Ainhoa tuvo cáncer de piel por tomar demasiado el sol: "Cuando me quemaba me lo tomaba a cachondeo"

  • Hubo una época en la que la palidez era el canon de belleza y las mujeres recreaban el aspecto enfermizo que daba la tuberculosis para parecer atractivas

  • ¿Cuáles son los riesgos de estar moreno? Analizamos los diferentes cánceres de piel y te damos varias recomendaciones para minimizar el riesgo

  • Ainhoa, una joven de 28 años, cuenta como la obsesión con estar morena le llevó a sufrir un melanoma hace dos años

Llega el calor, las playas y piscinas abarrotadas de gente y el olor a protector solar. En pocas palabras, el verano, y con él la obsesión de estar morenos, aunque para conseguirlo pongamos nuestra salud en peligro.

La historia del bronceado: “de pobres” a “deseado”

Hasta relativamente poco, la tez pálida era lo que se consideraba estético, bonito y deseable en Europa.

Desde la edad media hasta el siglo XXI, una piel blanca, casi translúcida, era considerada como signo de nobleza y, en consecuencia, belleza. Incluso hubo una época en la que las mujeres con tuberculosis eran consideradas tremendamente atractivas, y aquellas que estaban sanas intentaban recrear esa apariencia enfermiza ingiriendo arsénico, maquillándose con pigmentos verdosos, marcándose las ojeras y ruborizándose las mejillas para simular la fiebre.

Fue en los años 20 cuando la jet set comenzó a popularizar el bronceado. Concretamente Coco Chanel, la diseñadora que marcaba tendencia en Francia. Cuando en 1923 volvió de sus vacaciones más morena que nunca, todas las mujeres quisieron imitar a su ídolo. La ropa cada vez era más corta, los bañadores más escuetos y las playas se convirtieron en el destino vacacional más demandado.

No es casualidad que en 1945 se diseñe el bikini en Francia o que en 1960 se comenzasen a anunciar cremas y aceites potenciadores del bronceado. La moda iba sin frenos hacia una dirección: ser morena a toda costa, como le ocurrió a este chico que se pasó con el autobronceador:

Los riesgos de estar moreno

Por mucho que te guste lucir una piel bronceada, debes saber que el moreno conlleva unos cuantos riesgos para tu salud.

El más grave y conocido por todos es el cáncer de piel, pudiendo diferenciar dos tipos de tumores:

  • personas de piel y ojos claros que tienden a quemarse. Por otro lado, tomar el sol de forma puntual pero excesiva, por ejemplo cuando te vas de vacaciones y te tiras horas y horas torrándote al sol, puede favorecer su aparición.
  • carcinomas son los tumores malignos más frecuentes y suelen aparecer en personas mayores de 50 años que han tomado mucho el sol durante su vida, por eso antaño era muy habitual que jornaleros y pescaderos sufriesen este problema. En cambio, hoy en día lo puede sufrir cualquiera que durante su vida haya estado muy expuesto al sol sin protección.

Además del cáncer de piel, la exposición solar excesiva puede provocar daño ocular, un debilitamiento del sistema inmune, reacciones a ciertos medicamentos y a nivel estético un envejecimiento de la piel prematuro por manchas, arrugas y zonas escamosas.

La obsesión por estar morena de Ainhoa:

Para Ainhoa y sus amigas el verano era sinónimo de ponerse morenas. En cuanto abrían las piscinas les faltaba tiempo para coger su mochila y plantarse en el césped artificial, embadurnarse de acelerador del bronceado y a última hora, bañarse para eliminar cualquier resto de producto y refrescarse antes de volver a casa.

En esta ruleta rusa contra la radiación solar, Ainhoa salió perdiendo. A los 25 años le diagnosticaron un melanoma. Ahora, libre de cáncer, la joven reflexiona sobre la obsesión que sufrió años atrás.

