La industria del automóvil, un sector en la encrucijada

  • Los compradores esperan el fin de la incertidumbre del futuro de la movilidad

  • Por primera vez, la caída de ventas no coincide con una crisis económica

  • La situación no es irreversible pero hay que actuar ya, afirman desde el sector

Ya es oficial. En la industria del automóvil se habla de crisis porque las ventas de vehículos encadenan tres trimestres de caídas. La producción también cae desde hace siete meses. La economía tiembla porque del automóvil depende un 10% de la riqueza del país. España es la segunda potencia automovilística de Europa y la novena del mundo.

De la caída de las ventas (un 5,7% hasta junio) solo se salvan los vehículos destinados a las empresas de alquiler. Una vez más, el turismo acude al rescate de la economía. Esta vez no se puede recurrir a la crisis económica para explicar la falta de ventas. Para entender las causas tenemos que mirar en casa y también fuera porque la situación internacional nos pasa factura.

Incertidumbre

Es la palabra más temida y la utilizan de manera unánime los fabricantes, los vendedores y los trabajadores del sector del automóvil. Raúl Morales, portavoz de la Asociación de Concesionarios FACONAUTO explica que los clientes preguntan “¿qué coche me compro y qué va a pasar?" y añade: "Un coche cuesta de media 24.000 euros, mejor espero a que el Gobierno se aclare antes de gastármelos". Los clientes están indecisos porque el diésel ha bajado de los altares y ha pasado a ser el enemigo a batir. La industria pide con urgencia un Gobierno que tome medidas de manera inmediata. "Entendemos que es una tendencia reversible pero necesita apoyo decidido de las administraciones" afirma Noemí Navas, portavoz de la asociación de fabricantes ANFAC. Un Gobierno interino y las políticas de movilidad en manos de ayuntamientos como el de Madrid, dando bandazos, no ayudan.

La bestia negra del diésel

"El diésel necesita un mensaje de tranquilidad" sentencia Noemí Navas. De ser el rey del asfalto, ahora supone apenas uno de cada cuatro vehículos que se venden. Aun así " entendemos que no está muerto aunque seguirá cayendo, es una tendencia europea pero es más eficiente para los que hacen más kilómetros y se reservará, probablemente, para un uso más profesional". Comparten la idea en los concesionarios "hay diésel de última generación con etiquetas ambientales como los coches gasolina. El problema medioambiental es si tienes un coche de más de 10 años" añade Raúl Morales.

Situación internacional

España exporta el 20% de la producción de vehículos. Y los mercados compradores tampoco están para tirar cohetes. La asociación de fabricantes europeos, ACEA anticipa una caída de ventas del 1% para este año. Y además hay que sumar la guerra comercial, el brexit y la crisis turca que afecta a la producción de vehículos de bajo coste de varias plantas españolas. Y de las exportaciones se resienten no solo los fabricantes, también las industrias auxiliares.

Medidas

"Entendemos que es una tendencia reversible pero necesita apoyo decidido de las administraciones" El sector pide ponerse manos a la obra ya con una batería de medidas

  • Incentivar el achatarramiento: Llevar al desguace un coche de más de una década de antigüedad debería acarrear incentivos tanto si se compra un vehículo nuevo como si no.
  • Nueva fiscalidad: más ligada al uso que a la propiedad. Que pague más quién más contamine
  • Ayudas al coche eléctrico: ha llegado para quedarse pero necesita incentivos para rebajar las diferencias de precio con el resto de motores.

El empleo

"Es para estar más ocupado que preocupado" analiza Joaquín Ferreira, responsable de automoción de CC.OO "lo bueno es que tenemos una fecha para el fin de los motores de combustión: el 2040". Los trabajadores también esperan como agua de mayo un Gobierno con el que sentarse a hablar. De momento, el trabajo no se ha resentido "el empleo es estable, todavía estamos ahí, pero no sé cuánto vamos a aguantar" concluye Noemí Navas.

De la automoción dependen 80.000 empleos en las fábricas y 372.000 en la industria auxiliar. La situación actual no impacta de manera uniforme en todas las plantas. "Volkswagen y Seat están contratando, en otras plantas no renuevan a los eventuales..." explica Ferreira. Funcionan lo que se llaman los amortiguadores sociales, eres temporales o bolsa de trabajo con reducción de turnos o jornadas flexibles que se usan o no en función de los pedidos de cada planta.

Y eso mientras la automoción se prepara para el salto al vehículo eléctrico: "sobrará un 30% del personal como mínimo" explica Joaquín Ferrerira "y pensamos que va a sufrir mucho más la industria de componentes que las marcas de vehículos", concluye. Un problema añadido para un sector en la encrucijada