El paciente alemán: cómo la inevitable recesión de la locomotora va a golpear al resto de Europa

  • La caída del PIB alemán se da ya por segura, pero el Banco Central Europeo descarta una caída “profunda” en la eurozona

  • El PIB alemán podría perder entre un -2,7% y un -5,0% en 2023, según diferentes estudios

  • El panorama se complica por la escalada de la inflación: el BCE volverá a subir los tipos de interés en septiembre

La teoría dice que un tsunami a 1.000 kilómetros de distancia tarda más de tres horas en llegar a la costa. A Moscú y Berlín los separan 1.613 kilómetros. En este caso, el impacto del maremoto generado por el corte del gas ruso es cuestión de meses. Momento previsto de llegada: cuando llegue el frío. Europa trata de anticiparse adoptando medidas de contención. A día de hoy todavía resulta difícil calibrar bien el alcance devastador de la ola.

“Alemania se llevará el mayor golpe”, reconocía el Banco Central Europeo (BCE). Es el país más adicto al gas ruso. Según diferentes simulaciones, su PIB podría caer entre un -2,7% y un -5,0% en 2023. La segunda derivada es cómo de profundo será el contagio a otros países europeos. “No veo ningún indicio de una recesión prolongada y profunda en este momento. Ni siquiera está claro que vaya a haber una recesión técnica en la zona del euro”, contestaba la representante alemana en el BCE, Isabel Schnabel en una entrevista esta semana.

Pero el panorama se complica cada día más. El banco central, con sede en Fráncfort, se queda sin argumentos para no tener que volver a subir los tipos de interés otro medio punto en su próxima reunión de septiembre. No es el mejor momento para encarecer el crédito cuando empresas y hogares se atragantan con los precios. Y es precisamente por este motivo por el que el BCE actuará. La inflación en la eurozona no da tregua y siguió subiendo en julio a un nuevo récord: 8,9%.

Aunque las cifras de crecimiento del primer semestre del año todavía arrojan resultados positivos, la eurozona creció un 0,6%, la mayoría de las señales que llegan de la segunda parte son preocupantes. “El corte parcial del gas ruso ya está afectando al crecimiento europeo”, sostenía en un informe el Fondo Monetario Internacional (FMI). 

El paciente alemán

La crisis energética que vive Europa tiene un impacto desigual. El estado más preocupante es el del paciente alemán. En el caso de locomotora europea la crisis energética está sometiendo a mucha presión a su modelo económico. Los años de gas directo y barato desde Rusia parece que terminaron para siempre para la competitiva y exportadora industria alemana. El país ha perdido un as en la manga. Su crecimiento en el segundo trimestre se paralizó: fue del 0%.

Los datos de ventas en el exterior que hemos conocido esta semana empiezan a reflejar las dificultades de navegar en este nuevo orden geopolítico. La balanza comercial, el gran activo alemán –el país siempre ha vendido mucho más de lo que compraba al exterior—se ha reducido a su nivel más bajo desde 1999. Es el efecto de las compras de un gas más caro a Rusia y también, de la debilidad ya palpable de exportaciones a China, con quien Alemania entra en déficit comercial por primera vez desde hace una década. 

"Un precio del gas por encima de los 200 euros el MWh combinado con escasez de este combustible empujaría a Alemania y la UE a una recesión muy fuerte", argumentaba un informe de Deutsche Bank hace unas semanas. La elevada tensión e incertidumbre en el mercado ha llevado al gas hasta estos niveles en lo que llevamos de mes de agosto. Los precios futuros que se pronostican para la electricidad y el gas este invierno dan vértigo.

Es posible que algunas empresas, ante el escenario de un precio de la energía mucho más elevado, ya no puedan continuar su producción en el país y tengan que cerrar y despedir a los trabajadores. El riesgo de la deslocalización es real y este mismo viernes Bruselas ayudaba a evitar esas fugas: permitirá a Alemania compensar a las compañías con mayor consumo de energía por el coste en el que incurren por contaminar --los derechos de CO2--. El volumen total de las ayudas asciende a 27.500 millones de euros. El rescate bancario español rondó el doble de esa cantidad de dinero público.

Tres posibles años de recesión por el gas ruso

La probabilidad de recesión se sitúa en el 96%, según el indicador de expectativas del índice alemán IFO. Solo durante el covid y la crisis financiera del año 2008 se alcanzaron niveles parecidos. Cada día que pasa “es más difícil sostener la esperanza de que la recesión se puede evitar en Alemania”, concluía en una análisis Andreas Rees, economista jefe del banco Unicredit.

Un estudio del FMI calculaba el posible impacto del corte del gas ruso en el PIB de la economía alemana. Lo peor se concentraría en 2023 con una caída del -2,7% -- otra previsión del Deutsche Bank mucho más pesimista elevaba el dato al -5%--.  En total, un pronóstico de tres años de recesión con muchas posibilidades de dejar cicatrices permanentes en la economía más grande la eurozona.

Impacto en España y resto de la UE

La probabilidad de tres años de recesión en Alemania hasta ajustarse al shock del gas ruso pondrá también en apuros a sus socios europeos. La UE está muy interconectada y se generará un efecto contagio. En el caso de España, además de gestionar el efecto de la crisis energética en nuestro tejido económico, tendremos que lidiar con un socio comercial de referencia en horas bajas.

Justo da la casualidad de que dos de los sectores que están ejerciendo de salvavidas ahora mismo a la economía española están muy relacionados con Alemania.

  • Por un lado las exportaciones. A pesar del difícil contexto provocado por la guerra en Ucrania, las ventas de bienes al exterior están creciendo a muy buen ritmo, un 25% más en este primer semestre del año respecto al mismo periodo de 2021. En el caso de Alemania, las exportaciones españolas han crecido un 13%.
  • Por el lado del turismo. La vuelta de los extranjeros este verano a nuestro país es un factor de crecimiento muy potente. En cifras estamos casi en niveles precovid después de dos años muy complejos en este sector. Los alemanes son nuestro segundo mercado más relevante después del británico. En un año normal nos visitan algo más de once millones.

Como ya ocurrió con el covid, el futuro llega en modo escenarios. La incertidumbre es tan elevada que resulta imposible quedarse con un único pronóstico. Lo que sí parece bastante claro es que el tsunami llegará, que el gran impacto será en otoño/invierno y que parte de lo que ocurra después dependerá del paciente alemán.