Masas de aire cálido vs masas de aire frío: las consecuencias para ti de esta lucha de titanes

Marcos Fernández 02/03/2018 16:14

Eso es exactamente lo que estamos viendo durante esta semana en la que ha nevado de forma generalizada en toda la mitad norte y ha llovido también de forma uniforme y abundante en toda la mitad sur. Las responsables son las masas de aire frío y de aire cálido que se han encontrado en la Península Ibérica.

No ocurría un choque tan contrastado y evidente desde enero de 2010. Precisamente, en aquel año ocurrió a la contraria, es decir, la nieve cayó con ganas en la mitad sur al tiempo que una masa de aire cálido arrastraba de sur a norte el frío polar que había acampado a sus anchas en la Península. En aquel momento, nevó en ciudades como Córdoba, Cáceres o Badajoz. Fue el momento de la gran nevada del 10-11 de enero en Madrid.

¿Por qué se rompe el equilibrio?

El choque de masas de esta semana no es extraordinario, pero no ocurre todos los días. Normalmente, las masas de aire frío, como la ola de frío siberiana, y las masas de aire cálido se desplazan y se suceden unas a otras. Esto permite que el tiempo fluctúe y pasemos de temperaturas frías a otras más agradables y la nieve dé paso a la lluvia o al tiempo seco y soleado. Siempre están en movimiento y son las que marcan el tiempo que hace día a día.

Basta que el vórtice polar se rompa para que las piezas del puzle de masas de aire se desencajen y cambien las reglas del juego. Cuando esto sucede, el tiempo se da la vuelta y encontramos situaciones extraordinarias como las que hemos vivido estos días en la Península: ver caer nieve en A Coruña o una intensa nevada en Santander es algo que ocurre cada varias décadas y nos ha tocado presenciar uno de los choques de masas más evidentes de los últimos años.

¿Qué ocurre en el choque de masas?

Siempre gana el más fuerte. En este caso, la masa de aire cálido ha entrado potente en la Península y se ha encontrado con los flecos de la masa de aire frío siberiana, que no nos afectaba de lleno. Si nos hubiera golpeado plenamente la victoria hubiera caído del otro lado, aunque no en todos los lugares nos habríamos librado de las nevadas.

En este caso, la masa de aire frío no estaba totalmente asentada en la Península. Tan solo nos mostraba los dientes mientras en el resto de Europa tiritaban. Gracias a este corto recorrido sobre nosotros, la masa de aire cálido ha conseguido imponerse. Pero, en el punto y momento de encuentro el combate meteorológico que desencadena provoca precipitaciones de intensidad en forma de nieve seguidos de ascensos súbitos que dan lugar a la fusión de la nieve y fuertes chubascos en forma de agua.

Además, en nuestro caso, estas masas de aire cálido llegan acompañadas de mucha humedad, ya que cargan su artillería en el Atlántico depositando grandes cantidades de lluvia que, en casos como el actual, van a venir como agua de mayo para el cauce de los ríos y el agua embalsada en una situación de sequía extrema.

Pero, quizás, lo más evidente es el vaivén de temperaturas, que pueden subir o bajar de forma súbita 10 o 15 grados (en apenas 12 o 24 horas).

Grandes tormentas

Este fenómeno es el más característico y es la seña de identidad de esta lucha de masas atmosféricas. Las tormentas suelen ser producto de repentinos cambios de masas de aire, fría y cálida.

Cuando ambas chocan, sobre todo a la inversa, es decir, cuando la fría se impone a la más cálida, se desencadenan enormes tormentas que descargan con violencia y dejan incluso pedrisco y desplomes térmicos importantes.

Estas tormentas pueden ser engelantes, uno de los fenómenos meteo más raros y espectaculares. Podría haber ocurrido perfectamente en nuestro país aunque no suele darse. Sí es más propio de países como Canadá o EEUU donde se suelen encontrar ambas masas y dan lugar a la fusión de la nieve antes de caer y tocar el suelo o cualquier superficie. Como la temperatura es tan baja a este nivel, el agua vuelve a congelarse convirtiendo todo en una pista de hielo.

Si las temperaturas hubieran caído aún más estos días, no podemos descartar que esto hubiera ocurrido. De hecho, ha ocurrido no muy lejos de nuestro país. El centro y norte de Francia han asistido a este fenómeno durante la jornada del jueves convirtiendo las carreteras en auténticas pistas de hielo.

En verano, sin embargo, este choque se materaliza en fortísimas granizadas y descensos muy bruscos de la temperatura. Teniendo en cuenta lo movida que ha empezado la primavera meterológica no podemos descartar nuevas sorpresas de choque de masas. De hecho, en torno a finales de marzo o el mes de abril suelen producirse estas situaciones que no hacen más que reflejar la transición del invierno al verano en la atmósfera.