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El vaivén de lluvias y frío está coincidiendo esta semana con la inevitable cuarentena por el coronavirus que nos tiene entre cuatro paredes. Cada día más es un día menos y si algo nos devuelve en parte a la normalidad es mirar por la ventana, por eso que la atmósfera nos dé tema de conversación no está de más. Ahora el sol empieza a dejarse ver después de las tormentas que se han sucedido desde el domingo, pero el fin de semana se presenta, de nuevo, óptimo para #quedarseencasa.
La Dana (depresión aislada en niveles altos) que se desgajó de la circulación atmosférica entre el domingo y el lunes avanza actualmente camino a las Islas Canarias, y está siendo ayudada en superficie por las bajas presiones responsables del viento de levante de sopla en el Estrecho. A su paso por la Península, además, estos vientos están arrastrando desde el norte de África la polvareda de partículas de arena que han levantado en el Sáhara.
El resultado será un cielo más enturbiado de lo normal y unos índices de contaminación por estas partículas poco favorables para la salud, aunque, eso sí, se nota la ausencia de tráfico en la capital, donde los niveles de NO2 se han desplomado con respecto a hace unos días.
Cielos anaranjados por la calima, como decimos, pero también más despejados. Las nubes se disipan ya en todo el país a excepción del sur, puntos de la vertiente mediterránea como la Comunidad Valenciana y el norte del archipiélago canario.
En el resto volvemos progresivamente a los 20ºC que se quedarán con nosotros hasta el jueves, a la espera de una nueva perturbación, concretamente una Dana que va a aislarse al oeste de la Península el viernes para traer más lluvias y un nuevo desplome de los termómetros que tendrá continuidad el sábado.
De los más de 20ºC en buena parte del país y el sol radiante pasaremos a una temperatura máxima de menos de 16ºC en general y precipitaciones repartidas por buena parte de España. Esta vez, al contrario que el lunes, serán menos frecuentes en el nordeste peninsular y más en el suroeste.