¿Debería el concepto de 'virginidad' desaparecer de nuestro vocabulario? La opinión de varios jóvenes

  • El término de virginidad surge en la antigua Roma, cuando el rey escogía a varias niñas de entre 6 y 10 años poniéndoles el nombre de vírgenes vestales

  • ¿Qué significa la virginidad para ti? Varios jóvenes de entre 15 y 30 años responden a esta pregunta: “Una vara de medir diferente para hombres que para mujeres”

Pese a la popularidad del término, la virginidad no tiene ninguna utilidad médica ni tampoco se ha avalado científicamente. Se trata simplemente de un constructo social que provoca frustración, inseguridad y un popurrí de tabúes en los jóvenes -y no tan jóvenes-. La gran pregunta es por qué seguimos dándole tanta importancia, si se ha demostrado por activa y por pasiva que la virginidad es una invención.

¿Cuándo surge el término ‘virginidad’?

Aunque muchas personas creen que el concepto de ‘virginidad’ surge de la mano de la iglesia católica, en realidad su origen se remonta siglos atrás.

Es en la Grecia Antigua, aproximadamente 1200 años Antes de Cristo, cuando comienzan a surgir ciertos estereotipos en torno a la castidad. Por ejemplo, que las mujeres que no habían practicado nunca relaciones sexuales tenían pezones pequeños y rosados, mientras que las mujeres que ya no eran castas los tenían grandes y oscuros.

Sin embargo, no es hasta el siglo VII A.C. cuando se instaura el concepto de ‘virginidad’. En la cultura romana, el rey Numa Pompilio escogió a varias mujeres denominándolas ‘vírgenes vestales’. Posteriormente, esta tradición se mantuvo, pero eligiendo a niñas de entre 6 y 10 años, normalmente de familias aristocráticas, siendo los únicos requisitos que sus padres viviesen en Italia y que las menores tuviesen una condición física perfecta.

Estas jóvenes eran consideradas sacerdotisas de Vesta, diosa del hogar, y debían servir durante 30 años. Diez de ellos como estudiantes, aprendiendo religión. Otros diez sirviendo en ceremonias. Finalmente, los últimos diez como maestras de las nuevas vírgenes vestales. Además, si durante estos 30 años rompían sus votos de castidad, eran enterradas vivas.

Posteriormente, el alumbramiento del niño Jesús por parte de la virgen María propició todas las creencias que han perdurado hasta nuestros días sobre la castidad, la pureza y la honra asociada a la virginidad, algo que como vemos, está especialmente ligado a la mujer.

¿Qué significa la virginidad hoy en día?

Cada persona vive la sexualidad de una forma única, pero el concepto de ‘virginidad’ sigue arrastrando una carga de culpabilidad y responsabilidad, tal y como han explicado varios jóvenes de entre 15 y 30 años a los que hemos preguntado “¿Qué es la ‘virginidad’ para ti?”.

“Algo que debes entregar a alguien en quién confíes. No puedes hacerlo por primera vez con cualquiera.” – Paula, 16 años.

“Una gilipollez que te importa mucho cuando eres adolescente, pero que luego te la suda.” – Mario, 26 años.

Este es el testimonio de Carlos, un chico de 18 años que se sentía muy agobiado cuando todos sus amigos perdieron la virginidad y él aún no: "Quiero soltarme y disfrutar, pero tengo muchas dudas. No sé si sería más fácil sincerándome y admitiendo que soy virgen, o si al enterarse la chica huiría. Lo que tengo claro es que no puedo seguir así".

“La virginidad es una imposición la pierdas cuando la pierdas. Si eres muy niña, te consideran una puta. Si eres muy mayor, te consideran una siesa.” – Alejandra, 20 años.

“Un agobio, sobre todo cuando tienes más de veinte años y no te has acostado con nadie.” – Iker, 23 años.

“Algo que te cambia.” – Macarena, 15 años.

“La gran mentira. Te piensas que cuando lo haces por primera vez vas a volverte súper madura, pero sigues exactamente igual.” – Esther, 24 años.

“Una vara de medir diferente para hombres que para mujeres.” – Alberto, 30 años.

“Algo que recuerdas con cariño, por eso hay que escoger bien al chico.” – Marina, 19 años.

“Una chorrada. Lo haces por primera vez con una presión brutal, tienes un gatillazo y te piensas que las siguientes veces te habrás convertido en un dios del sexo sólo por no ser virgen.” – Pedro, 24 años.

“Algo que le importa más a los demás que a ti.” – Fabian, 20 años.

La sociedad ha evolucionado mucho (¡Y menos mal!), pero como vemos todavía quedan algunos resquicios de esos estereotipos que asociaban la castidad con la pureza, la honra y, sobre todo, la presión social.

La virginidad desde la psicología

Ya conocemos lo que opinan la historia y los jóvenes de hoy en día sobre la virginidad, pero, ¿qué dice la psicología?

Lo primero que debemos grabarnos a fuego en nuestra mente es que la virginidad es un constructo social. En otras palabras, una etiqueta que nos hemos inventado pero que no refleja ningún cambio en nuestro cuerpo ni nuestra forma de ser.

Es importante señalar esto, porque el término ‘virginidad’ no es igual para mujeres y para hombres.

  • En el caso de las mujeres, se asocia a la dignidad, el valor o la honra. Esto todavía tiene mayor peso en aquellas personas que consideran que al tener sexo por primera vez se produce un cambio en nuestro cuerpo que se puede notar. Aunque te sorprenda, hay muchas mujeres que nacen sin himen y otras que lo pierden en actividades que nada tienen que ver con el sexo. Por eso, seguir considerando la virginidad como un antes y un después a nivel físico no tiene sentido.
  • En el caso de los hombres, se asocia a la virilidad y la presión social. Según un estudio de la Universidad de Penn State, los hombres que todavía no han mantenido relaciones sexuales tienen menos autoestima. ¿La razón? Que la virginidad a menudo se considera como un trámite que hay que pasar para convertirte en “un hombre respetable” a ojos de la sociedad.

En segundo lugar, el concepto de virginidad distorsiona nuestra idea del sexo. Para muchas personas, la virginidad se pierde única y exclusivamente cuando se realizan prácticas que incluyen penetración, dejando en un segundo lugar aspectos de la sexualidad tan importantes como el sexo oral, la masturbación o las caricias.

En consecuencia, crecemos considerando todo lo que no es penetración como preliminares, infravalorando estas prácticas y convenciéndonos de que una relación sexual no será plena si no hay penetración de por medio.

Finalmente, el concepto de virginidad provoca una carga mental que nos induce a mantener relaciones por primera vez cuando la sociedad dicta en vez de cuando nosotros queremos.

No hay una edad a la que debas tener sexo por primera vez. Da igual si tienes quince, veinte, veinticinco o treinta años. Lo importante es que tú estés cómodo, que te apetezca y que disfrutes del sexo.

Ni el sexo es un tabú, ni tampoco es algo que debamos reservar sólo para aquellas personas que lo merezcan. La única persona que puede decidir sobre cuándo, cómo y con quién tienes sexo eres tú.