Sergio, 21 años: "El día de Reyes lo paso fatal porque envidio la suerte que tienen mis amigos"

  • El día de Reyes también es una fecha dedicada a resaltar las diferencias económicas, y eso es difícil de gestionar

  • Es normal sentir rabia por no tener las mismas oportunidades que los demás

El calendario marca el 6 de enero como el Día de los Reyes Magos y la ilusión se apodera de nosotros pero, ¿es oro todo lo que reluce? El día de Reyes puede convertirse en un momento agridulce para algunas personas. Entrar en Instagram y ver a tus amigos compartiendo fotos de sus regalos parece algo banal, pero puede llegar a afectarte cuando tú no tienes la misma suerte.

No todas las casas tienen decenas de paquetes debajo del árbol, papel decorado con purpurina o personas con las que compartir el día de Reyes. Esto es lo que le sucede a Sergio y hoy de la mano de su testimonio veremos que sentirse mal el 6 de enero es más normal de lo que parece.

El caso de Sergio (21 años)

Desde que empecé el instituto más o menos he odiado el día de Reyes. Cuando tenía 10 años mis padres se quedaron sin trabajo. Los dos estaban en la misma empresa y cuando quebró se vieron con una mano delante y otra detrás. Yo era muy pequeño y no entendía muy bien la situación, pero cuando fui creciendo me di cuenta de que mi vida no era como la de otros niños.

Yo no tenía ropa nueva cada temporada y tampoco podía permitirme gastar ocho euros en el cine todos los viernes. En mi casa no nos sobraba el dinero, y aunque mis padres siempre conseguían algún trabajo, no podíamos darnos caprichos.

En el día a día intentas no pensar en las diferencias con tus amigos, pero hay ocasiones en las que te paras a pensar y te deprimes. A mi me pasaba en verano cuando todos iban de vacaciones y yo me quedaba en el pueblo porque no podíamos viajar, y el día de Reyes. Al volver al instituto todos mis amigos hablaban de sus regalos y yo me inventaba cosas para no reconocer que en casa no había dinero.

Me inventaba cosas para no reconocer que en casa no había dinero

Ahora que tengo 22 años la situación no ha cambiado mucho. Trabajo y gracias a eso y a las becas me voy pagando la carrera, pero en Navidad lo paso mal. Me meto en Instagram el día de Reyes y veo como mis amigos o los influencers suben fotos con una barbaridad de regalos, y en mi casa hay suerte si tenemos un regalo por persona. En el fondo les envidio, y eso me hace sentirme fatal conmigo mismo.

La envidia es desagradable, pero a veces inevitable

Como Sergio, hay muchas personas, y por desgracia esa sensación de envidia e inseguridad no desaparece nunca. Es normal sentir rabia por no tener las mismas oportunidades que los demás, sobre todo cuando piensas en lo poco que las valoran algunas personas.

Es fundamental aprender que nuestro nivel socioeconómico y los regalos que hay debajo del árbol no definen nuestra valía. Somos mucho más que un perfume envuelto o que unas zapatillas de marca, y aunque cueste creerlo, nuestra autoestima no estaría mejor si al despertarnos el 6 de enero hubiese un montón de paquetes esperando ser abiertos.

Llegados a este punto hay dos opciones: quitar importancia al día de Reyes y verlo como una fecha más en el calendario, o celebrarlo de otra manera. Puedes proponer hacer un amigo invisible en casa para regalar sólo una cosa, o preparar detalles caseros. También podéis hacer una “Navidad reciclada” regalándoos cosas antiguas como unas gafas de sol de tu padre, un libro perdido en casa de tus abuelos que a alguien le encantará, un reloj familiar, un marco con una foto vieja, etc.

Y si en tu casa hay regalos por doquier, intenta ponerte en el lugar de los demás. Evita en la medida de lo posible hacer gala de todos los paquetes sin abrir que tienes bajo el árbol y, sobre todo, no presumas cuando hay personas que no pueden permitírselo. En Navidad no sólo se hace más palpable la ilusión y la alegría, sino también las diferencias socioeconómicas.