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Las fuertes lluvias registradas en la ciudad turística de Atami, en Japón, han causado inundaciones y deslizamientos de tierra que se han tragado más de un centenar de casas y han causado al menos 7 muertos. El caos es absoluto.
Las autoridades japonesas han confirmado este martes que la cifra de fallecidos a causa de un corrimiento de tierra en la prefectura de Shizuoka ha ascendido a siete, y decenas de personas siguen desaparecidas.
La ola de barro, agua y escombros se ha llevado por delante alrededor de 130 edificios de la ciudad. Previamente, las autoridades habían ordenado desalojar a más de 35.000 personas ante el peligro inminente del temporal del pasado fin de semana.
En 24 horas, se registró una cantidad de lluvia superior a la que suele caer en todo el mes. Esto desató el caos al provocar un deslave (o deslizamiento de tierra) ladera abajo que podría además deberse a otra causa: una acumulación de tierra relacionada con una obra, según ha anunciado el gobernador de la prefectura de Shizuoka, Heita Kawakatsu.
Las imágenes revelan que un kilómetro más arriba del lugar del incidente se había acumulado una gran cantidad de tierra en una franja de 100 metros de largo junto al río, lo que habría afectado a la capacidad de la montaña para absorber el agua. El estudio compara los datos topográficos de 2010, antes del inicio de la obra, con los actuales.
Gran parte de esta tierra acumulada habría sido arrastrada por las aguas tras días de intensas lluvias. El deslave ha desplazado hasta 100.000 metros cúbicos según las estimaciones, de los que al menos la mitad corresponderían a la tierra desplazada para la obra.
En los próximos días las autoridades esperan localizar más cuerpos de los desaparecidos, mientras los residentes desplazados aguardan para poder regresar a sus casas, de las que probablemente no quede nada.