La camisa 2.0, ni se mancha ni contamina

  • Sepiia, una marca de indumentaria inteligente, acaba de ganar el primer premio en la III edición de MAD+ 2019

Una camisa blanca es para un hombre lo que un vestido negro para una mujer. Todos tienen una en su armario. Por eso fue la prenda escogida por Federico Sainz para desarrollar su idea: ropa que no se mancha, que no se arruga, que no acumula olores, que no amarillea, que tarda en envejecer y que es 100% reciclable. Con este planteamiento fundó en 2016 ‘Sepiia’, la empresa que acaba de recibir el premio MAD+ del Ayuntamiento de Madrid al emprendimiento social. El nombre se refiere al animal, dice, con la piel más inteligente y al color que mejor resiste al sol. La doble 'i' se explica por el deseo de alejarse del concepto de moda. Ellos hacen indumentaria inteligente.

A este ingeniero industrial y diseñador de moda, le sorprendía que la ropa, el objeto con el que pasamos más años a lo largo de nuestra vida, estuviera tan poco evolucionado técnicamente y se diseñara solo en base a la estética y no a la funcionalidad. Tras varios años trabajando en un laboratorio textil comprendió que a través de nuevas técnicas y nuevos materiales se podían fabricar prendas mejores y más sostenibles. Todo un avance para la segunda industria más contaminante del planeta, la responsable del 20% de los tóxicos que se vierten al agua y del 8% de los gases de efecto invernadero.

NIUS. ¿Por qué decidió hacer ropa diferente?

Federico Sainz. Producir camisetas que se venden a tres euros pasa por asumir el coste laboral de los países donde se fabrican (en Vietnam o Bangladesh el salario medio de un trabajador son 50 dólares mensuales por trabajar 16 horas al día todos los días de la semana) y por la ausencia total de una normativa medioambiental que controla (y encarece) el proceso de producción.

Cuando hace siete años empecé a trabajar en el sector ya se empezaba a hablar de la de sostenibilidad en la moda, pero había pocas alternativas. Se podía fabricar un producto con criterios más ecológicos, pero era el mismo producto a un precio más elevado. El cliente tenía que estar muy concienciado para decidir pagar más por la misma camisa, solo por el hecho de ser más respetuosa con el medio ambiente.

Comprendí que se podía hacer un producto muy tecnológico, muy diferenciado y además muy sostenible, para que el cliente pudiera elegir comprar una prenda con más prestaciones. Ya no es la misma camisa, es una con la que sabemos que el usuario tendrá un día más fácil y además está siendo producida en buenas condiciones.

NIUS. ¿Qué aspectos de la prenda intentaron cambiar?

F.S. Nos enfocamos en tres grandes bloques. El primero es reducir el cuidado de la prenda, porque lavarla y plancharla quita mucho tiempo y recursos. Además genera mucho impacto medioambiental.

También tratamos de aportar confort a lo largo del día al usuario. Así que fabricamos ropa cómoda, elástica, que no acumula mal olor gracias a un tratamiento antibacteriano y con una fórmula de nano-tecnología que consigue repeler los líquidos e impide que se manche.

Por último queremos que la ropa genere el mínimo impacto medioambiental posible, así que todo se produce en España para evitar la huella de carbono de su transporte y con certificados ecológicos y sostenibles. Además tratamos que tenga la mayor durabilidad posible, también desde el punto de vista del diseño. Fabricamos prendas atemporales que te puedas estar poniendo años aunque cambien las tendencias. Y diseñamos toda la prenda desde el principio para que pueda ser 100% reciclable y pueda tener una segunda vida.

NIUS. Son muchos aspectos para cambiar respecto a la fabricación habitual de ropa…

F.S. En el mundo de la moda hay dos grandes tendencias que se están empezando a mover poco a poco: la sostenibilidad y la tecnología. Nosotros en este último ámbito tenemos un desarrollo único, diseñamos un hilo especial que luego tejemos de una manera concreta y al que se le aplican tratamientos de acabado que le aporta diferentes cualidades. El primer prototipo lo hicimos en 2016. Empleamos el siguiente año y medio en someter a prueba el producto e hicimos una producción muy pequeña. Empezamos a vender un volumen interesante en el último año. Esperamos cerrar 2019 habiendo vendido cerca de 8.000 prendas y llegando facturar 700.000 euros.

En su web, único punto de venta para evitar intermediarios que incrementen los costes, se pueden encontrar diferentes modelos de camisas (84 €), corbatas (25€) y camisetas (35€). Todo para hombre, porque esta empresa ha decidido centrarse en la moda masculina de momento tras darse cuenta de que el mercado femenino tiene una serie de peculiaridades diferentes. “A ellas no les seduce de ponerse la misma camisa varios días seguidos”, explica Federico.

NIUS. ¿Cómo percibís el compromiso de las grandes marcas de moda con la sostenibilidad?

F.S. Es importante que el problema se esté poniendo encima de la mesa, pero me inquieta que muchas iniciativas que se llaman sostenibles no son más que una estrategia de marketing. Lo que es cierto es que poco a poco los clientes están más enterados, no les vale lo que diga la marca, y exigen datos reales sobre la producción de las prendas.

Los grandes productores dan pequeños pasitos, pero los que estamos fuera somos los que tenemos que proponer otras alternativas de consumo. Es muy difícil que la ropa que se ha diseñado para usar y tirar sea sostenible, aunque esté confeccionada con algodón ecológico.

De media las prendas low cost se usan cinco veces antes de tirarse, porque el mercado de la moda está concebido como una industria de rotación constante en la que tienen que durar poco para seguir consumiendo. Tenemos que tenerlo claro, la única prenda auténticamente sostenible es la que no se llega a producir.