Existen momentos mejores que otros para animarse a pedir un aumento de sueldo. Saber elegir el correcto puede ayudar a conseguir el objetivo. Según un estudio de UK Biobank, las 11 de la mañana es la mejor hora para solicitar una mejora salarial. Y otro trabajo elaborado por LinkedIn en la misma dirección sugiere que el mejor mes para intentar un incremento de sueldo es enero, según recoge 'Equipos y Talento'.
¿Por qué a las 11 de la mañana? A esa hora la hormona del estrés, llamada cortisol, está bastante alta, de manera que quien va a solicitar dicho aumento cuenta con la energía suficiente como para abordar esa conversación. Aun así, pedir el aumento salarial es algo personal y no todos funcionamos de la misma manera.
Y el motivo por el que enero es el mes óptimo para pedir un aumento es sencillo: en esta época del año se aborda la previsión de gastos del próximo ejercicio. Por otra parte, los otros dos meses "óptimos" para solicitar una revisión salarial, junio y julio, son meses de cierre del año fiscal. Pero cuidado, porque si la empresa no tiene un buen estado financiero o se prevén despidos, no es un buen momento para hacerlo. Cuando se hace el cierre de la empresa y la previsión del año siguiente es un buen momento para intentarlo, porque permitirá a tus superiores valorar los éxitos alcanzados durante el año y hacer la previsión del futuro.
Más que una fecha ideal, lo importante es el estado emocional de uno mismo, pero también el del jefe. Se hace necesario hacer una autorreflexión previa, identificar cómo nos sentimos (enfado, tristeza, miedo...) y cuáles son los pensamientos que aparecen en nuestra mente. Así podremos evitar que las emociones y pensamientos nos hagan actuar de manera más pasiva o, incluso, agresiva.
En cuanto al jefe, es bueno observarlo y confirmar que es buen momento para hablar con él porque se muestra receptivo y tranquilo. Guiarnos por las pautas del día es fundamental: ¿está más estresado por las mañanas o por las tardes? ¿Cuándo tiene mayor carga de trabajo? Debemos, evidentemente, evitar esos momentos para plantear algo.
La percepción que cada uno tiene de su sueldo es relativa y, aunque parezca que puede ser un tema objetivo, existe una vertiente personal y propia de cada individuo que marcará nuestra visión de la situación.
Dos personas con el mismo salario pueden tener distintas percepciones de si lo que cobran es justo o no. Y no solo está la percepción del sueldo, sino también, a veces, la de uno mismo. Aunque lo habitual es llegar a la conclusión de que merecemos un ascenso o un mayor salario porque hemos trabajado duro, no podemos obviar que hay sujetos que consideran que sus habilidades son muy superiores a lo que lo son en realidad.
Las personas cambian por dos razones: por necesidad o por deseo. Tenemos que valorar qué circunstancias nos mueven a dar ese paso. estas variables no son objetivamente medibles, pero será responsabilidad de los mánagers conocer cuáles son los intereses de sus colaboradores.