{{#section.link.href}}
{{section.link.title}}
{{/section.link.href}}
Lo que se ha vivido en Cala Murta en Mallorca ha sido totalmente apabullante. Una ola golpeó edificios, pasando por encima de ellos e inundando los tejados de las casas cercanas a la costa. Los vecinos creyeron que se trataba de lluvia al ver caer el agua sobre sus patios, pero no era más que un reflejo de los efectos del fuerte temporal marítimo que azota desde el lunes el Mediterráneo. De hecho, se han registrado dos récords históricos de olas más altas en el Mediterráneo, superando los 14 metros de altura (según Puertos del Estado), ambas en Baleares. Te contamos por qué el temporal que ya va amainando ha sido tan intenso.
Los principales afectados por la borrasca Gloria han sido sin duda los paseos marítimos de la costa mediterránea. Hemos visto imágenes del mar tragándose playas y calles e incluso locales y viviendas, así como de olas que se asemejaban más a las típicas que suelen registrarse en la fachada atlántica peninsular. Muchos meteorólogos han calificado a este temporal de "extraordinario" por la magnitud de los fenómenos adversos propiciados: lluvias torrenciales, rachas de 110 km/hora, nevadas copiosas y olas de 10 m.
Después de que el lunes se batiese el récord de ola máxima en la isla Dragonera, en Baleares (pegada a Mallorca), con 14,2 metros de altura, el martes el temporal marítimo lo ha superado. Esta vez se ha producido en Menorca, concretamente en Mahón, donde ha alcanzado los 14,8 metros.
Una conjunción de diferentes factores atmosféricos ha sido la encargada de potenciar el poder destructor de la borrasca Gloria, que va ahora debilitándose a medida que se desplazaba hacia el sur peninsular -aunque se espera que deje mucha lluvia por allí-. No podemos entender su alcance sin analizar lo que ha ido sucediendo en nuestra superficie. La unión de las bajas presiones con la entrada de viento desde Europa, sumándose a la humedad del viento del Mediterráneo han sido los factores condicionantes, pero eso no es todo.
Hay un tercer condicionante que ha empeorado aún más la situación: un potentísimo anticiclón que ha batido récords en Reino Unido. Su posición, sumada a las bajas presiones descolgadas sobre la Península Ibérica, ha canalizado mucho viento frío de origen continental que ha alimentado las nevadas e intensificado las rachas de viento.
Baleares no ha sido la única que ha notado los estragos del temporal. Desde el lunes la inestabilidad se fue abriendo paso al nordeste peninsular, dejando un mar muy revuelto en zonas de Cataluña. El agua rompía con fuerza en Punta Montgó, en Girona, y escalaba la montañas hasta llegar de lleno a las viviendas situadas en primera línea de playa. De igual forma, en pleno puerto de Barcelona, el mar suponía todo un peligro para las embarcaciones e incluso para turistas que paseaban por las inmediaciones.
Habrá que seguir teniendo cuidado en el litoral catalán porque el riesgo de mala mar continuará como mínimo hasta el jueves, aunque se esperan olas de menor altura que las registradas en jornadas anteriores. Aun así, será necesario extremar la precaución porque la inestabilidad no va a despedirse por el momento.