“Era acabar el curso y ya estábamos en la piscina. No había truco para ponerse morena que no conociésemos. Comprábamos un bote de spray, lo llenábamos de Coca Cola y nos lo echábamos por todo el cuerpo. También nos poníamos aceite de bebé, aceite de cocinar, Nivea de bote azul… Bueno, es que de todo”, recuerda Ainhoa. “Y luego nos comparábamos para ver quién estaba más morena”.

Buscaban en foros consejos para aumentar el bronceado y nunca utilizaban protección solar. “Me acuerdo que los primeros días nos quemábamos todas, pero nos lo tomábamos a cachondeo y decíamos que lo rojo ya sería marrón en una semana”.

Todo cambió cuando Ainhoa comenzó a tener un picor en la barbilla que no desaparecía. “Un lunar que había tenido ahí toda la vida se puso rojo y me picaba. Me rascaba y me picaba”, nos explica. “Eso fue en agosto de 2018. Pues en noviembre ya fue cuando me diagnosticaron cáncer de piel”.

“Para mí fue durísimo, pero para mis amigas también. Fue como una especie de advertencia de que estábamos mal. Tú ves un post en Instagram sobre tanorexia y piensas que no te pasa a ti, que lo tuyo no es para tanto, pero luego te paras a pensar y sí. El verte feísima cuando estás pálida, el querer estar morena a toda costa, el quemarte y pensar que no pasa nada porque a los dos días se te pasará… Eso no es normal”, reflexiona. “Ahora estoy intentando aceptar mi palidez, pero no es fácil. Reconozco que a veces me veo fatal”.

¿Cómo puedes protegerte del sol?

La mejor forma de protegerte del sol es no tomándolo a ciertas horas del día. Los dermatólogos y oncólogos recomiendan evitar la exposición solar entre las 12 del mediodía y las 4 de la tarde.

Si aun así vas a tomar el sol, sigue las siguientes recomendaciones:

  1. Utiliza un protector solar. Una forma útil de saber cuál comprar es calcular el tiempo que tardas en quemarte si no llevas nada. Si tardas 15 minutos en quemarte cuando tomas el sol y te pones un protector con factor 20, tardarás 300 minutos (15 x 20). Si tardas 10 minutos en quemarte y tu protector tiene un FPS de 50, tardarás 500 minutos (10 x 50). Eso sí, recuerda que tienes que reaplicarlo de vez en cuando porque el agua del mar, el sudor o el roce de nuestro cuerpo con la toalla o la ropa hace que se elimine. ¿Pero me pondré moreno si uso protección solar? ¡Sí! Simplemente reducirás el riesgo de sufrir quemaduras o daños en tu piel y tu organismo
  2. Protégete las zonas más delicadas de tu cuerpo. Ponte un gorro y unas gafas para que el sol no te dé en los ojos y en la cabeza. Parece una tontería, pero evitarás daños oculares y también ese cansancio y dolor tan desagradable después de una mañana entera en la piscina o la playa.
  3. Utiliza camisetas de protección solar. Si eres de los que se queman con ponerte al sol cinco minutos, lo mejor que puedes hacer es comprarte una camiseta especial para bañarte. Son muy finas y cómodas.
  4. Hidrata tu piel como si no hubiera un mañana. Antes y después de exponerte al sol debes hidratar tu piel con una crema específica. Recuerda que el sol puede provocar un engrosamiento de la piel, e hidratándola ayudas a que se mantenga elástica.
  5. No te exfolies. De por sí las exfoliaciones físicas eliminan la barrera natural de la piel y provocan microlesiones, pero si además vas a tomar el sol, aumentas el riesgo de sufrir quemaduras graves.
  6. Sustituye el sol por un bronceado artificial. Hoy en día hay una gran gama de productos que imitan un bronceado, desde maquillaje hasta espumas cuyos efectos duran días o semanas.
  7. Acepta tu tono de piel. Aunque es la recomendación más difícil de seguir, también es la más útil y satisfactoria. Si eres pálido, no tienes por qué forzar tu cuerpo para conseguir un tono que no es el tuyo.