Un hermano del presidente de Ferrovial, clave en la marcha definitiva a Países Bajos
Un 5,8% de los accionistas votó en contra del traslado y dispone de un mes para ejercer su derecho de separación
Entre los votos contrarios al acuerdo figura el de Leopoldo del Pino, hermano del presidente de la empresa
Si alrededor de la mitad de los accionistas díscolos decide marcharse de la empresa, el cambio de sede se anularía
Su última palabra con los micrófonos ya cerrados era un "thank you" hacía el auditorio mientras levantaba la mano derecha a modo de despedida. Tras casi dos horas de junta, Rafael del Pino esbozaba una tímida sonrisa antes de abandonar el escenario. El inglés será, casi seguro, el idioma que se utilizará en la próxima junta de Ferrovial después de que sus accionistas respaldaran con una abrumadora mayoría del 93% el traslado de la sede de Madrid a Ámsterdam.
"Me comprometo personalmente a que habrá traducción simultánea", contestaba del Pino, a uno de los accionistas que, claramente, no tiene previsto viajar a Países Bajos para participar en la próxima junta de la constructora. El presidente de Ferrovial, hijo del fundador, ha conseguido, pese a los descalificativos y presiones del Gobierno, sacar adelante la hoja de ruta prevista.
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La única posibilidad de descarrilar la mudanza está en manos del 5,8% de los accionistas que ha votado en contra de esta reorganización. Entre ellos el más relevante es Leopoldo del Pino, hermano del presidente, y que controla algo más del 4% del capital de la empresa. Desde el día en el que se publiquen en el boletín mercantil las actas de los acuerdos de la junta, estos accionistas díscolos disponen de un mes para ejercer su llamado derecho de separación.
- La empresa se ha comprometido a pagarles 26 euros por acción.
- Pero no está dispuesta a desembolsar más de 500 millones de euros en adquirir estos títulos.
- Si a esa ventanilla de la separación acude más del 2,5% de los accionistas, la operación quedaría anulada y la sede no se trasladaría.
- Es la única posibilidad de que los planes se cancelen y no parece que la empresa tema mucho por ello.
- Porque si no acude Leopoldo del Pino --y no parece que tenga intenciones de hacerlo-- los que quedan no llegarían a superar el límite establecido.
Así pues, el hermano del presidente será clave en el último obstáculo a sortear para comenzar la mudanza.
"Un paso natural" en la internacionalización de la empresa
"Esta operación es la mejor contribución que puede hacer Ferrovial a la sociedad en la que estamos presente porque con nuestro crecimiento creamos empleos y riqueza", sostenía Rafael del Pino este jueves ante los accionistas.
Con un quórum del 77,6%, la junta dio este jueves 'luz verde' a la operación por la cual la matriz española se fusionará con su filial neerlandesa, cuyo resultado creará una nueva firma con sede en ese país y que supondrá que la multinacional deje de ser española. "Adecuamos nuestra estructura societaria a los negocios, facilitando mejores condiciones de financiación y acercando la sociedad a los mercados e inversores estadounidenses". Después de instalarse en Ámsterdam, Ferrovial solicitará desde allí cotizar en la bolsa estadounidense y quiere iniciar los trámites cuanto antes.
La votación de este jueves, a la que el Gobierno ha trasladado su "respeto", pone casi un punto final al enfrentamiento por la sede de Ferrovial. Aunque desde el ministerio de Asuntos Económicos siguen empeñados en que la constructora podía optar a cotizar en EE.UU. desde España porque no hay trabas normativas ni legales que lo impidan. Pero tampoco hay precedentes y "los plazos son inciertos", según Ferrovial. Por eso la constructora ha seguido el camino que ya han recorrido otras empresas europeas desde Holanda para dar el salto a EE.UU..
¿Fin de la batalla entre Gobierno y Ferrovial?
"Queremos manifestar nuestra confianza en que se respetará la soberanía de la junta y que prevalecerá, dada la confianza que tenemos en la seguridad jurídica española y europea", destacaba del Pino ya en su turno final de palabra. Precisamente la alusión de Ferrovial a la cuestión de la "seguridad jurídica" fue la que levantó las primeras ampollas con el Gobierno cuando se anunciaron los planes de mudanza.
Uno de los motivos con los que justificaba la marcha a Ámsterdam era precisamente "la estabilidad regulatoria" de los Países Bajos. Este argumento no sentó nada bien en el Ejecutivo, que comenzó a criticar abiertamente a del Pino (una de las mayores fortunas del país) por irse de España para pagar menos impuestos.
La empresa ha insistido una y otra vez, y también lo ha hecho durante la junta, que la cuestión fiscal no ha entrado en la operación (a pesar de que Países Bajos es un país muy favorable en lo tributario para las grandes multinacionales). "La reorganización busca objetivos económicos válidos y no se da por motivos fiscales", aseguraba del Pino. Los impuestos que terminará pagando serán "muy similares" a los que abonaría si no se fuera. Y por esto, porque no persigue el ahorro fiscal, la empresa cree que podrá acogerse a las ventajas fiscales para operaciones como esta. Es decir, no pagar impuestos por fusionarse con su filial de Holanda.
El Gobierno ha puesto en duda que esto sea así. "No existe una motivación económica. Esta es la conclusión que arroja el análisis", declaraba esta semana la vicepresidenta económica Nadia Calviño. Será la Agencia Tributaria la que analizará, si procede, el cumplimiento de los requisitos para acogerse a las ventajas fiscales de la operación. En Ferrovial están convencidos de que los cumplen.
Los títulos en bolsa de la constructora han celebrado la confirmación de la marcha con subidas. La acción se ha revalorizado un 0,9% hasta los 27,39 euros. Este precio desincentiva la asistencia a la llamada ventanilla de separación: ¿para que vender a la empresa las acciones a 26 euros si en el mercado se puede lograr un euro y pico más por título?
La junta de este jueves ha acaparado una gran atención mediática. Es la primera vez que una empresa española decide cambiar de nacionalidad. Ferrovial decidió cortar la emisión en directo nada más terminar de hablar el presidente. Los que lo seguían telemáticamente no llegaron a ver el minuto y diez segundos de aplausos que el auditorio dedicó a Rafael del Pino.