil para dormirme porque tenía la sensación de que me calmaba, pero en realidad me activaba más. Me metía en la cama a las 23:30 y cuando quería darme cuenta eran las 2 de la mañana y yo llevaba horas mirando vídeos de Youtube y fotos de Instagram de gente que ni me va ni me viene.

De todos modos lo que más me hizo darme cuenta del problema fueron mis amigos y mi novio. Cuando salía de fiesta estaba más pendiente de subir stories y de mirar las notificaciones que de pasármelo bien. Lo mismo me pasaba cuando veía una película con mi novio. Me pasaba todo el rato leyendo Twitter o viendo fotos de Instagram. Es como si llenase mi tiempo con algo que no me aportase nada, dejando de lado cosas que de verdad me gustan.

Cuando mi novio y mis amigas se pusieron serios conmigo me di cuenta de que no podía seguir así y decidí cambiarlo. Está siendo complicado, pero creo que era muy necesario."

El caso de María no es algo aislado. Según el Centro de Estudios Especializados en Trastornos de Ansiedad, el 53% de los españoles sufre síntomas de nomofobia.

¿Cuándo pedir ayuda?

Como cualquier otro problema que afecta a nuestro bienestar psicológico y social, hay que pedir ayuda cuando no podemos gestionarlo en solitario y nos está perjudicando notablemente.

Debemos tener en cuenta que aunque la nomofobia no es tan grave como algunos la pintan (hay quien la ha comparado con la adicción a la heroína, nada más lejos de la realidad), puede provocar problemas de ansiedad, inatención, insomnio, aislamiento, etc. En consecuencia, pedir ayuda es más que necesario.

¿Qué hacer si la padeces?

En primer lugar, el objetivo es la abstinencia parcial. En otras adicciones buscamos la desintoxicación total. Por ejemplo, que una persona no consuma tabaco. En este caso la meta es aprender a utilizar el teléfono de una forma sana.

Para lograrlo hay algunos consejos que pueden serte útiles:

  • Comprométete abiertamente. Explícale a tus amigos que tienes un problema y que quieres cambiarlo. Diles que tal vez vas a estar un poco desconectado un tiempo y que te gustaría que te apoyasen en este proceso.
  • Modifica algunos patrones de conducta. Por ejemplo, por la noche deja el móvil en otra habitación para evitar la tentación de mirarlo hasta tarde. También puedes dejarlo en casa cuando vayas a salir durante poco rato a hacer la compra, bajar la basura o dar un paseo.
  • Haz un buen uso del móvil descargándote aplicaciones para deshabituarte. Hay apps que te ayudan a superar la adicción utilizando un contador de tiempo o bloqueando las notificaciones para que no te distraigas. Busca alguna que se adapte a ti.
  • película o serie. Durante el segundo mes está prohibido usarlo cuando ves una película o serie y también cuando estás comiendo con gente o tomando algo. Así progresivamente irás aumentando tu control sobre la adicción.
  • profesional si no puedes solucionarlo por tu cuenta. Como decía anteriormente, cuando algo nos provoca mucho malestar y no sabemos gestionarlo en solitario, lo más valiente e inteligente es pedir ayuda (en este caso a un psicólogo).

También te puede interesar: