Educación

Cómo elegir colegio hoy: pedagogías emergentes, valores y resultados reales para tu hijo

Elegir colegio ya no es solo una cuestión de cercanía o prestigio
Elegir colegio ya no es solo una cuestión de cercanía o prestigio. Freepik
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MadridUna de las decisiones más importantes que tienen que tomar las familias es la de escoger colegio para sus hijos. Hoy en día no es suficiente con fijarse en si está cerca de casa o no, también entran en juego otros factores igual o más relevantes como el enfoque pedagógico, los valores que transmite el centro o la manera en la que fomentan la autonomía, la creatividad o el pensamiento crítico. Las familias ahora disponen de un abanico de posibilidades que abarcan desde los colegios tradicionales hasta las propuestas más innovadoras.

La elección no es fácil, sobre todo porque no existe un modelo único e infalible. Lo que funciona para un niño puede que no lo haga con otro. Por eso, más allá de la reputación de cada propuesta, es esencial observar cómo implementan los métodos, se cuida el bienestar de los alumnos y qué tipo de relación existe entre docentes y familias. En este artículo analizaremos qué tipo de pedagogías emergentes existen en nuestro país y que importancia tienen tanto los valores como los resultados a la hora de escoger un centro educativo.

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Pedagogías emergentes, ¿qué modelos existen y qué ofrecen?

En los últimos años, muchas familias han empezado a interesarse por pedagogías alternativas al modelo tradicional, impulsadas por los avances en neuroeducación, la crítica a los métodos de memorización y una visión mucho más global del desarrollo infantil. Las nuevas propuestas conocidas como pedagogías activas o emergentes promueven un aprendizaje mucho más vivencial, personalizado y respetuoso con los ritmos de cada alumno.

Cada una de estas pedagogías emergentes tiene peculiaridades propias, pero todas comparten principios comunes: el niño es el protagonista en su proceso de aprendizaje, se fomenta la autonomía, el respeto por el entorno, el trabajo en equipo, la importancia del juego libre y la exploración como motores del conocimiento. Algunas de estas pedagogías son:

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  • El método Montessori se basa en un entorno preparado con materiales específicos, agrupaciones mixtas por edades y apuestan por la autodisciplina. La idea de este método es que el niño pueda aprender solo, a través de la manipulación, y siendo guiado por un adulto.
  • La pedagogía Reggio Emilia entiende al niño como un ser creativo, competente y con gran capacidad expresiva. Se prioriza la documentación del proceso del aprendizaje, la estética del entorno y el trabajo por proyectos en función de los intereses del alumnado frente a los libros de texto o pruebas estandarizadas. El adulto también actúa como acompañante y se fomenta una relación cercana con las familias de los alumnos.
  • La metodología Waldorf apuesta por una educación integral que sea un equilibrio entre pensamiento, sentimiento y voluntad. El juego es el motor principal para el propio aprendizaje y se introduce la alfabetización de manera más tardía, favoreciendo actividades artísticas, manuales y rítmicas.
  • Las escuelas al aire libre son una tendencia en crecimiento en España, trasladan una gran parte del currículo a entornos naturales basándose en la evidencia de que el aprendizaje mejora en contacto con la naturaleza, tanto a nivel cognitivo como emocional. Se desarrollan habilidades sociales, psicomotrices y de resolución de problemas en escenarios reales.
  • Las metodologías STEAM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Arte y Matemáticas) se están incorporando en muchos centros innovadores. Plantean retos interdisciplinares y reales que los alumnos resuelven juntos mediante el pensamiento crítico, la prueba-error y la creatividad. Esta pedagogía prioriza las competencias frente a los contenidos.
  • Las escuelas libres, o pedagogía democrática, plantean una ruptura mucho más radical con el sistema tradicional: no hay asignaturas, tampoco horarios fijos ni se evalúa de una manera convencional. Los niños son quienes deciden qué, cómo y cuándo quieren aprender, dentro de un marco de convivencia que se basa en la participación y el respeto mutuo.

Estas pedagogías no están libres de críticas, algunas acusan a otros modelos de falta de escritura, de existir una dificultad mayor de adaptación posterior o de elitismo por su elevado coste. A pesar de ello, cada vez más centros públicos y concertados están incorporando elementos de estas propuestas en sus aulas, como el aprendizaje por proyectos, la evaluación formativa o el trabajo emocional.

Valores y cultura del centro

Uno de los aspectos más determinantes a la hora de escoger un colegio es su cultura educativa: los valores que transmite, cómo entiende la convivencia y qué tipo de ciudadanía quiere formar. El ambiente que se respira día a día en el centro influye tanto o más que el propio currículo escolar.

Los valores del centro se pueden ver en sus prácticas cotidianas. Es esencial observar si el respeto, la igualdad o la justicia social son principios vivos en la comunidad escolar o simples lemas decorativos. Algunos centros priorizan la competitividad o el rendimiento individual frente a otros que prefieren apostar por la cooperación y el bienestar emocional, por lo que conviene valorar cuál se ajusta más a los valores que se quieren transmitir en casa.

De la misma manera que también es fundamental ver cómo trata a su personal docente, cómo hace que las familias se involucren en la educación de sus hijos o si tiene mecanismos reales frente al acoso escolar. Para descubrirlo, lo mejor es hablar con otras familias y observar cómo se relacionan los adultos con los niños.

Resultados académicos: no solo notas, también competencias

Muchas familias tienen dudas sobre si el colegio escogido preparará bien a sus hijos para el futuro. Pero, limitar esa evaluación a las notas o aprobados en la PAU puede hacer que se tenga una visión muy parcial y sesgada.

Los resultados relevantes son los que reflejan el desarrollo integral del alumnado: capacidad para resolver problemas reales, trabajar en equipo, comunicarse de manera eficaz, aprender por sí mismos y adaptarse a diferentes contextos.

Es fundamental consultar cómo evalúa cada centro el aprendizaje: si se aplican exámenes convencionales o si incluye rúbricas, autoevaluaciones, proyectos, observación directa… De la misma manera que también conviene saber si los alumnos salen del centro sabiendo trabajar por objetivos, enfrentarse a retos complejos o teniendo dotes comunicativas. Lo que debería importar es qué saben hacer los alumnos cuando terminan su escolarización, qué herramientas se llevan y si están preparados para el mundo que les espera.