Ahorro

Ahorrar selectivamente: guía para elegir en qué áreas de tu vida reducir el consumo y gastar en lo que te importa

AHORRO
Tirar de calculadora para conseguir ahorrar. Pixabay
Compartir

Ahorrar no significa vivir cortándose continuamente de comprar y hacer lo que quieres. La clave para conseguirlo está en hacerlo de manera selectiva, recortando en lo accesorio para liberar recursos hacia lo que de verdad importa. Esta estrategia resulta de lo más exigente, y nos exige seguir a rajatabla su método y tenerlo presente llegado el momento. Todo empieza por revisar tus números, reconocer las trampas de consumo y apoyarte en los derechos que la legislación te garantiza como consumidor.

La regla del 50/30/20

El portal de educación financiera del Banco de España y la CNMV apunta que una técnica sencilla para gestionar las finanzas es la regla del 50/30/20. De esta forma, el 50% de tus ingresos debe ir destinado a necesidades básicas, el 30% a gastos personales y el 20% al ahorro.

PUEDE INTERESARTE

Este marco obliga a plantearse qué entra en cada bloque. El 50% debe cubrir vivienda, suministros o alimentación. El 30% permite cierto margen para ocio, viajes o formación. Y el 20% es ahorro real e inmediato. No sirve aquello de acumular solo lo que nos sobra a final de mes. 

Prioridad uno: las deudas que se eternizan

Antes de recortar en ocio o pequeños caprichos, conviene revisar las deudas contraídas por el consumo. En este sentido, el Banco de España advierte sobre el riesgo de las tarjetas revolving, ya que si se paga una cuota mensual baja, la amortización del principal se realizará a un plazo muy largo, lo que puede derivar en que tengas que pagar muchos intereses.

PUEDE INTERESARTE

Es decir, que es conveniente subir la cuota o cancelar cuanto antes este tipo de deudas, que son caras y supone un “ahorro” inmediato los meses siguientes, ya que libera liquidez todos los meses y evita el efecto bola de nieve de los intereses.

Reduflación: pagar lo mismo por menos

Otro frente son las compras cotidianas. La OCU alerta contra la práctica de la reduflación, que básicamente supone mantener el mismo precio en los productos, pero al mismo tiempo reducir la cantidad en el envase.

Aquí la forma de defendernos para pasa por comparar siempre el precio por unidad de medida (euros por kilo o por litro) y por calcular cuánto dura realmente un producto en casa. No se trata solo de “ahorrar en el súper”, sino de evitar que la industria sea quien recorte por ti.

Cortar la inercia digital

Internet ha convertido las compras impulsivas en un hábito fácil y peligroso. Frente a esa dinámica, el Centro Europeo del Consumidor recuerda un derecho clave: «El consumidor dispondrá de un período de 14 días para anular y devolver un pedido sin indicar el motivo y sin incurrir en ningún coste».

Usar el derecho de desistimiento es una manera eficaz de frenar gastos que no estaban previstos y que de otro modo engrosarían tu lista de pagos mensuales. 

Cómo aplicar el ahorro selectivo

Con estas tres palancas claras en mente, es decir priorizar deudas, vigilar precios reales y cortar inercias, se puede pasar de la teoría a la práctica:

  • Recorta lo infrautilizado: suscripciones que apenas usas, servicios duplicados o microcompras recurrentes encajan en el 30% “deseos”, pero no tienen por qué sobrevivir por pura costumbre.
  • Protege lo esencial: si para ti lo importante es viajar, formarte o cuidar la salud, asegúrate de reservar un espacio para ello en el presupuesto, incluso si implica recortar en otros apartados.
  • Ataja lo más caro primero: quitarte de encima una deuda de consumo o revisar tus condiciones financieras vale más que eliminar pequeños gastos simbólicos.
  • Compra por unidad, no por envoltorio: evitar la reduflación exige mirar más allá del marketing: compara pesos y cantidades, no solo precios visibles.
  • Conoce tus derechos: el desistimiento de 14 días es el freno de emergencia contra el consumo por impulso.