Primeros días de bikini: se pueden superar los complejos físicos en verano

  • Si este fuese el último verano de tu vida, ¿querrías pasarlo en casa en vez de en la playa con tus amigos?

Llega el calor y con él el momento más temido del año para muchas personas: ponerse un bikini o bañador y mostrar nuestro cuerpo al mundo. Los complejos son como los ojos, todos tenemos y aunque los de dos personas pueden parecerse, en el fondo son completamente diferentes. Entender cómo vive cada persona sus inseguridades y cómo las afronta es fundamental para superarlas, y por eso hoy hemos reflexionado sobre el miedo a los primeros días de playa, la forma de gestionarlo y las presiones de la sociedad a las que nos vemos expuestos día a día.

El timo de la operación bikini

Los complejos no surgen de la nada, y en el caso del miedo a ponernos un bikini o un bañador todavía menos. Los meses previos al verano, los medios de comunicación y las tiendas nos bombardean con la “operación bikini” pero, ¿qué es eso?

Desde el punto de vista médico, la operación bikini es una bomba para el cuerpo. En la mayoría de los casos implica hacer dietas extremas y nefastas para nuestra salud durante un par de meses, para después retomar malos hábitos al volver el invierno. No fomenta un estilo de vida saludable, sino conductas obsesivas centradas en el culto a la delgadez. De hecho, en Yasss ya te contamos contamos también lo que le pasaba a tu cuerpo cuando hacías algunas de estas prácticas como son las famosas dietas detox. Puedes ver sus efectos en el siguiente vídeo:

Si analizamos la operación bikini desde el prisma de la psicología, la cosa tampoco mejora. No debemos olvidar que detrás de este eslogan se esconde un interés económico: comprar productos hipocalóricos o adelgazantes, apuntarte al gimnasio, ir a clínicas de belleza… Todo esto a costa de nuestra autoestima

¿Es la sociedad o soy yo?

Hasta la persona más introvertida del planeta vive en sociedad. Recibimos influencias de nuestra familia, de nuestros amigos, de nuestros compañeros de clase y de trabajo, de las páginas webs que visitamos, de las cuentas de Instagram que seguimos… Como veis, la lista es infinita. Inevitablemente acabamos interiorizando las ideas que la sociedad nos mete por los ojos, reproduciéndolas con otras personas. ¿Cómo?

  • Mirando con extrañeza a las personas con sobrepeso que hacen deporte.
  • Considerando la palabra “gordo/a” como algo peyorativo o negativo, cuando es un adjetivo como delgado, alto, bajo, rubio o moreno.
  • Opinando sobre el cuerpo de otras personas de una manera despectiva, aunque sea en la intimidad.
  • Editando nuestras fotos para difuminar las estrías y la celulitis porque nos parecen antiestéticas.
  • Criticando a las personas con un cuerpo no normativo que hacen topless o que visten ropa que nos parece inapropiada como escotes, faldas cortas, leggins…

Estos son solo algunos ejemplos de gordofobia interiorizada y para poder superar nuestros complejos en la playa, también tenemos que dejar de lado nuestros prejuicios por el camino.

Cómo hacer frente a los complejos

Superar la inseguridad que nos produce el primer día de playa o de piscina no es fácil, pero es un proceso necesario para nuestra salud psicológica.

  1. Cómprate un bañador o un bikini que te guste. Tira ya ese bañador negro que tienes desde el año 2010 y que sólo te gusta porque te tapa el cuerpo. En cambio, busca ropa de baño que te haga sentir sexy, que muestre tu cuerpo tal y como es.
  2. No temas hablar de tus inseguridades. Cuéntale a tus amigos o amigas como te sientes y descubrirás que a ellos les pasa lo mismo. Es sorprendente como hasta la persona que consideramos más atractiva, también tiene complejos. A lo mejor se te pasa por la cabeza esta frase: “si él/ella que es la perfección hecha persona se siente mal, ¿cómo estaré yo?”, pero no caigas en ese pensamiento. En cambio, pregúntate qué va mal en la sociedad para que todos estemos disconformes con nuestro cuerpo. Reflexiona, debate y apóyate en otras personas.
  3. La forma de superar cualquier miedo es exponiéndote a él. El primer día de playa o piscina va a ser difícil, no te voy a mentir. Te sentarás en la toalla y pensarás que todos te miran, que tienes el cuerpo más horrible en kilómetros a la redonda, que quieres meterte en el agua para que nadie te vea y que ojalá haberte quedado en casa. A los 30 minutos se te olvidará todo esto. Si observas a tu alrededor descubrirás diversidad de cuerpos y eso es fantástico. La próxima vez que vayas tardarás 25 minutos en sentirte a gusto y la siguiente 20. Así poco a poco hasta que esos miedos que sentías al principio se difuminen del todo.
  4. No eres el centro del universo. En la playa y la piscina cada uno está a su bola, no pendientes de los cuerpos ajenos. ¿Tú analizas cada centímetro del cuerpo de los demás o prefieres disfrutar comiéndote un helado y refrescándote? Lo segundo, ¿verdad? Pues el resto de la gente, también.
  5. Imagina que es el último verano de tu vida, ¿cómo querrías pasarlo? No sabemos lo que nos va a pasar mañana o en unos meses, pero estoy segura de que lo último que querrías es pasarte el último verano de tu vida encerrado o encerrada en casa mientras el resto de tus amigos disfruta bañándose y riéndose.
  6. Pide ayuda profesional. Si pese a todo no consigues superar tu complejo, un psicólogo puede ayudarte. Las inseguridades son algo serio y muy limitante y no debes avergonzarte por pedir ayuda a un especialista.