De los frutales de Venezuela a plantar aguacates en Cádiz

  • Un grupo de inversores venezolanos financia mediante un leasing una enorme plantación de aguacate

  • El proyecto prevé producir más de millón y medio de kilos de aguacate al año

Tiene 60 años y ha pasado su vida cultivando arroz, maíz y árboles frutales en Venezuela. Pero hace algo más de dos años, Gustavo Pinedo no aguantó más y cambio de vida. Vendió sus fincas y se vino a España. Aquí, con otros inversores venezolanos como él, ha buscado un nuevo comienzo.

"Nosotros hicimos al revés de lo que hace mucha gente, primero tienen una finca, y luego,deciden sembrar", cuenta Gustavo. "Nosotros decidimos qué sembrar, y después buscamos la finca".

"Vimos 93 fincas exactamente, desde Almería hasta Faro, en Portugal. Nos decidimos por esta por las condiciones agroclimáticas, y un precio muy equilibrado".

El terreno, está en la localidad gaditana de Benalup, ni más ni menos que a 6.935 kilómetros de la Caracas de este venezolano. Lo siguiente, fue buscar financiación.

"La inversión era demasiado importante para nosotros, pero hemos tenido un apoyo importante de la banca de aquí, que es Caixabank, con lo que nos han dicho que es el primer leasing financiero rústico, que se hace en España. Es como si fuera un leasing de un automóvil. De aquí a unos años daremos la última cuota y la finca pasará a ser nuestra", explica Gustavo.

Ciento diez hectáreas de cultivo, ochenta mil plantas de aguacate, que estos días se siembran usando la última tecnología.

Toda la maquinaria trabaja por GPS, creando un gigantesco tablero de ajedrez vegetal que en tres años estará preparado para producir millón y medio de kilos de aguacate al año.

"En el curso de brujo ya me han suspendido varias veces. Nosotros estimamos estar en catorce mil kilos por hectárea", ríe Gustavo. "El riego y la alimentación están automatizados. También análisis de suelos y de hojas para ver los nutrientes que necesitan. Hemos contratado un servicio de satélite que semanalmente nos va a ir dando el vigor de las plantas".

Y agua. El aguacate la necesita. Dos bombas capaces de suministrar trescientos litros por segundo están ya preparadas.

La única variable incontrolable, un visitante asiduo de la provincia de Cádiz, el viento de levante. "Es nuestra gran incógnita, cómo nos afectará", señala Gustavo."Hasta que no estemos produciendo, no vamos a saber el efecto del levante".

Lo sabrán en 2022. Para entonces puede que en su mesa haya aguacates -una planta originaria de México- criados en Cádiz por empresarios venezolanos. El mundo, está claro, da muchas vueltas.