¿Cómo afronta un jugador de fútbol la jubilación para mantener su nivel de vida?

Tressis 14/06/2018 14:59

La vida de un deportista de élite, y en particular la de los futbolistas de la selección nacional, sirve de claro ejemplo sobre la necesidad de gestionar el patrimonio, no solo financieramente sino también fiscalmente, más si cabe cuanto menor es la duración de la carrera profesional.

Además, son casos en los que habitualmente, concentran la principal fuente de ingresos de su familia, y el nivel de vida de la misma se ve incrementado ante el éxito profesional. Sin embargo, el éxito suele ser temporal, mientras que las necesidades para el futbolista y su familia continúan.

Todos queremos ofrecer a nuestros padres la mejor calidad de vida y garantizar el mejor futuro para nuestros hijos. Y todos tenemos en mente ese momento en el que nos gustaría vivir de las rentas o reenfocar nuestra carrera a una dedicación menos exigente, pero también menos productiva a nivel de ahorro, para lo cual, habrá sido clave acumular el nivel de riqueza suficiente que nos permita afrontar nuestra nueva vida cuando descienda o desaparezca nuestro salario. Más aún en el caso de los futbolistas, para quienes ese momento se presenta antes que en cualquier otra profesión.

Y para todo ello, habrán sido condicionantes las inversiones realizadas durante la vida activa. Entonces, ¿por qué no calcular con antelación cuánto será eso que necesitaré y cómo podré lograrlo de la manera fiscalmente más eficiente para minimizar el pago de impuestos y maximizar el capital acumulado?

Dicho de otro modo, imaginemos que la vida es un partido de fútbol: tenemos un calentamiento previo, un inicio o fase en la que vamos entrando en el juego, otra en la que medimos nuestro esfuerzo, un periodo de rendimiento óptimo, y otro en el que nuestro rendimiento va decayendo. Pero también hay que estar preparados por si llegamos a la prórroga (el aumento de la esperanza de vida hace que cada vez sean más los partidos que sobrepasan los “90 minutos”).

Además, a lo largo de ese “partido vital”, experimentamos momentos en los que estamos dispuestos a arriesgar más, y otros en los que somos menos especulativos, modificando también la táctica en función de la evolución de los factores externos. Es decir, entre medias, nos encontramos con altibajos y sorpresas positivas o negativas, algunos elementos que controlamos y otros que no y, ante todo ello, hay que tener previstas soluciones o alternativas y, sobre todo, agilidad y capacidad de reacción para tomar las decisiones oportunas.

En finanzas, como en el fútbol o cualquier otro deporte, no se puede saltar al campo sin una estrategia para alcanzar el éxito, para afrontar ese partido que se debe analizar y planificar detalladamente con antelación. No todos los equipos juegan con un mismo estilo, como no todos los inversores gestionan sus finanzas con el mismo enfoque. A unos entrenadores les gusta más preservar la portería a cero y a otros lo que les importa es marcar goles aun a costa de arriesgar o ser más atrevidos con su planteamiento. En función de ello, la alineación inicial (composición de la cartera de activos) será una u otra, con más defensas, más delanteros o más mediocampistas, según el objetivo.

La clave está en la estrategia y los objetivos que se marcan para cada momento del partido, para cada etapa de nuestra vida. Gestionar el tiempo y el riesgo es clave, y para conseguirlo, es recomendable encontrar al entrenador que mejor se adapte a tu estilo de juego. En Tressis llevamos años ayudando a nuestros clientes a gestionar su patrimonio de forma efectiva a través de una correcta planificación financiera, teniendo siempre en cuenta los objetivos que el cliente quiere llegar a alcanzar.

Para los deportistas de élite, el otro denominador común y crítico en la maximización de la riqueza, es la correcta gestión de sus ingresos a efectos tributarios así como de las inversiones posteriores, mediante la estrategia y los productos o servicios que permitan minimizar el pago de impuestos y la realización de infracciones, a veces por desconocimiento, que destruyan parte del capital que tanto esfuerzo ha costado lograr.

Una pequeña fórmula nos puede servir de muestra para estimar el tiempo que necesitaremos, por ejemplo, para duplicar una cantidad de capital. Se trata de la regla del 72, que consiste en dividir dicha cifra por los años en que pretendemos duplicar una inversión, y nos dará como resultado la rentabilidad anual necesaria para ello. O dicho a la inversa, dividir 72 por la rentabilidad esperada, y nos dará los años que tardaremos en multiplicar por dos el dinero invertido. Un pequeño truco que puede ahorrarnos muchos quebraderos de cabeza.

Guillermo Domínguez Torres

Director

Gestión de Patrimonios