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Qué debes aprender de la "paradoja del experto" en finanzas: seguir sus consejos en redes puede ser un error

Los ‘finfluencers’ ofrecen consejos financieros no siempre fiables. Imagen de archivo.
Los consejos de experto de los finfluencers no siempre aciertan. GETTY IMAGES
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La era digital ha multiplicado la visibilidad de economistas, asesores y finfluencers que ofrecen recetas rápidas para invertir, ahorrar o salir de deudas. Sin embargo, un concepto procedente de la psicología cognitiva y de la comunicación académica debería hacerte reflexionar: la “paradoja del experto”. Ser muy competente en un campo no garantiza transmitir bien ese conocimiento ni que sus consejos se adapten a tu realidad. En el terreno financiero, esa paradoja puede convertirse en una trampa peligrosa.

Qué es la paradoja del experto

En psicología se describe como el fenómeno por el cual un especialista domina en profundidad un área, pero tiene dificultades para explicar ese saber de forma accesible a principiantes. 

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Además, este tipo de especialización profunda no siempre implica acertar. Investigadores de la Universidad de Cambridge lo resumen en términos claros: la construcción de la pericia implica “compensaciones computacionales que a veces resultan en una degradación paradójica de la función”. Dicho de otro modo: el experto puede equivocarse precisamente por ser experto.

A esto se añade otro matiz: muchos especialistas creen que basta con aportar datos y hechos para convencer. Pero, como advierte un análisis de comunicación corporativa, “cuantos más datos y conocimientos mostramos, a veces mayor es la distancia que se crea con nuestra audiencia”. Incluso en ámbitos creativos se observa esta limitación, ya que los expertos tienden a repetir marcos mentales en lugar de explorar soluciones nuevas.

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Trasladada al mundo del dinero, la paradoja del experto se traduce en varios riesgos. En primer lugar, el de usar un lenguaje inaccesible. Un analista que habla de derivados, curvas o correlaciones puede ser impecable en lo técnico, pero incomprensible para quien busca simplemente entender cómo ahorrar a final de mes. La brecha comunicativa es real.

Además, lo que es óptimo para un inversor con alto patrimonio y tolerancia al riesgo puede ser ruinoso para un trabajador con deudas. La pericia no siempre se acompaña de sensibilidad para adaptar las recomendaciones. A esto hay que añadir la rigidez cognitiva, dado que cuanto más se especializa alguien en un área concreta (por ejemplo, inversión en criptomonedas), más probable es que vea soluciones universales allí donde quizá solo hay una moda pasajera.

El añadido de las redes sociales

El problema se amplifica en plataformas como Instagram, TikTok o YouTube. Los llamados finfluencers condensan mensajes complejos en vídeos breves, a menudo con un tono de certeza absoluta. Pero la información que circula no siempre es fiable: un estudio señala que más de la mitad de quienes actuaron siguiendo consejos financieros en redes sociales perdieron dinero.

La paradoja del experto se combina aquí con la lógica de la viralidad: cuanto más rotundo y simplificado es el consejo, más se comparte… aunque menos matices tenga.

La paradoja del experto nos recuerda que la autoridad no equivale a verdad aplicable ni a consejo útil para todos. En finanzas, donde cada decisión repercute en tu bolsillo, seguir ciegamente a voces influyentes en redes puede ser un error caro. La lección es clara: escucha, sí, pero filtra, cuestiona y busca siempre cómo aterrizar cualquier recomendación en tu propia realidad. Solo así el conocimiento experto será un aliado, y no una trampa.