La crisis en Castilla y León vuelve a dejar en evidencia la incomodidad del PP con el debate del aborto

  • Génova hace malabarismos para no ahuyentar a los votantes socialistas a los que intenta convencer de que voten a Feijóo y no soliviantar a su electorado más conservador y católico

  • El PP recupera en el Senado los tres días de reflexión antes de aborta en sus enmiendas a la actual reforma del aborto que se aprobará definitivamente a principios de febrero

  • Los enredos del PP con el aborto: mantiene un recurso contra la ley de plazos que ya dan por superado, y ponne la línea roja en las menores de 16 años frente al criterio de Ayuso

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, sigue mudo ante las "majaderías" -así lo califican desde su entorno más próximo- del vicepresidente de Castilla y León de Vox, Juan García Gallardo y el protocolo antiabortista que tras cinco días de intensa polémica, ahora resulta que nunca existió. Un silencio que evidencia la enorme incomodidad que suscita este debate tóxico entre los populares.

El aborto ha sido siempre 'Kriptonita' para el Partido Popular. Sus rivales políticos a derecha e izquierda lo saben y no dudan en utilizarlo para debilitarles de tanto en tanto. Esta vez el ataque viene del lado de Vox que ha conseguido meter de lleno en este avispero a los populares al poner sobre la mesa unas medidas antiabortistas calcadas a las del presidente de Hungría, el ultraderechista Viktor Orban. Una maniobra para intentar frenar que se le vayan votos al PP como reflejan las encuestas y que también aprovecha el Gobierno de Pedro Sánchez para ir a degüello contra Feijóo.

En un año electoral clave, este debate puede afectar a la estrategia de Génova de ocupar el centro y ahuyentar al casi millón de votantes socialistas desencantados con el 'sanchismo' a los que quieren convencer para que elijan ahora la papeleta del Partido Popular. Al mismo tiempo Feijóo tampoco puede descuidar su flanco derecho y eso le obliga a hacer malabarismos para no soliviantar a su electorado antiabortista que todavía no se ha marchado a Vox.

Ayer mismo un cargo del PP andaluz defendía las medidas de Vox para "evitar asesinatos" en Castilla y León mientras desde la sede nacional de Génova su portavoz de campaña, Borja Sémper, decía todo lo contrario y cargaba contra la formación de Abascal por ser un "chollo" para el Gobierno de Pedro Sánchez.

"Ahora estamos en el justo centro con unas sensibilidades muy polarizadas", admiten fuentes de la dirección del PP aunque advierten de que nunca van a caer en "las majaderías" de los dirigentes de Vox en cuestiones como esta del aborto o la violencia de género.

El PP recupera los tres días de reflexión para abortar

Eso no significa que el PP no esté diametralmente en contra de la actual reforma de la ley del aborto que en estos momentos se tramita en las Cortes, Votó 'no' en en el Congreso y ha presentado hasta 75 enmiendas al texto en el Senado además de reclamar su retirada. Entre otras cuestiones los populares quieren recuperar los tres días de reflexión para abortar, eliminar las listas de médicos objetores de conciencia o que la información que se le dé a las mujeres sobre este proceso se produzca con anterioridad de forma verbal y también escrita. (Puede consultar las enmiendas del PP aquí).

Hay que normalizar la diferencia. En temas morales es normal que pensemos diferente porque dentro del partido hay distintas sensibilidades. Eso no nos incomoda

"Hay que normalizar la diferencia. En temas morales es normal que pensemos diferente porque dentro del partido hay distintas sensibilidades por diferentes motivos y tenemos gente muy diversa. Eso no nos incomoda", explican desde el equipo de Feijóo que pone la línea roja en el tema del aborto en las menores de 16 años sin consentimiento paterno. "Es un punto de encuentro global de todos nosotros y en el que todos estamos de acuerdo", añaden.

Eso no es del todo así. La presidenta Madrid, Isabel Díaz Ayuso, no dudó en dejar fuera de juego a Feijóo al apoyar que las embarazadas de 16 y 17 años abortaran sin necesidad de pedir permiso a sus padres. Un ejemplo más de las distintas sensibilidades que coexisten en el seno del PP con un tema tóxico para Génova y que les ha metido en más de una ocasión en un lío.

La no reforma del aborto que le costó el ministerio a Gallardón

  • El Partido Popular aún tiene pendiente que el Tribunal Constitucional resuelva el recurso que Federico Trillo, miembro del Opus Dei, presentó contra la ley del aborto de Zapatero en 2010. Los populares querían cambiar la actual ley de plazos para volver a la de supuestos de 1985, se manifestaban en contra de la posibilidad de abortar en las catorce primeras semanas "por la mera decisión de la madre" y comparaban la ley del PSOE con los nazis por permitir el aborto por malformación. Un recurso que lleva dormido en un cajón 12 años y que podría resolverse en plena campaña electoral una vez que hay una mayoría progresista en el tribunal de garantías. "Esperamos que de una vez se manifieste el Constitucional", dicen en el PP que ahora considera superado el contenido de ese recurso.
  • Mariano Rajoy se comprometió a derogar la ley del aborto en 2011 para contentar a su electorado más conservador y católico pero cuando llegó el momento de la verdad echó marcha atrás llevándose por delante la carrera política del entonces ministro de Justicia, Alberto Ruíz Gallardón. Gallardón impulsó la norma más dura de la democracia en la que incluso se eliminaba la malformación del feto como supuesto para abortar. Los populares se la pegaron en las elecciones europeas y los barones autonómicos como Alberto Núñez Feijóo reclamaron rebajar el texto para evitar una debacle en las autonómicas de 2015 coincidiendo con un PP en sus horas más bajas.
  • El espinoso asunto del aborto resucitó con el nuevo líder del PP. Pablo Casado se metió en más de un charco por esta cuestión. Dijo que había que volver a la ley de 1985 para "financiar las pensiones". Después aseguró que era bueno que las mujeres supieran "lo que llevan dentro" antes de abortar o que el aborto "no es un derecho de las mujeres" mientras la dirección de su partido marchaba junto a Vox en una manifestación provida. Su fichaje estrella. Adolfo Suárez Illana, también la lió al comparar a las mujeres que deciden abortar con los neandertales. Feijóo volvió a manifestar su incomodidad por esa escalada verbal y convenció a Casado para que aflojara con el tema del aborto.

Ahora convertido en presidente del PP el tema del aborto le vuelve a estallar a Feijóo esta vez por cortesía de Vox. Justo cuando enfrenta la primera meta volante de las elecciones de mayo en su carrera hacia La Moncloa. El aborto nunca ha sido una preocupación para los españoles y en el último CIS de diciembre ni aparece como uno de los principales problemas. Todo eso lo saben en Génova. Toca establecer un cortafuegos que les aísle de la polémica surgida con el protocolo antiabortista de Castilla y León y de la pinza del PSOE y Vox.