Apenas unos minutos bastaron para que se sembrara el caos en Zaragoza. Una gigantesca tormenta se plantó sobre Zaragoza y allí arrasó calles enteras, produciendo colapsos en las tuberías, inundaciones en museos y coches encallados en las vías con la gente mirando, con estupefacción, todo lo que ocurría a su alrededor.
Incluso en las mismas casas se vio cómo durante la fuerte tormenta salía agua sin parar por los fregaderos en primeros pisos a toda potencia. Según ha informado la Aemet, "no es habitual que esto ocurra, pero si el alcantarillado viene hasta arriba de zonas más altas de la ciudad, el agua puede subir por presión hidrostática por los sumideros".
Todo, acompañado de un descenso de 14ºC en menos de dos horas, granizadas, y unas rachas de viento de 100 km/h, que se llevaron por delante terrazas y sobre todo vegetación urbana. Según los servicios de emergencia, medio centenar de árboles fueron arrancados de cuajo (algunos de tamaño importante) del suelo en ese intervalo, lo que contribuyó a que en la ciudad se produjera el colapso total.
Por supuesto, los servicios de transporte urbano fueron los que más sufrieron las consecuencias de la tormenta. Por ejemplo, el servicio del tranvía que circula por todo el centro de la ciudad tuvo que interrumpirse por la cantidad de ramas que cayeron sobre la vía.
También se cortaron las calles importantes como la avenida de Navarra en ambas direcciones, por la acumulación de agua en la calzada, y otras como Cesáreo Alierta, la avenida Puente del Pilar, varias calles del entorno de Sagasta y Tenor Fleta, el Paseo de la Mina con Asalto, el paseo de Longares y la calle Cosuenda.