¿Cómo se forma? ¿Por qué algunos son gigantes? Curiosidades sobre el granizo

Marcos Meteoralia* | Meteoralia 24/11/2016 17:10

Precisamente, los cambios tan bruscos, como los de estos días, con nevadas intensas en zonas de montañas e importantes cantidades de lluvia distribuidas por casi toda la Península son consecuencia de esa batalla que se libra en la atmósfera. El refranero se hace eco de este tiempo tan variable y nos dice, en otros, aquello de "marzo loco y abril otro poco". Aunque febrero tiene la fama de ser un mes impredecible, la primavera también nos sorprende, a menudo, pasando del frío al calor y viceversa en cuestión de horas.

El meteoro clásico que mejor representa la convivencia de masas de aire cálido con masas de aire frío son las tormentas y el granizo que puede llegar a caer en este tipo de situaciones, que se caracterizan por ser de corta duración, pero muy intensas. Algunas granizadas pueden llegar a teñir el paisaje de blanco confundiéndose con la nieve del invierno, pero nieve y granizo son meteoros distintos.

Los granizos más espectaculares que se han visto, con un diámetro mayor que el de una pelota de golf, se originan en un tipo de tormentas que reciben el nombre de supercélulas. Si bien no son exclusivas de la primavera, esta es la mejor estación para observar dicho tipo de fenómenos asociados a la meteorología severa o extrema.

En algunos estados de EEUU están más que acostumbrados a las supercélulas. Los cazatormentas, que viven de perseguir y capturar estos espectaculares focos tormentosos, dan fe de ello en infinidad de sitios web para los aficionados a la Meteorología, algo muy común en Norteamérica.

Pero, no tenemos que irnos tan lejos para reportar sucesos relacionados con las granizadas o tormentas de granizo. Esta misma semana, con el paso de varios frentes muy activos, sobre la Península, un intenso chubasco acompañado por granizo complicó la circulación en la Autovía de la Plata con 16 heridos, cuatro de ellos graves, en un accidente en el que se vieron implicados 15 vehículos.

Seguramente que muchos de los presenciaron esta y otras granizadas se habrán preguntado en algún momento qué sucede en la atmósfera para que caigan estas bolas de hielo, que se mantienen flotando en el interior de las nubes tormentosas hasta que, finalmente, precipitan.

En primer lugar, la formación del granizo necesita nubes de gran desarrollo vertical y una temperatura de -15ºC. Estas son las nubes clásicas de tormenta que solemos ver en verano, que crecen formando grandes cumulonimbos que pueden llegar a alcanzar varios kilómetros de altura. Cuanto más crece y más espectacular se contempla desde el suelo, más intensa será la tormenta que desencadena.

En el interior de esta tormenta en gestación tiene lugar fuertes ascensos de aire convectivo, un choque de corrientes de aire cálido y frío, que son el embrión del fenómeno tormentoso. Cuando esto sucede, se genera una gran cantidad de vapor de agua que permite que los granizos se mantengan en suspensión en el interior de la nube.

Esta mecánica de la física meteorológica también permite que los granizos crezcan, en ocasiones, hasta alcanzar tamaños tan desorbitados que de caer sobre zonas pobladas son un auténtico riesgo para las personas que se encuentren con la tormenta.

¿En qué punto los granizos dejan de quedar suspendidos en el interior de la nube convectiva? En el momento en que han alcanzado un peso que vence a la fuerza de sustentación. Ahí es cuando precipitan con toda la virulencia contra el suelo.

Si recogemos uno de estos granizos y lo partimos, observaremos que su interior está formado por varias capas, como si fuera una cebolla. Esta distribución refleja las diferentes fases de formación por las que ha pasado hasta que ha precipitado la tormenta. Cada una de las capas corresponde a una fase. Y es que el granizo se forma por acreción a partir de las gotas de agua superenfriadas que estaban presentes en aquellas nubes de gran desarrollo vertical.

Al chocar unas con otras se van congelando y van formando las capas de cada uno de los diferentes granizos hasta que, al final, superan la fuerza de sustentación y caen. Generalmente, alcanzan entre los 5 y los 50 mm de diámetro, pero pueden superar este tamaño.

La agitación tan violenta a la que se ven sometidos en la parte superior de los cumulonimbos se observa también en las secciones del granizo. Cuando se parte uno de ellos es fácil distinguir capas de hielo blanco frente a capas de hielo transparente. Las primeras responden a la presencia de aire en la fase de ascenso, que ha quedado atrapado en el proceso de congelación mientras que en el segundo caso, que corresponde a la fase de descenso, la capa de hielo se disuelve y el aire es desplazado.

Afortunadamente, el granizo en su caída se va derritiendo y va perdiendo capas de la bola de hielo original. De este modo, cuando llega hasta nosotros ya es bastante más pequeño de lo que era en su origen.

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*Marcos Fernández (@marcosfdezfdez) es periodista especializado en Meteorología.